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jueves, marzo 28, 2024

La primera gobernadora de Hidalgo

por Tania Meza Escorza / Desde Abajo

Cerca de cumplir seis décadas de que las mexicanas logramos el derecho al voto, Hidalgo puede aportar la séptima gobernadora a la historia de México.

A casi 57 años de aquel imborrable 17 de octubre de 1953, la realidad electoral de las mexicanas es que podemos votar, pero muy rara vez ser votadas. La teoría dice: las mujeres pueden acceder a los cargos de elección, pero la práctica nos restriega en la cara que esos puestos sólo son para nosotras en las suplencias, en los cargos menores, o en los cargos mayores para presentar una inmediata renuncia, que permita al suplente varón tener el poder que se otorgó a una mujer a través de las cuotas de género, como ya se vislumbra ocurrirá en las siguientes elecciones estatales para renovar el congreso local con los priistas Maribel Polanco y Juan Manuel Camacho.

Pero en un hecho que colocaría a Hidalgo en la historia de las diez primeras entidades en ser gobernadas por una mujer, Xóchitl Gálvez tiene la oportunidad real de seguir a Griselda Álvarez, Beatriz Paredes, Dulce María Sauri, Rosario Robles, Amalia García e Ivone Ortega, para convertirse en la séptima gobernadora mexicana y en la primera mandataria hidalguense.

El triunfalismo oficialista ante las encuestas que supuestamente reflejan el “dos a uno”, funciona para quienes no tienen nociones de mercadotecnia, pero con una embarradita de conocimientos estadísticos, los tricolores deberían estar preocupados por el porcentaje del electorado indeciso.

Además, las cifras son muy similares a las presentadas por María de las Heras en 2006, cuando el resultado obtenido por dicha investigadora de mercados aseguraba que el PRI arrasaría en Hidalgo, y el “efecto Peje” hizo que sucediera todo lo contrario. ¿Qué pasó? El trabajo fue estadísticamente correcto, sólo que las personas tuvieron miedo de expresar previamente la verdadera inclinación de sus sufragios.

El posible triunfo de Xóchitl no se trata sólo de un buen deseo. Como nunca antes el contexto se ha acomodado para favorecer el éxito opositor: Sólo son dos candidatos (por lo cual la elección será muy cerrada), todos los recursos federales del PAN, la base de operación del PRD y el reducido, pero contundente voto duro de Convergencia darán una buena batalla.

Probablemente ello no sea suficiente para vencer a la maquinaria oficial del priismo local, pero existe otro ingrediente básico: La gran masa de indecisos y abstencionistas. La gente que no suele votar actúa apáticamente ante la imposibilidad de derrotar al dinosaurio, pero cuando hay una esperanza de triunfo, sale a ejercer su derecho al voto.

Aun así, no alcanzaría para sacar al PRI de Plaza Juárez si no se contara con el elemento determinante: El hartazgo de la gente que integra la propia estructura burocrática tricolor, ante las situaciones humillantes a que es sometida cada proceso electoral:

– Tienes que ir el fin de semana a “trabajar por el partido”

– Si no me traes los “compromisos” firmados y copias de la credencial del IFE, ya sabes a lo que te atienes.

– Deben informar sobre algún compañero suyo que se exprese mal del candidato

– Desde hoy, tu labor será acosar en twitter a quienes hablan bien de Xóchitl

– El secretario les solicita sus credenciales para votar y las de cinco familiares

– Hay que afiliarse al partido

– Queda prohibido cruzar los dedos en esta oficina

Las anteriores son algunas de las amenazas contra burócratas hidalguenses en sus centros de trabajo, que han sido reportadas a esta columnista por Internet desde distintas dependencias, todas con la solicitud de mantener el anonimato.

La base trabajadora del aparato burocrático tiene miedo de denunciar, porque aseguran que sus jefes están más “nerviosos” que nunca, y que ahora sí los ven muy dispuestos a cumplir sus promesas sobre posibles despidos. Las personas quienes hasta ahora laboraban en el gobierno estatal con una preferencia partidista diferente a la tricolor, ya han sido amenazadas para elegir entre sus convicciones o su empleo porque, les dicen, están obligadas a “trabajar por el partido que les da de comer”.

Así pues, la cada vez mayor simpatía que Xóchitl despierta entre el electorado hidalguense no se debe nada más a que sea mujer, a que tenga una historia de éxito internacional habiendo salido de un ambiente de pobreza, a que su campaña publicitaria, su carisma y su trayectoria personal sean mucho mejores que las de su adversario, sino a que la gente está verdaderamente harta de los excesos de la actual camarilla en el poder estatal.

No es nada más el historial de superación, éxito y compromiso social de Xóchitl, es saber que, con Olvera, la situación actual de prepotencia, compadrazgo, ignorancia y poca transparencia podría incluso agudizarse.pm

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taniamezcor@hotmail.com

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