Como millones de personas en México y el mundo, tengo razones de sobra para sumarme a decir “No a la censura en internet”, más, cuando ocupo esta plataforma cibernética para hacer periodismo político.
Sin embargo, me resultan un tanto hipócritas los llamados de varias organizaciones sociales – derivadas del #YoSoy132, Morena, PRD y colectivos emergentes de capas medias-, a frenar la reforma secundaria en materia de Telecomunicaciones que el Senado mexicano tiene en su poder.
Hipócritas o, en el mejor de los casos, inocentes, pues al izar la bandera de la libertad de expresión, en realidad lo que están favoreciendo es la libertad de mercado.
Cierto es que la reforma de Enrique Peña Nieto amedrenta el uso de internet como herramienta de protesta y difusión.
Sin embargo, la defensa del presunto derecho a la libre manifestación de ideas en blogs o redes sociales, vela la subsistencia económica de las corporaciones proveedoras de esa supuesta libertad.
Por ejemplo. cada manifestación convocada por twitter, redunda en activos financieros para la compañía Twitter , Inc., y una incomparable publicidad gratuita.
Por cada cuenta de twitter abierta, cada cuenta activa y exitosa, la empresa gana.
En 2013, los dueños de Twitter, Inc., generaron valores por 422 millones de dólares a un precio de 25 dólares por acción. Nada mal para quien apenas cotiza en Wall Steet desde el año 2012.
¿Y quién representa a Twitter ante Wall Street?
Nada más, ni nada menos que Goldman Sachs, la compañía financiera creadora de la crisis capitalista del 2008 y culpable de la quiebra de Islandia en el 2010, debido a la especulación financiera y el impulso de políticas de privatización de servicios públicos.
¿Alguien podría decirme qué de libertad hay en esto?
Me resulta, por lo menos curioso, que se demande libertad de expresión en internet mediante una cuenta de twitter que puede ser cancelada cuando a la empresa se le antoje, según sus términos y condiciones.
¿Y entonces donde quedaría la protesta? Claro, habría que mandar un correo a la empresa suplicando con algunos argumentos la devolución de la cuenta.
Como si internet, además de todo, no fuera una invención militar estadounidense… ¿Es que alguna vez los imperialistas dejaron de obtener el control de esto?
No. Tanto, que prácticamente todos los reductos ocupados para la “libertad de expresión” (incluido el servidor de esta página), están basados en estudios de mercado para quienes nosotros, no somos ciudadanos con derechos por un internet libre, sino como compradores potenciales con libertad de consumir lo que se nos oferta
Cierto, hay que decir #EPNvsInternet. Pero nos equivocamos de enemigo.
El enemigo es el lucro, el uso de todo espacio disponible para uso comercial.
Ya lo dijo el subsecretario de Comunicaciones mexicano, José Ignacio Peralta: La reforma secundaria a las Telecomunicaciones sólo pretende ser una “vía para el desarrollo económico del país”…
O sea que lo que Peña Nieto quiere de internet, no es simplemente censurarnos nuestras cuentas de twitter o tumblr porque ha de estar harto de los memes que se pitorrean de él; sino algo más simple: asegurar su parte en el negocio
¿Y qué no siempre han sido estas las reglas del juego?
Entonces, si queremos asegurarnos libertad de expresión en internet, derrumbemos el juego. Cambiemos el sistema. La libertad de expresión nunca podrán quitárnosla. Desde el siglo XVIII con las primeras revoluciones anticolonialistas de América, los pueblos encontraron la manera de imprimir sus consignas, sin importar que tiro por viaje las dictaduras quemaran las imprentas.
Si nos quitan internet, tendremos el papel; si nos quitan el papel, tendremos el espacio electromagnético; si nos quitan la ionósfera; nos quedará la voz; y si acaso pretenden ahogarnos, las ideas prevalecerán.
Pero aún con voz, radio, papel o internet, si no derrumbamos el sistema, la libertad de expresión seguirá siendo una ilusión de mercado.