No es por ser cizañoso, pero mientras la “democracia” mexicana cancela lo que hubiera sido el festival de Metal más grande de Latinoamerica por motivos no aclarados -pero que bien apuntan a un oscurantismo ridículo combinado con corrupción política-, la “dictadura comunista” de Cuba recién concluyó su “Brutal Fest”, que reúne a las bandas más importantes del género en el país (sí, Metal cubano), y otras de Europa y Canadá.
El festival se realiza desde el año 2008 y no solo recorre La Habana, capital del país, sino que a lo largo de diez días lleva conciertos por varias de las principales ciudades de la isla. Su edición 2014, recién se realizó del 13 al 23 de febrero.
No hace falta el patrocinio de una cervecera. El Brutal Fest (“Not salsa, just brutal music”) es un esfuerzo de la Agencia Cubana del Rock, organismo de Estado dependiente del Instituto Cubano de la Música, y del sello francés Brutal Beatdown Records.
… sí, existe una oficina gubernamental en Cuba dedicada a promover el rock y el metal.
Es cierto que el Brutal Fest no cuenta con el cartel que traía el Heaven & Hell. En lugar de KISS, Opeth o Rob Zombie, el festival cubano da escena a las bandas locales de Metal y Hard Rock como Combat Noise, Switch, Darkness Fall, Zeus, Arrabio y Tragedy, y tiene invitados de otros países que participan con Beatdown Records como las europeas Meltdown, No Sun In San Francisco y Algebra; a las que se suman la gala The Prestige, y la canadiense Chariots of the Gods.
¿Cómo es que Cuba, caracterizado por su música antillana y aparentemente alejado de la cultura del metal, está interesada en promover esta música en el país?
¿Por qué México, teniendo más recursos y patrocinios, además de una escena fuerte en el ámbito, fracasa en su intento por llevar a cabo un festival así?
La diferencia entre un sistema económico y el otro, es que la cultura no es un asunto de mercado, sino un bien esencial del pueblo, un derecho imperturbable. De modo que la promoción de un género musical apostado en la escena del país se convierte en una política directa como lo es la creación de una Agencia especializada en la promoción del rock, como lo hay a la música tradicional o folklórica. Lo cual, en países como México donde la aparente democracia política no es más que la libertad de lucro, lo concerniente a la cultura se limita a las posibilidades del dinero. Y cuando el dinero lo manipula el poder político… bueno, las consecuencias son lógicas.
El problema es que no habrá cultura, -Metal, montuno, o hip hop, lo que sea- mientras priven las relaciones mercantiles del capitalismo. Por eso un festival como el Brutal Fest se mantiene desde hace seis años en Cuba, y el Heaven and Hell fracasó en México. Y aún habiéndose permitido, las ganancias del mismo pararían a los bolsillos de los políticos y patrocinadores, más no en el desarrollo artístico de la juventud de un pueblo
BRUTAL WINTER FEST 2014 from david chapet on Vimeo.