. La prevalencia de la pandemia entre los grupos migrantes es del uno por ciento, por lo que poco más de 100 mil migrantes hidalguenses en Estados Unidos estarían en peligro de contraer VIH/Sida, según informes del Centro Nacional para la Prevención y el Control del Sida (Censida).
Luis Alberto Rodríguez / Desde Abajo
En los últimos años los migrantes mexicanos que acuden a las labores del campo en los Estados Unidos se han visto amenazados por el VIH/Sida, teniendo entre ellos, a grupos de hidalguenses que pertenecen al índice del uno por ciento de prevalencia de la pandemia entre ese sector de la población campesina, según cifras del Centro Nacional para la Prevención y el Control del Sida (Censida).
De acuerdo a lo dado a conocer por la Dirección Hidalguense de Atención al Migrante del gobierno del estado, existen un promedio de 100 mil hidalguenses trabajando en los campos de cultivo de los Estados Unidos, donde la prevalencia de la infección entre migrantes mexicanos podría ser de uno por ciento, tasa que es alta en comparación con la prevalencia nacional.
Según el Censida, la vulnerabilidad de la población migrante se debe en parte a los cambios en sus redes sociales, es decir, a que están lejos de su pareja estable o que se encuentran fuera del alcance de la presión social en materia de sexualidad, la cual persiste en las comunidades expulsoras de Latinoamérica.
Otros factores que hacen más vulnerable a la población móvil es vivir en constante estrés, lo que provoca que aumente su consumo de alcohol y otras drogas, además de que la situación económica puede llevar, tanto a hombres como a mujeres, a dedicarse formal o informalmente al sexo remunerado, frecuentemente sin protección. Asimismo, las mujeres parejas de migrantes que se quedan en la comunidad de origen rara vez exigen el uso de condón a sus compañeros cuando éstos regresan, esto debido a los roles de género que evitan que la mujer, aunque esté consciente del riesgo, intente protegerse, pues teme a la violencia o al abandono.
La organización dependiente de la Secretaría de Salud federal, señala que uno de los comportamientos de riesgo que se modifica ligeramente en los migrantes es el compartir jeringas pero no sólo para el uso de drogas inyectables, sino para usos netamente médicos.
Para contrarrestar la expansión del VIH/Sida entre este grupo, explica, es necesario atacar las causas de la vulnerabilidad de los migrantes, entre ellas las repetidas violaciones a los derechos humanos tanto en los países de tránsito como en los de destino.
Respuestas al problema
Según han dado a conocer diversas organizaciones de la sociedad civil dedicadas a la atención y prevención de la enfermedad, como Diamante de Fuego A.C., la respuesta mexicana en cuanto a prevención ha sido escasa tanto por parte del gobierno como de la sociedad civil.
Según las estimaciones que en diversos momentos han hecho, se observa que los sistemas de salud son débiles en su cobertura y que cuando trabajan en prevención se limitan a dar pláticas o repartir folletos informativos, técnicas que no están siendo eficientes para cambiar los comportamientos de riesgo.
En contraste, enfatiza el Censida, han sido más eficaces las acciones emprendidas en los países receptores de migrantes como Estados Unidos y Canadá, donde se promueve la prueba de detección, se ofrece consejería y las campañas de prevención se enfocan en jóvenes y grupos específicos como los hombres que tiene sexo con otros hombres.
En cuanto a la atención de personas que ya viven con el VIH, las estrategias son insuficientes tanto en México como en Estados Unidos. En nuestro país está garantizado el acceso universal a medicamentos antirretrovirales pero el abasto se concentra en zonas urbanas y no existen acuerdos entre los estados para tratar a las poblaciones móviles; tampoco existe tal acuerdo entre países. En Estados Unidos el acceso a la atención es limitado para los migrantes y cuando se da, la calidad es inferior a la que reciben los habitantes legales del país.
Una de las opciones que ha mostrado éxito en cobertura de medicamentos es la compra en bloque (de países), lo que permite homogeneizar esquemas y estándares de tratamiento en la región.
Para avanzar en estos temas, se cuenta con estándares internacionales en materia de derechos humanos que establecen claramente el derecho de toda persona a la salud, aun estando fuera de su comunidad o país de origen. Por otra parte, los países de destino del migrante suelen argumentar que sólo se prestará atención médica en casos de emergencia, por lo que es necesario afirmar que el VIH/Sida es una emergencia internacional y por esto quienes vivan con la infección o estén propensos a contraerla deben ser atendidos. (Desde Abajo)
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