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jueves, marzo 28, 2024

Columna: Espiritualidad de la Cuarta República

El amor en tiempos de odio (1)

. Algunos que se dicen «lopezobradoristas», y contra la petición expresa del propio López Obrador –yo fui testigo directo-, se manifiestan dentro de la catedral metropolitana contra el cardenal Rivera por su apoyo a la derecha… ¿Será imposible el «amor», o al menos las «buenas maneras», en un México dividido y enfrentado?…

por diácono Alvaro Sierra Máyer / Desde Abajo

Una destacada panista hidalguense, muy católica, me negó hace unos días la renta de un espacio para la Universidad de la IV República por mi apoyo al Movimiento Lopezobradorista… Familiares y amigos muy cercanos no me dirigen la palabra desde que estuve en el Plantón del zócalo… El «gobierno» usurpador llama a la reconciliación, a la paz y al «amor» mientras golpea, reprime y tortura… Los opositores a AMLO, medios de comunicación, ricos y poderosos, el propio «gobierno», e incluso gente que se dice de izquierda, lo siguen atacando desaforadamente como si hubiese sido el ganador de la contienda y no el «derrotado»… Algunos que se dicen «lopezobradoristas», y contra la petición expresa del propio López Obrador –yo fui testigo directo-, se manifiestan dentro de la catedral metropolitana contra el cardenal Rivera por su apoyo a la derecha… ¿Será imposible el «amor», o al menos las «buenas maneras», en un México dividido y enfrentado?…

El próximo domingo, como un eco al 14 de febrero, «día del amor y la amistad», se leerá en todas las Iglesias católicas de México, en la Aclamación antes del Evangelio: «Les doy un mandamiento nuevo, dice el Señor, que se amen los unos a los otros, como yo los he amado» (Jn 13,34)… ¿Cómo escucharán este «mandamiento nuevo» los calderonistas o los panistas católicos? ¿Cómo lo escucharán los lopezobradoristas católicos? ¿Y cómo lo escucharán los millones de indiferentes y «tibios» en México que sólo parecen interesados en sus asuntos personales y que no tienen ninguna clase de conciencia social ni política?… Y, ¿cómo explicará ese «mandamiento nuevo» el padrecito priista o el panista o el perredista o el lopezobradorista?… ¿Todos eludiendo escuchar y hablar de ese espinoso asunto? ¿O cada quien a interpretar a su gusto y a su manera y según su conveniencia? ¿O hablar del «amor» como hace la tele, en un sentido comercial, cursi, trivial, sin verdadero compromiso?…

Porque después, en el Evangelio de ese día, se leerá también como Palabra de Dios, como Palabra del mismo Hijo de Dios, como Palabra que se ha ido allí, ese domingo, a escuchar y a respetar y a entender y a obedecer: «AMEN A SUS ENEMIGOS, HAGAN EL BIEN A LOS QUE LOS ABORRECEN, BENDIGAN A QUIENES LOS MALDICEN Y OREN POR QUIENES LOS DIFAMAN. AL QUE TE GOLPEE EN UNA MEJILLA, PRESÉNTALE LA OTRA; AL QUE TE QUITE EL MANTO, DÉJALO LLEVARSE TAMBIÉN LA TÚNICA. AL QUE TE PIDA, DALE; Y AL QUE SE LLEVE LO TUYO, NO SE LO RECLAMES…» (Lc 6,27-38)…

Quisiera yo, como muchos, no tener que oír hoy, en las circunstancias actuales, estas Palabras. Créanme que querría mejor regresarme al domingo pasado donde oía con gran alegría en mi corazón y como un reforzamiento de mi compromiso: «Dichosos ustedes los pobres… Dichosos ustedes los que ahora tienen hambre, porque serán saciados… Pero, ¡ay de ustedes los ricos…! ¡Ay de ustedes, los que se hartan ahora, porque después tendrán hambre!…» (Lc 6,17.20-26)… Pero soy diácono y he de escuchar también aquella Palabra. Aunque duela, aunque rasgue. He de seguir confiando en que esa Palabra es siempre Palabra de Verdad, de Justicia y de verdadera Libertad…

Sé de antemano que a nadie dejará contento lo que diga. Y pido perdón a aquellos a quienes pudiera incomodar o lastimar con mis palabras. Pero, si yo estuviera el próximo domingo frente a ustedes, como sacerdote diácono, les diría algo como esto después de leer el Evangelio:

La clave de la comprensión del «mandamiento nuevo» es lo que el mismo Jesús dice unas líneas adelante: «COMO YO LOS HE AMADO»… El «mandamiento nuevo» no es el del «amor» frívolo y rosa y adormecedor que presentan la tele y la mercadotecnia. No. Se trata de un «amor» auténtico y comprometido como el que Jesús vivió, más que habló, y por el que dio la vida…

Dice entonces hoy la Palabra: «Amen a sus enemigos». Si la clave es «como Jesús», entonces debo preguntarme: ¿Quiénes fueron los enemigos de Jesús y cómo les amó? Pues si yo tengo los mismos enemigos que tuvo él no me será difícil saber cómo obedecer a su «mandamiento nuevo»… Y está muy claro: Los enemigos de Jesús fueron los ricos y poderosos de su tiempo; los romanos invasores; los jerarcas religiosos de entonces: sacerdotes, escribas y fariseos; y los «demonios»… ¿Cómo amó Jesús a estos «enemigos»? ¿Comiendo y conviviendo con ellos? ¡No! Comía y convivía con pobres, pecadores y prostitutas… ¿Tolerando «bondadosamente» sus abusos e injusticias? ¡No! Los trató «duramente» e incluso en alguna ocasión usó la fuerza física para echarlos fuera… ¡Sólo fue «bondadoso» con los «enemigos» que corregían el camino y se arrepentían! El amor de Jesús nunca fue complacencia, ni complicidad, ni silencio, ante el mal y la injusticia de sus «enemigos»… ¿Cómo amó Jesús entonces a estos «enemigos»? ¡Enfrentándolos! ¡Combatiéndolos! ¡Intentando corregir sus torcidos caminos! ¡Denunciando sus mentiras, hipocresías y atropellos!… Si tus «enemigos» hoy, en tu propia historia personal, son los mismos de Jesús: ricos, poderosos, usurpadores, jerarcas religiosos, demonios, y has escuchado hoy realmente la Palabra de Dios y no tu propia palabra convenenciera, sabes lo que tienes que hacer para mostrarles el Amor de Dios…

Es más difícil entender y obedecer a la Palabra si tus «enemigos» son diferentes a los de Jesús. ¿Son los pobres tus enemigos, esos «nacos» revoltosos y «violentos», esos «locos» «renegados» y «esquizofrénicos» que hablan de fraude y de usurpación, que tienen hambre y sed de justicia? ¿Esos que «no tienen quehacer» y andan en marchas, plantones y manifestaciones? ¿Esos que interrumpen tu «paz» e incomodan a tu conciencia pidiendo igualdad, legalidad, democracia y libertad?… La pregunta que debes hacerte, si es este tu caso, es: ¿Cómo amó Jesús a estos «enemigos» míos, que fueron «amigos» y gente cercana a Él?… ¿Los despreció y persiguió y rechazó como hago yo?… Creo que tú sabes la respuesta si eres un auténtico cristiano que ha venido este domingo realmente a escuchar a Dios y a obedecerlo… Sabes bien que toda la Bondad y la Ternura y la Misericordia de Dios se desbordaron entonces, y eso sigue sucediendo hoy, sobre los más pobres y sobre los perseguidos y calumniados, y sobre todos los que sufren cualquier clase de opresión…

Pero es todavía más difícil entender y obedecer a la Palabra, prácticamente imposible, si tú eres hoy uno de los «enemigos» de Jesús, si eres hoy uno de esos ricos, poderosos, jerarcas religiosos, «demonios» que no quieren corregir el camino, arrepentirse, cambiar de vida y de actitud, y comenzar a luchar, junto a Jesús y a los suyos, por la Verdad, la Justicia y el auténtico Amor… Por eso buscas una iglesia y un padrecito «a modo», para que te interprete el Evangelio como a él y a ti les conviene. Los domingos no buscas realmente a Dios. Te buscas, como toda la semana, a ti mismo y logras autoengañarte, con la bendición de un falso dios, para seguir en el error, en la mentira y en la destrucción de ti mismo y de los demás. Tú en realidad odias a Dios y a todo lo que Él representa, y odias a todos aquellos que llevan y expresan al verdadero Dios en sus luchas y en sus hechos… Tú eres uno de mis «enemigos» más terribles y, como pide hoy también la Palabra, oraré por ti para que tu corazón de piedra, egoísta y endurecido, se transforme en un corazón blando y generoso capaz de amar a México y de buscar el bien de todos los mexicanos, especialmente de los que más sufren hoy injusticia o marginación…

Por razones de espacio continuaré esta «homilía» la próxima semana. Tal vez mientras te animes a escuchar el Evangelio del próximo domingo, o al menos a hacer en casa tus propias reflexiones y a tomar tus propias decisiones… (Desde Abajo)

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