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sábado, octubre 12, 2024

Juárez, el feminista

por Tania Meza Escorza / Desde Abajo

Pese a las intensiones de algunos grupos de poder por minimizar la trascendencia de Benito Juárez García en la historia de México, la obra de quien hasta ahora ha sido el mejor presidente que México sigue vigente en nuestra memoria. Una de sus acciones menos recordada, pero no por ello menos trascendente, fue la creación de la escuela mixta, un acto rotundo en beneficio del adelanto de las mujeres, quienes hasta ese entonces contaban con algunos beneficios legales en materia educativa, pero el conservadurismo de la época no las había considerado suficientemente valiosas como para compartir aula con los hombres.

En nuestro país, el derecho a la educación masiva fue abordado incluso desde 1814 por José Ma. Morelos en los “Sentimientos de la Nación”, en donde se demuestra la preocupación por ilustrar al pueblo. Ya antes, en la Constitución de Cádiz de 1812, se establecían escuelas de primeras letras en todos los pueblos de la monarquía, en las cuales debería enseñarse a leer, escribir y contar, así como el catecismo y enseñanzas civiles.

Desde la época de la Colonia, las mujeres que ingresaban al convento eran las únicas que tenían acceso a cierta instrucción. En los reglamentos del preindependentismo se daba por hecho que ellas podrían acceder a la educación de tipo religioso. No obstante, fue hasta 1823 cuando por primera vez el derecho mexicano menciona a las mujeres en el ámbito de la educación formal.

En diciembre de 1823, cuando México era gobernado por el Supremo Poder Ejecutivo integrado por Pedro Celestino Negrete, Nicolás Bravo y Guadalupe Victoria, se da a conocer el proyecto de Reglamento General de Instrucción Pública. En este histórico documento en el que el gobierno se compromete con la educación pública y gratuita, se ordena la creación de escuelas para niñas y adultos. Además, encarga a los Ayuntamientos la vigilancia y persuasión de las familias con el fin de que enviaran a sus hijas a la escuela. Pero hay más. En este mismo documento se estipula que los colegios de mujeres y conventos de religiosas destinarán aulas para educandas. Si bien este reglamento no llegó a cumplirse, al menos sienta el precedente para futuras legislaciones.

Con el ascenso de Benito Juárez como presidente interino de México, llega también el primer decreto de escuela mixta. De igual forma, esta ley promulgada en abril de 1861, establece la escuela para sordomudos.

En junio de ese año, Juárez es declarado presidente constitucional y la educación mixta se mantiene, pero tras la declaración presidencial de suspender el pago de la deuda externa, las tropas francesas invaden el país y en 1864, con el apoyo de grupos conservadores mexicanos, se instala la monarquía de Maximiliano de Habsburgo. Cuando éste es fusilado en 1867, Juárez recupera el poder y se instala la República. Si bien las pugnas entre grupos liberales y conservadores no concluyeron ahí, al menos cesaron los enfrentamientos por imponer un tipo de gobierno u otro.

Este panorama de estabilidad política permitió cierta consolidación del país, lo cual atrajo a la inversión extranjera. Con dinero fluyendo en la nación, se da el crecimiento de los medios de transporte y comunicación. El teléfono, el telégrafo y el ferrocarril llegaron a México. Como es lógico, la educación se vio directamente impactada por el progreso. Los tiempos exigían una población mejor preparada y especializada. Se incrementa el número de planteles de primaria y secundaria, incluidos los de niñas, que hasta ese momento eran casi inexistentes. Además, se crea la escuela preparatoria, la escuela de ciegos y la de artes y oficios. Otra acción en beneficio de las mujeres por parte del presidente Juárez, es que la ley que decretaba la educación preparatoria no presenta ninguna restricción para que las mujeres accedieran a estos estudios.

Así pues, para finales de ese mismo 1867, se presenta la Ley Orgánica de Instrucción Pública, mejor conocida como la ley Barreda, la cual estaba cargada del positivismo y el liberalismo de la época. Dicha ley añade al precepto de gratuidad el de obligatoriedad, además, impone sanciones a quienes no envíen a sus hijos y, particularmente, a sus hijas a la escuela. Entre otros avances, la Ley Barreda retoma el compromiso de la educación mixta (dejado a la deriva tras las invasiones militares) y no sólo eso, impone currícula igual en la educación primaria para niños y niñas.

Desafortunadamente, esta ley suscitó amplia polémica entre los grupos liberales y conservadores. La presión fue tal, que el presidente Benito Juárez se vio obligado a reformarla mediante decreto y uno de los puntos sacrificados durante la negociación con los conservadores, fue el de la educación mixta. Si bien se mantenía la escuela para hombres y mujeres, se establecía un currículo para niños y otro para niñas.

Ayer, los grupos conservadores se escandalizaban porque las mujeres deberían ir obligatoriamente a la misma escuela que los hombres y recibir idéntica educación. Hoy, las buenas conciencias se alteran con la posibilidad de que las mujeres tengamos libre elección sobre nuestros cuerpos y las personas del mismo sexo puedan casarse y adoptar hijos.

Para fortuna de México, el Benemérito de las Américas era liberal no sólo de discurso, sino que tenía la firme convicción de que ninguna minoría debería tener menos oportunidades que la mayoría. ¿Cuándo volveremos a tener un presidente como él?

Comentarios: taniamezcor@hotmail.com

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