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viernes, abril 19, 2024

PRD: En Tlaxcoapan, vividores de la política

por Pablo Vargas González / DESDE ABAJO

En los últimos días han salido en los diarios locales abundantes notas sobre lo que ha devenido el Partido de la Revolución Democrática (PRD), tanto a causa de la renovación de su liderazgo nacional, de las alianzas políticas y de la integración de candidatos a las elecciones municipales. El corolario no podría ser más que desastroso para un instituto que debería ser garante de sus principios y línea política.

Resaltan las notas de las prácticas políticas que hoy se viven en el PRD, de sus dirigentes estatales y municipales, tan ajenos y alejados al ideal de la democracia. A través de los años se fueron perdiendo todo tipo de valores, incluyendo los que se refieren a una organización de “izquierda política e ideológica”, de lo cual muchos líderes son profundamente ignorantes, y no solo eso desprecian los valores políticos elementales.

Ya no nos sorprenden, desafortunadamente, con información tal como: “Las corrientes del sol azteca racionan escaños, PRD reparte regidurías a tribus”. O las que han publicado en este diario: “Sólo “finísimas” personas compiten en el PRD”, Pleno “nepotismo” en el PRD (Plaza Juárez, marzo 30), en la que se describe que el reparto de regidurías, de pre candidaturas a las presidencia municipales se ha hecho de manera oligárquica y caciquil, peor o igual que en las décadas del poder personalista, ya que en los municipios se imponen unas cuantas familias sobre la participación de los miembros y militantes activos.

Y eso se da en varios municipios, pero Tlaxcoapan puede ser el ejemplo claro de la decadencia política, de la falta de interés en respetar las normas internas y en la simulación y deshonestidad que campea en este partido a causa del predominio de los intereses personales y de grupo.

En Tlaxcoapan un grupo de ciudadanos interesados en la política de su comunidad, empezaron en enero pasado a promover una candidatura ciudadana, en cabezada por el profesor Javier Hernández Mógica. La idea de que fuera un ciudadano y no un político “típico” prendió entre varios sectores del municipio.

Fue así que mucha gente empezó a impulsar al profesor Hernández Mógica a interesarse por participar en el proceso de obtención de una candidatura. Sin embargo, se embarcó en toda una “vía crucis” adelantada al pretender competir con grupos políticos tan arraigados en los pequeños cargos del poder de los partidos, que controlan y mangonean el acceso al ejercicio de derechos políticos.

En primer lugar, no gustó que se presentara como candidato ciudadano, mientras los sectores sociales lo veían favorablemente, el comité municipal del PRD lo vio como “bicho raro” y empezó a obstruir el camino para una candidatura apoyada por una alianza que se estaba tejiendo entre las bases de dos partidos el PRD y el PT. Fue el mismo Javier Hernández quién hizo posible conjuntar una alianza ganadora pero todo se vino abajo por las prácticas corruptas que campean en este partido en varios municipios.

Mientras el profesor Javier Hernández Mógica ponía su prestigio y el de su familia por delante, con toda una trayectoria ciudadana como docente en varias escuelas de la región y como consejero electoral en elecciones municipales, locales y federales, el comité municipal se opuso con una planilla que muestra el desprecio por la legalidad interna. El presidente del PRD impuso, nada más ni nada menos que a su padre del mismo nombre, Javier Preciado, avalado por un “consejo municipal” integrado por dos familias: la familia Preciado y la familia Pérez Almaraz.

Estos mismos elaboraron una “encuesta” en febrero donde al profesor Hernández Mógica lo ubicaron en la “cuarta posición”, antes de que se registraran las precandidaturas, lo que resalta el tamaño de la precandidatura. Ante el Comité Estatal del PRD no solo no corrigieron las anomalías sino que fueron omisos y contribuyeron a la deshonestidad y la simulación.

El PT al ser excluido de la alianza pidió al profesor Hernández Mógica que fuera su candidato, por lo cual se desmoronaron los elementos que lo habían motivado a emprender un camino ciudadano. Dada la falta de transparencia y legalidad Javier Hernández Mógica tuvo que declinar su candidatura ciudadana ante el desencanto y la decepción de muchos ciudadanos que posiblemente pasen la factura el día de las elecciones. Una decepción más ante un entorno monopolizado por los intereses personales y de grupo que aplastan sin compasión el ideal de la democracia.

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