Cuando López Obrador salió de la jefatura de Gobierno de la CDMX en el 2005 con el 80 % de aprobación, sus opositores lo descalificaron. Pero la realidad les avasalló de tal manera que tuvieron que operar un fraude para impedir que asumiera la Presidencia en el 2006. Ahora que, ya siendo presidente, AMLO supera el 60 % aún sendo víctima de una campaña permanente de ataque mediático, sus adversarios tampoco salen del asombro. ¿Qué son capaces de hacer para intentar impedir el avance de su Gobierno? Porque de aceptar que otro México está en construcción, no, no quieren.