por Pedro González Munné
Continúa la saga de la entrepierna núbil en la prensa de Miami. Para El Nuevo M…sigue siendo política inamovible el hecho de mantenerse fuera de las aguas profundas.
Un periódico sin editoriales, sin espinazo y con la proa bien puesta a los anuncios, tan bien orientado que sin el menor rubor llena páginas de eventos costeados con dinero mal habido.
Tanto va este cántaro a la fuente que se agota hasta la mínima vergüenza, como si no fuera bastante su saga de mentiras, errores y olvidos voluntarios como la ofensa a toda una comunidad cristiana, con el olvido de la muerte del Santo Padre.
Pero no oyen, no ven y no lo dicen. Esperan a que suene en la radio, lo imprimen y luego sale en la televisión. Sigue la serpiente chupándose el rabo.
Cuando quienes debieran ser los representantes de esta comunidad, ratas elegidas a golpe de billete y maza de estupidez y cacareo radial, convirtieron por ucase al cubano en ciudadano de tercera clase, nada dijeron.
Cuando se humilla y ofende a la comunidad que con su sangre y sudor ha construido la riqueza del sur de la Florida, donde se también alimenta este periodicucho, siguen callados, pero llenan sus páginas de loas a los asesinos y terroristas los cuales buscan su lugar en nuestras calles, con la larga lista de otros de todas partes del continente.
La tinta podrá comprarse por barriles, el papel amarillo vendrá en todos los containers del mundo, pero el honor, la decencia y la ética profesional, no se enseñan en las academias donde aprendieron estos personajes.
Nadie les pide que vivan con esta comunidad, ni siquiera pensamos sean capaces del respeto a quienes sudamos la camisa todos los días para ganarnos el pan.
Pero no insulten nuestra inteligencia al llamarse nuestro periódico. No piensen ni por un minuto que este pueblo se traga la bula de venderse como los representantes de la «libertad de expresión» al estilo americano.
De ser así, estamos convencidos y hoy como ayer, la prensa amarilla tuvo y tiene una razón para existir. Sus herederos no necesitan un papel enmarcado en la pared para probarlo.
Sencillamente pongan su firma en El Nuevo M…