Vale la pena reconocer, a quién como Jorge Carpizo MacGregor fallecido recientemente realizó una carrera amplia en la cátedra y en el gobierno y la administración pública, y podría decirse, que es de los pocos que por su ética laboral y congruencia personal salieron casi incólumes de que las decisiones del poder no mancharan ni desprestigiaran su intachable tarea de profesor universitario.
Antes de ser incorporado por el gobierno de Salinas de Gortari (1988-1994), Jorge Carpizo realizó una carrera académica como profesor e investigador de la UNAM. Sus libros ya eran conocidos. En particular para los estudiantes y profesores de Derecho y ciencias sociales era imprescindible leer “El presidencialismo mexicano” (editorial siglo XXI), uno de los temas más espinosos sobre todo en 1978 cuando apareció la primera edición, y la institución política notaba una efectiva decadencia.
“El presidencialismo mexicano” ha sido de los libros más reeditados. Se fundamenta en el análisis jurídico de la institución política más poderosa y sufrida de este país. Lo más relevante era que presentaba las bases del presidencialismo: 1) constitucionales, son aquellas que la Constitución establece, y vaya que las facultades legales sin de las más amplias del mundo para un sistema presidencialista, la ley le proporciona facultades ejecutivas, legislativas y judiciales sobre todo hasta los años noventa.
Pero lo más interesante para los estudiantes eran las facultades meta-constitucionales, es decir aquellas que van más allá de la constitución y que forman parte de su dotación y entorno de poder como el gobernante más poderoso. Estas facultades y poderes las fue adquiriendo la “figura presidencial” a lo largo de la historia: era y es aún el Jefe de las Fuerzas Armadas – 5 de Febrero, el ejecutivo salude a todas las fuerzas Armadas. La “facultad” de remoción de Gobernadores y el “Arbitro” central de los conflictos políticos y sociales, es decir en la época de la hegemonía el Presidente era omnipresente.
Desde luego no se me olvida el poder de decisión política más importante en el largo periodo de la hegemonía presidencialista (1929-2000), y tal vez la más cuestionada: la facultad de nombramiento y de erigirse como “El gran Elector”, puesto que designaba no solo a su sucesor, sino también tenía la influencia para nombrar cargos políticos, de partido y de representación proporcional: al presidente del PRI, gobernadores, senadores, diputados, federales, principales alcaldes del País.
Las consecuencias y efectos que tuvieron en el sistema político fueron significativas: 1) la concentración de facultades legales 2) la concentración de poder Político 3)la disminución y sometimiento de poderes locales (Gobernador, Munícipes) y 4) una cultura política tradicional y subordinada de la cual la mayoría de la población aun padece. Esta fue de las grandes contribuciones de su libro.
De su carrera académica, como profesor Jorge Carpizo, se convirtió en director del Instituto de Investigaciones Jurídicas (IIJ) del cual fue considerado por la Junta de Gobierno como Rector en la UNAM (1985-1989), en el periodo más álgido de confrontación entre autoridades y la comunidad universitaria. Sobresalen dos aspectos impulsa un proyecto de “Reforma Universitaria” cuyas líneas centrales aun se siguen, mediante el documento Fortaleza y debilidad de la Universidad Nacional Autónoma de México, y por otra parte el surgimiento del Consejo Estudiantil Universitario, que movilizó y presentó propuestas alternativas. El Congreso Universitario en 1990 es resultado de una participación amplia y representativa de los sectores de la comunidad.
La visibilidad que tuvo en este periodo, obligó al Presidente Carlos Salinas de Gortari, tan necesitado de legitimidad, a incorporarlo a su gobierno: donde realizó una carrera meteórica en varios cargos de la administración pública federal: ministro de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, Primer presidente de la Comisión Nacional de Derechos Humano (CNDH), titular de la Procuraduría General de la República (PGR) y Secretario de Gobernación, todo ello en el lapso del sexenio salinista.
Es difícil en el sistema mexicano, que una “ave cruce el pantano y no se enlode”. Sin embargo Jorge Carpizo logro trascender ese sexenio y su trabajo académico y como funcionario queda como ejemplar. Fue uno de los constitucionalistas y académicos más reconocidos en México y a escala internacional y también un defensor de los derechos humanos. Aunque también hay otro dicho que dice: “una golondrina no hace verano”.