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miércoles, octubre 16, 2024

Joker: Folie à Deux: entre el autosabotaje, la pésima representación y la histeria conservadora

El 19 de noviembre de 1992, salió al aire un capítulo de la mítica Batman: The Animated Series titulado Joker’s Wild, donde Cameron Kaiser, un amigo millonario de Bruce Wayne, decide inaugurar un casino temático sobre Joker, ante la atónita y aversiva mirada de la socialité de Gotham City… a pesar de las malas críticas, el casino sigue adelante pero, como no podía ser de otra manera, Joker se entera, enfurece por el uso de su imagen, y decide escapar del Arkham Asylum e intentar volarlo en mil pedazos… hacia el final [mini spoiler del capítulo] resulta que el fifí en cuestión se fue a la quiebra por los costos de construcción del casino y el uso de la imagen de Joker era solo una provocación para que el príncipe payaso del crimen lo destruyera y el Junior pudiera cobrar el seguro y recuperar una inversión mal planeada.

El anterior, fue uno de mis tres pensamientos recurrentes durante y después de las 2 horas con 18 minutos que estuve en el cine viendo Joker: Folie à Deux … no pude evitar pensar que Todd Phillips, director y coguionista de la controvertida película, tuvo algún problema muy, muy fuerte con la directiva, o de Warner o de DC Studios, quienes probablemente intentaron meterse en su visión y entonces el cineasta, al más puro estilo de Banksy, decidió que su única salida era dinamitar su propia obra.

Sus muy, muy mínimos defensores han alegado que la película es un postulado artístico adelantado a su época que la gente no está entiendo hoy, pero con el tiempo lo harán… y tal vez en unos años quedemos igual de estúpidos como aquellas críticas que en su momento odiaron El Exorcista, El Resplandor, Blade Runner, y tantos y tantos filmes que hoy en día tienen estatus de culto… pero mientras tanto, la idea del autosabotaje no dejaba de rondar mi cabeza durante el enésimo cover descafeinado interpretado por sus protagonistas.

Porque, vamos, en la conclusión de este escrito no va a haber sorpresas: Joker: Folie à Deux NO es una buena película… Aunque donde tal vez sí haya controversia, es que tampoco creo que sea el mega desastre que todo mundo clama desde su rincón narcisista en las redes (al menos no todo en ella) … Y no, no tiene nada que ver con que sea un Musical (aunque hay que decirlo: es uno malo), ni en que se pase por el arco del triunfo cualquier Lore creado desde el noveno arte del que tal vez sea el mejor y más popular villano de los comics. Joker 2 es una mala película, porque el punto más bajo de este filme, es un guion lleno de contradicciones que va de lo sublime (err… más o menos), a lo francamente ridículo.

Matar a tu propio monstruo y morir en el intento

El segundo pensamiento recurrente que tuve durante todo el metraje, fue la idea enquistada de docente, cuando tus estudiantes deciden dividirse un trabajo y juntarlo el mismo día de su presentación, solo para darse cuenta de que cada quien tenía una visión distinta, una estructura diferente y que alguien le puso a su documento profesional puro Comics Sans como tipografía… al final, te entregan en tiempo y forma el proyecto, pero aquello es el epítome de la entropía. Así se siente el guion de Todd Phillips y Scott Silver: mientras que por instantes parece ser profunda y cargada de una crítica fulminante a la misma cultura que ayudó a enaltecer en su primera parte, en otros momentos todo, absolutamente todo, se va al carajo.

Por el lado positivo, el principal motivo que me hizo No odiar la película y no poder decir que esta secuela es la «basura» que claman de forma dramática tantas personas, es porque al menos intenta matar la bestia que el mismo Phillips despertó:

La primera película sufrió del virus cada vez más común de la mala interpretación de los grupos fundamentalistas de enaltecer figuras construidas para ser criticadas, y que ven “héroes” donde debe haber solo sujetos de estudio, como puede ser este mismo Joker, Homelander, Rorschach, Frank Castle, Anakin Skywalker, Walter White, Don Draper, Travis Bickle, Tony Montana, Tyler Durden, Jordan Belfort y una interminable lista de etcéteras (y ojo, que no es malo que disfrutes sus productos – a mí me gustan la mayoría de las series, cómics y películas de los mencionados personajes – mientras lo veas como mero entretenimiento y a lo mucho, una fantasía masculina de romper brutalmente los contratos sociales… pero jamás como «Role Models»)… estos grupos tomaron una película sobre Arthur Fleck – la representación de un perdedor y el resultado de los problemas de anomia social, de desigualdad, de la falta de apoyo institucional a la salud mental, de la incapacidad de crear relaciones afectivas sanas y de la frustración de tres generaciones hacia el Capitalismo Tardío / Realismo Capitalista –  y lo elevaron a figura de icono absoluto de la cultura Incel como el hombre incomprendido que se siente un guerrero contra las mujeres que no lo miran y contra una sociedad que amenaza sus privilegios y poco a poco está moviéndose hacia ideas de igualdad y no discriminación.

Y es muy probable que Todd Phillips, al ver en lo que se convirtió su retrato del perdedor definitivo, escribió un guion que volviera a bajar al infierno social a su personaje traumado, dejando claro que, ser o querer ser como Arthur Fleck, es una alerta roja como individuo, un signo de necesidad de conciencia ante los cambios sociales, y una consecuencia de la desatención del sistema político hacia la salud mental y su acceso público.

Así que, sí, ahí no se puede más que aplaudir (o al menos respetar) al director por cometer suicidio comercial con tal de establecer su visión social y autoral ante una sociedad de odio y un estudio cinematográfico que probablemente (y aquí solo especulamos, pero ya sabemos cómo Warner es especialista en pegarse disparos en el pie) intentó ultrajar su visión de la manera más burda posible…

… Pero entonces, cuando esto pudo haber sido un postulado del cine como manifiesto de autor, y un autosacrificio comercial en pos de una nueva visión social, Joker: Folie à Deux comienza a caminar en zigzag en su trama, y se convierte en una nueva espiral de autocensura moral en favor del statu quo, a través de un personaje que ninguno de los dos escritores fue capaz de construir de manera medianamente decente: Lee Quinzel.

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joker folie à deux

Revisitando la película original, Joker de 2019, mi principal preocupación es que hubiera envejecido mal y realmente sí fuera como lo que sus fans conservadores ven: no un retrato, sino una apología de la cultura Incel… pero lo cierto es que lo realmente crítico a esta primera película, sigue siendo ese tufo rancio de criminalizar la protesta en sus últimos 10 minutos. Por ende, la intención de su director de retratar lo más bajo y arrepentido posible a Arthur Fleck en su secuela, ciertamente es una ruptura argumental con el final de su predecesora, pero más o menos tiene sentido desde la intención de recular… el problema deviene con un guion amorfo que termina por hacerle sombra a su postulado al momento de que Todd Phillips y Scott Silver firman lo que, me queda claro y sin lugar a dudas, es la PEOR representación que se ha hecho del personaje de Harley Quinn en cualquier medio:

Como personaje, Harley Quinn ha evolucionado en más de tres décadas de ser un alivio sexual y mero “Patiño” de Joker, a convertirse en un icono del despertar y rebelión feminista; que pasó de secuaz violentada del villano más torcido, a ser parte de la batifamila; y en ese camino, convertirse en una de las IPs más redituables, populares e importantes de DC, incluso por arriba de personajes creados hace más de medio siglo… pero a Todd Philips se le descarrilla muy pronto en el retrato de la paciente torcida interpretada por Lady Gaga (que hay que decir, le tengo respeto como artista, pero nunca me ha gustado como actriz… y que a pesar de ello, reconozco que nada del desmadre de su personaje es su culpa) al convertir una anti heroína que por más de 30 años construyó un perfil de trastornos histriónico, disociativo y de Florence Nightingale redimidos en su camino del héroe, en un simple perfil de Red Flags que nada tiene que ver con quien padece una enfermedad mental.

Es de aplaudir la férrea defensa del director de que nadie se metiera en su visión y también he defendido anteriormente que una adaptación no tiene que ser super fiel a su material original… pero, si Todd Phillips hubiera abierto un solo cómic o consultado algún otro producto de HQ, se hubiera enterado que al final, en vez de retratar esa Harley Quinn cuyo delirio y supervivencia a una relación abusiva le hizo un icono ultra popular, terminó por retratar justamente lo que el resto de la película critica: un perfil de relación amorosa – y en general de “mujeres” – desde la visión Incel: supuestamente frías, mezquinas, interesadas, manipuladoras, hipócritas, y que “solo utilizan a los pobres Good Guys”…

“Construyó” un personaje cuyas motivaciones no están en la frustración por el menosprecio de las personas de su historia personal como la Harleen Quinzel original, sino en una elitista mundana, aburrida, cuyo guion le permite que no tengan consecuencias sus actos, que romantiza de manera superficial sus supuestos trastornos y que, solo porque sí, se pone a manipular los medios (y eso, querido sr. Phillips, hoy en día se parece muchísimo más a Punchline… y francamente mejor hubiera usado a ese personaje) … al final su “Lee”, termina por ser contradictoria a su discurso de reivindicación del patetismo de Fleck, al ser un estereotipo misógino de las mujeres, además de ser una representación muy vacía y muy irresponsable de la salud mental.

La histeria conservadora colectiva de ver lo Woke en todos lados

joker folie à deux
(secuencia que, por cierto, jamás aparece en la película)

Mi tercer pensamiento llegó posteriormente a salir de cine y ver las reacciones en redes: existe una histeria colectiva de ver lo Woke en todas partes… más allá de lo preocupante del enésimo director que es incapaz de representar correctamente a un personaje femenino (sobre todo a uno antagónico), lo más curioso y divertido de todo esto es que, a pesar de ser el retrato más contradictorio, opuesto y misógino de Harley Quinn, hay una inmensa mayoría de comentarios negativos en las redes cuyo único argumento es tachar de  “Basura Woke feminista” [sic] que destruye a un “amado” personaje como el Joker [super sic], “poniéndolo como Machito opresor” [recontra sic] con intención de “impulsar una ideología de género” [ultra sic] “empoderando” [WTF sic] a Harley Quinn.

… y esa representación feminista, ¿está aquí entre nosotros?

Lo cual deja claro, que la ola de conservadurismo actual y la cultura Incel son incapaces de argumentar correctamente lo que atacan; y que (no es nada nuevo) no les alcanza para entender el concepto más básico de los términos que usan para criticar aquello que odian.

Pocas cosas me molestan tanto que coincidir con las opiniones de esa gente acerca de lo que sea; porque, habiendo tantísimo que criticarle a Joker: Folie à Deux¸ eligen concentrarse en lo incluyente… pero lo peor de este caso específico, es que NO hay absolutamente NADA progre en este filme, más allá de la intención de Todd Phillips de criticar la adoración por su propio producto original.

Al final, Joker: Folie à Deux vale la pena verse más por el manifiesto artístico ideológico de su director, que por sus valores como producto comercial de cine como industria… ¿Es la peor película del año? Ni de cerca… ¿Es la peor película de superhéroes? Tampoco… ¿Es la peor secuela del cine? Mucho menos… ¿Es la peor representación de Harley Quinn y, en vez de ser empoderamiento, es una representación misógina? Absolutamente…

Y tal vez Joker: Folie à Deux, tal vez no sea tan importante como nos han querido vender los extremistas que la destruyen por evidenciarlos, ni sus pocos adoradores que la califican de incomprendida… al final, la razón se acerca más a quien no le funcionó de manera individual como entretenimiento, como Musical, ni como producto cinematográfico bien argumentado.

O tal vez, simple y sencillamente, es probable que Joker: Folie à Deux no pase de ser la decepción del año en el cine comercial… y que, en cuanto llegue el próximo producto de masas divisivo, no volvamos a pensar en ella…

Vladimir Meza Escorza
Vladimir Meza Escorzahttp://vlack.mx
Melomaniaco. Cinefílico. Socioloco. Marketinsano. Políticonoclasta. Doctor en Ciencias Sociales. Analista de Medios, Opinión Pública, Marketing, Cine y Cultura de Masas, con enfoque social. Vocalista y compositor con 6 producciones discográficas y más de 20 años de experiencia en la escena. Hago música en: http://vlack.mx Hablo de cine en: https://facebook.com/nonotecapodcast

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