por Antonio Malacara / Desde Abajo
El jazz es muchas cosas (permítanme descubrir el hueso del agua tibia); sus códigos nacieron múltiples y se siguen multiplicando cada dos segundos y medio. Aunque, por supuesto, hay guías, hay clásicos, hay rutas trazadas, hay estándares. Por otro lado, en la otra esquina, también hay nuevas músicas, nuevos conceptos que apenas evidencian ecos laterales de lo que alguna vez fue jazz, y que ahora son otra cosa –endilgándoles la ambigüedad de música de vanguardia nos sacudimos de golpe el problema de identificación–.
Pero hay también hay un jazz contemporáneo… un nuevo modo (más allá del modal) de apropiarse de todos estos códigos, de darles nuevas lecturas, nuevas formas de abordarlos y bordar en ellos, desde ellos, y sin abandonar un solo instante ni las esencias ni la gramática vertebral, armar un nuevo ente con tu propia versión de los hechos.
Eso es más o menos lo que hace Javier Reséndiz en su más reciente propuesta: The piano and drums project, para el cual invitó al baterista Jorge Fernández para complementar este nuevo viaje a dueto (y nuevo es un decir, pues ya desde finales de 2008 Reséndiz anunciaba las primeras dosis del proyecto).
Aunque el disco sí es nuevecito. Javier Reséndiz y Jorge Fernández van a presentar The piano and drums project el próximo 7 de mayo, a partir de las siete y media de la tarde, en un concierto gratuito en el auditorio Blas Galindo, al oriente del Centro Nacional de las Artes (Río Churubusco y Tlalpan).
Tocar a dúo de piano y batería es ya de por sí un reto, desafío que Javier y Jorge asumen con plenitud. Ambos logran dialogar con soltura, casi con los ojos cerrados, aunque sus respectivas habilidades técnicas hacen fuertes y recurrentes contrastes a lo largo de todo el disco. Veamos.
Reséndiz es un músico fuera de serie; aborda y desborda la enorme gama del piano hasta sus últimas consecuencias, y reta, incluso, a la misma gravedad con duetos rítmicos junto a los tambores de su compañero (Paths es era el título alternativo de este disco). Los trazos y la firmeza de su mano izquierda nos muestran el rigor de la música clásica, mientras la luz de sus composiciones y de sus despreocupadas líneas de improvisación evidencian su formación jazzística. Un agasajo, pues.
Jorge Fernández, por su lado, deja en claro su musicalidad y su apertura al porvenir y al porllegar. Las conversaciones instrumentales con su socio (los famosos interplays) son ágiles y directas, como si se conocieran de siempre (y hace apenas un par de años que se encontraron). Pero a Fernández le hace falta firmeza en el pulso a la hora de trazar –sus líneas son de pluma, diría un muralista–. No basta con las ganas y el entendimiento, se necesita pulir al máximo el manejo de los pinceles… y junto al poder de Reséndiz, pues esto se patentiza todavía más.
En el terreno de la composición la realidad del baterista es muy diferente; los dos temas que aporta en el compacto son totalmente frescos y disfrutables. El primero es To Lennie, espiral de imágenes entrecortadas y abstractas, mientras Encuentro cierra el disco con una suerte de transparencias que evocan un blues valseado de hace medio siglo que casi de inmediato rompe sus prismas para instalarse en el futuro… bueno, mejor compren el disco y escúchenlo.
Todos quienes han disfrutado a Javier Reséndiz en todas sus facetas, con Verónica Ituarte, Nela Terrazas, Arturo Cipriano, Juan Alzate, Ethos –hace no mucho formó un privilegiado cuarteto de free al lado de Aarón Cruz, Hernán Hecht y Daniel Zlotnik–, podrán presenciar en The piano and drums project la madurez instrumental y conceptual de uno de los mejores músicos jóvenes que el jazz de estas tierras ha parido. Y eso es siempre un buen motivo para comprar un disco y abrir una botella de vino. Salud.
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