por Pablo Vargas González / DESDE ABAJO
En 2010 hubo quince elecciones locales: en doce entidades elecciones de gobernador y de Congreso Local: en Tamaulipas, Veracruz, Oaxaca, Puebla, Durango, Chihuahua, Aguascalientes, Sinaloa, Zacatecas, Tlaxcala, Quintana Roo e Hidalgo.
Esas entidades, junto con, Baja California, Chiapas y Yucatán, renovaron congresos y ayuntamientos, en conjunto se eligieron a 12 gobernadores, 506 diputados locales y mil 533 presidentes municipales.
En estas elecciones se mezclaron expectativas de incertidumbre, de ansias de democracia, de insatisfacción con la política, la economía y la marcha del país, junto con sentimientos de esperanza, pero también de frustración y desencanto. Las elecciones canalizan opciones y disputas principalmente de actores económicos y grupos políticos, con base histórica. Pero en pocos casos los comicios locales son capaces de atraer a la mayoría de ciudadanos, como el caso de Oaxaca, Puebla y Sinaloa.
Una gran movilización política constituyeron las elecciones del 4 de julio del 2010 en México, puesto que se involucraron el 37{9e1ff1bee482479b0e6a5b7d2dbfa2de64375fcf440968ef30dd3faadb220ffd} de los electores, el vínculo con la disputa por la elección presidencial de 2012 y los distintos intereses locales, hicieron que la opinión pública centrara su atención en los comicios. No obstante hay aspectos positivos pero también otros negativos que siguen presentes en las elecciones, como un verdadero lastre que impiden la ciudadanización de los procesos electorales.
1) se produjo un cambio en los formatos de competencia y competitividad ya que en la mayoría de elecciones de gobernador se formaron alianzas y coaliciones que concentraron las preferencias.
2) la conformación de alianzas fue el máximo tema de debate en la etapa preelectoral, sobre todo los ataques del PRI por la mezcla ideológica de izquierda y derecha, que los llevó a lanzar epítetos descalificadores, como “alianzas monstruosas”, como “el agua y el aceite”. Uno de los efectos que será significativo en las siguientes elecciones es que extiende el fenómeno de la “volatilidad” del voto, en que los electores están votando no por un partido o una ideología sino por un frente y un candidato.
Los resultados de las elecciones muestran que la alianza PAN y PRD y PT no fueron tan contundentes si bien hay que revisar cada elección específica puesto que las adversidades fueron diferentes en cada caso.
En términos de alternancias que es lo que se disputa la gubernatura, el cargo principal y la obtención de mayorías, el PRI encabezando alianzas con PVEM y PANAL “recuperó” las gubernaturas de Aguascalientes, Tlaxcala, y Zacatecas que eran gobernadas por la oposición, retuvo Chihuahua, Quintana Roo, Tamaulipas, Durango, Veracruz e Hidalgo, si bien estos tres últimos con una cerrada competencia siendo la diferencia de menos de cinco puntos porcentuales. En tres casos la oposición ganó y se impidió el “carro completo”, fueron Oaxaca, Puebla y Sinaloa. Salvo Oaxaca que obedeció a un movimiento popular de impugnación, en las otras dos se debe a las coaliciones y rupturas dentro del PRI.
3) el papel de los Organismos electorales locales (Institutos y tribunales), pese a la reforma federal del 2007 que regula las condiciones de campaña y de gastos de los partidos, los estados aun son “libres” en dejar huecos y vacíos para una real equidad y transparencia con lo que se afecta significativamente la institucionalidad de las elecciones. De ese modo en varios estados siguieron las impugnaciones por los mismos motivos precedentes a la reforma federal.
4) Las encuestas no fueron un elemento clave en los comicios electorales, en la mayoría de los estados las empresas encuestadoras se enfrascaron en intereses locales que no les permitió medir correctamente el pulso ciudadano. 5) Los medios de comunicación (el duopolio Televisa-Azteca) y los medios locales (privados y estatales) fueron parte de la inequidad de acceso a los medios y en la negación del derecho a la información de los ciudadanos, y su rol fue de total interés de lucro y parcialidad.
6) El tema de la violencia y de la inseguridad pública contaminaron las elecciones, sobre todo en estados como Tamaulipas, Sinaloa, Quintana Roo, Chihuahua, Durango. 7) la agenda de demandas ciudadanas será difícil que se convierta en agenda de gobierno. 8) lo más grave es que a pesar de las altas expectativas en algunos estados la fue baja la participación electoral. La incertidumbre, la frustración y el desencanto domina hoy la “democracia a la mexicana”.