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sábado, diciembre 21, 2024

La ira de un dios homofóbico y el negocio político de sus creadores

Juan Dabdoub, presidente del Consejo Mexicano para la Familia. FOTO. Youtube
Juan Dabdoub, presidente del Consejo Mexicano para la Familia. FOTO. Youtube

“Clavadista sagrado, eres una estrella en la mascarada, no necesitas aparentar estar tan asustado”
Ronnie James Dio. “Holy Diver”

MÉXICO – La madrugada del domingo 17 de julio, Thalia, mujer transgénero de 29 años, fue asesinada por dos hombres que entraron a su domicilio en Monterrey, Nuevo León. Pese a sus gritos pidiendo auxilio, ninguno de sus vecinos acudió a ayudarla… simplemente decidieron ignorarla.

Al día siguiente, dos de sus amigas, que dieron parte a la policía ministerial del asesinato de su amiga, fueron secuestradas por agentes policiacos quieres las torturaron, las golpearon, las dejaron encerradas tres horas en un automóvil bajo el sol en una temperatura de 40 grados centígrados con las ventanas cerradas, y finalmente las obligaron, metiéndoles en la boca los cañones de pistolas, a firmar una hoja en blanco.

El crimen de odio de Thalia se inscribe en una ola de violencia homolesbitransfóbica desatada por grupos religiosos y organizaciones de extrema derecha, luego que el pasado 17 de Mayo, Día Mundial de la Lucha contra la Homofobia, la Lesbofobia y la Transfobia, el presidente de México, Enrique Peña Nieto, enviara al Congreso de la Unión iniciativas para reformas constitucionales que garantizaran el derecho al matrimonio igualitario a cualquier persona, sin importar su orientación o preferencia sexual.

Sin embargo, el gobierno de Peña Nieto, se ha mantenido al margen de la ola de crímenes de odio por homolesbotransfobia que comenzaron unos días después con la masacre en el bar gay “Madame” de Xalapa, Veracruz, donde murieron a balazos 5 personas y otras 14 quedaron heridas.

En ese contexto, las iglesias evangélica y católica, lejos de censurar los asesinatos a integrantes de las poblaciones Lésbica, Gay, Bisexual, Travesti, Transgenero, Transexual e Intersexual (LGBTTTI) se han dedicado a hacer llamados al odio y al despojo de derechos ciudadanos de estos grupos, auxiliados por la ultraderecha en voz del fanatizado Juan Dabdoub, presidente del Consejo Mexicano de la Familia (CONFAM).

Los núcleos de violencia hacia la diversidad sexual no heteronormativa se han focalizado en los estados de Nuevo León -cuna de la ultraderecha y reducto de Dabdoub-, Veracruz y Morelos, donde opera una célula evangélica del Partido Encuentro Social, en vinculación (antinatura) con la iglesia católica.

¿Qué puede haber bajo la bóveda de hueso que es sostenida centímetros arriba de los hombros del obispo católico de Morelos, Ramón Castro Castro, cuando, en un alarde de anticonstitucional arrogancia cristiana, hace un llamado al odio en contra de un derecho humano, como es el matrimonio igualitario?

Lo que repta bajo esa cúpula ósea, seguramente rebotó contra las paredes por las sacudidas del religioso el pasado 22 de Julio cuando encabezó una marcha por las calles de Cuernavaca, en contra de la decisión del congreso local, de aprobar el derecho al matrimonio de mujeres lesbianas, hombres homosexuales y parejas bisexuales.

Convertido en un Flautista de Hamelin de la homofobia, el representante de la iglesia católica, junto con integrantes del Partido Acción Nacional y de iglesias evangélicas, condujo a sus seguidores, entre ellos a cristianos del Partido Encuentro Social en Cuernavaca, a ahogarse en la complicidad del establecimiento de un régimen social de supremacía heterosexual, que ha sido factor de algunos de los más vergonzosos crímenes de odio contra Mujeres lesbianas, bisexuales y o transexuales.

Los mecanismos del odio profesional que esgrimen los líderes cristianos machacan con sus engranes no solo los cuerpos de personas homosexuales, lesbianas, bisexuales, travestis, transgenero, transexuales e intersexuales, de la misma forma que lo hicieron en las inquisiciones del siglo XV contra mujeres y hombres indígenas cuya tortura por “infieles” alimentó de terrorífico poder simbólico para establecerse como la figura intocable en una jerarquía incluso superior a la política y jurídica.

“El miedo mantendrá alineados a los sistemas locales” (Grand Moff Tarkin a Darth Vader en Star Wars: Una Nueva Esperanza.) George Lucas 1977.

Para el psicoanalista Jacques-Alain Miller y el escritor Bernard-Henri Levy, el matrimonio igualitario, que es en sí un derecho ciudadano, debe ser garantizado al margen de las opiniones de líderes religiosos que siguen sus propias dinámicas políticas

“Sí, es legítimo que las autoridades religiosas digan lo que piensan sobre el asunto del matrimonio gay. No, la legislación no debe conformarse a los dogmas y prescripciones de las religiones… “

Miller es psicoanalista, fundador de la Asociación Mundial de Psicoanálisis (AMP) y albacea de las obras de Jaques Lacan. En tanto que Henry-Lévy es director de la revista La regle du jeu, es ensayista, escritor y fue discípulo de Louis Althusser.

En su libro “El Matrimonio y los Psicoanalistas” (Edit. Navarin 2013 Francia), los especialistas señalan:

“Los adversarios del proyecto de ley no vacilan, contra toda verosimilitud, en valerse de la recomendación del psicoanálisis, asimilando sin vergüenza el orden simbólico a la familia del tipo ‘papá más mamá’, y la función del Nombre del Padre a la figura judeocristiana de la Divinidad”

Así, Dios es transformado en un homofóbico divino por la iglesia católica y sus satélites evangélicos, por la ultraderecha reaccionaria representada por el Consejo Mexicano de la Familia, y por el Partido Acción Nacional (PAN).

Los vínculos machistas y misóginos de ese Dios homofóbico, católico, ultraderechista y panista se centran en agresiones hacia hombres gay con manifestaciones femeninas, y sobre todo hacia mujeres lesbianas y transgénero.

En tanto, la representación simbólica del orden machista se presume en el color azul presente tanto en la cromática del PAN como en la del Consejo Mexicano de la Familia (cuya semejanza es absoluta) incluso en la representación mediática de Dabdoub Giacoman, quién ha sido visto como una versión clon región 4 (broma sobre copias piratas) del panista Diego Fernández de Ceballos, célebre por su misoginia y desprecio político a las mujeres.

Pero los argumentos homolesbitransfobicos de las iglesias, del PAN y de la ultraderecha sobre la amenaza del matrimonio igualitario, son vistos en realidad como peligrosas leyendas urbanas.

La psicoanalista argentina Graciela Brodsky, analista del fenómeno de rechazo cristiano señala “El matrimonio igualitario hace hincapié en la igualdad de derechos y se pronuncia contra la discriminación de los ciudadanos, no prejuzga sobre su sexualidad”.

Pero las argumentaciones científicas de Miller, Levi y Brodsky son despreciadas en el discurso fanático del empresario Juan Dabdoub Giacoman, titular del “Consejo Mexicano de la Familia” (Confamilia), una agrupación de extrema derecha, que entregó al Senado de la República firmas en un intento de detener las reformas presidenciales en favor del derecho de las personas lesbianas, gays, bisexuales y transgénero al matrimonio al igual que las parejas heterosexuales.

El fanatismo homofóbico de Dabdoub Giacoman llega a rebasar los límites de lo ridículo en un video difundido en redes sociales, en el que, transformado en un profeta del complotismo, asegura que el país está en riesgo de caer en una descomposición social apocalíptica a la que llama “ideología de género”.

Los constantes llamados al odio homolesbitransfobico lanzados desde los espacios de poder simbólico, como son la religión y la política, legitiman en el imaginario masivo la idea de que las mujeres transgénero, lesbianas, los hombres gays, transgenero y las personas bisexuales son un riesgo a la población y activan sistemas de “defensa de la normalidad” a través del encapsulamiento y la erradicación de la amenaza.

 

Así, Dabdoub Giacoman, el cardenal Norberto Rivera, cabeza de la iglesia católica mexicana, y políticos del PAN, que lanzan “advertencias” sobre el riesgo social de normalizar jurídicamente las relaciones monogamias de mujeres lesbianas y hombres gay, lo que hacen en realidad es un llamado encubierto al odio.

Tal como lo advierten Miller y Levi en la obra citada:

“Ejercer una presión excesiva en ese sentido no puede más que perjudicar a la paz civil. El creyente no podría prevalecer sobre el ciudadano y dictarle su conducta”

Del 17 de Mayo, día del “Lavado rosa” del gobierno Enrique Peña Nieto, y del anuncio de sus reformas en favor del matrimonio igualitario, se han registrado en todo el país crímenes de odio por homolesbitransfobia cada vez más violentos, como el caso de la mujer lesbiana Jessica Patricia Gonzales Tovar, de 21 años en Monclova, Coahuila, quien fue baleada y atropellada hasta la muerte frente a su pareja, quien incluso fue incriminada por las autoridades.

El miércoles 15 de junio, la mujer transgenero Evelyn Abigail, quien fuera “reina de la comunidad LGBTTTI” fue hallada asesinada en Coahuila, en tanto que en Chiapas, otras reinas de la belleza trans fueron amarradas, desnudadas, y bañadas de gasolina en un intento de quemarlas vivas por un supuesto robo de una computadora. El linchamiento se detuvo cuando apareció el ladrón.

En Hidalgo, el excandidato del Partido Acción Nacional a la gubernatura, Francisco Xavier Berganza (acusado de secuestro y violación), en un debate lucró políticamente con el crimen de odio contra la activista transgenero Fernanda Lavalle. Pese a las presiones de la organización de defensa de los derechos de personas trans, Transgenero Hidalgo, ni el PAN en la entidad o si dirigencia nacional censuraron el oportunismo transfobico de su abanderado.

Pero para el presidente del Consejo Mexicano de la Familia, Juan Dabdoub y para el vocero de la arquidiócesis de Xalapa, Veracruz, Presbítero Juan Manuel Suazo Reyes, ni los más de 60 crímenes homolesbitransfobicos registrados en esa entidad, ni el asesinato de Thalia en Monterrey, o de los otros actos criminales registrados en Coahuila, Chiapas u otros estados tienen algo de importancia en su cruzada de odio.

El domingo 17 de julio, el mismo día que Thalia fue asesinada en Monterrey, en Veracruz el director y sacerdote católico Suazo Reyes difundió un comunicado a nombre de la arquidiócesis de Xalapa llamando a una cruzada en todo el país contra el Matrimonio Igualitario a través de un Frente Nacional por la Familia, en el que estimó que alrededor de 2 millones de personas podrían participar en un intento de frenar las reformas enviadas por la presidencia, a las que considera un riesgo incluso para los niños.

Y mientras avanza la cruzada de odio, el gobierno federal de Enrique Peña Nieto se mantiene alejado, contemplando a distancia los crímenes, temeroso por las bravuconadas de Dabdoub y de la iglesia católica que aseguraron que las reformas anunciadas por el presidente provocaron la perdida electoral del Partido Revolucionario Institucional en varios estados en las elecciones pasadas.

Silencio que reduce aún más a escenografía sin valor a los “activistas” LGBT que acudieron al llamado de asesores de Peña Nieto a los pinos el pasado 17 de mayo, para tomarse el “selfie” de su “lavado rosa”
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Según el Nuevo Testamento cristiano, Jesucristo murió torturado en un crimen de odio, un linchamiento similar al que una turba estuvo a punto de cometer contra dos mujeres transgénero, que fueron acusadas injustamente de robar una computadora, que fueron golpeadas, desnudadas, atadas y rociadas de gasolina.

Y frente a ellas, portando la cruz de un hombre asesinado, el representante de su iglesia y de su culto, encendiendo el cerillo con sus mensajes de homolesbitransfobia divina…

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