PACHUCA – Hace unos días algo milagroso ocurrió en el estado de Hidalgo. Cual trama de una historia de esas que sólo pasan por televisión, una madre desesperada por el secuestro de su hija pidió la intervención del Secretario de Gobernación horas más tarde la afectada fue liberada. Justicia pronta y expedita. ¿Cómo lo hizo? Se acercó a la persona indicada en el lugar y en el momento indicado.
Utilizo el tomo irónico porque la celeridad de los hechos así lo amerita. Resulta que en un evento en la ciudad de Pachuca el titular de Gobernación, Miguel Ángel Osorio Chong, fue interceptado por una mujer que le suplicó su intervención en el caso de su hija de 29 años, recientemente privada de su libertad. La mujer, con la desesperación en el rostro y con la fotografía de su hija en la mano, suplicó de rodillas la atención del funcionario en este caso. Los asistentes al evento fueron testigos incrédulos de lo que una madre está dispuesta hacer cuando está de por medio la integridad física de sus hijos.
Al terminar sus compromisos el mismo Secretario subía en redes sociales una foto que testificaba su encuentro con la madre. El mensaje decía: “al terminar el #DiálogoPorlasMujeres nos reunimos con María G. Vargas para atender el secuestro de su hija Nallely”.
Hasta ahí la nota pudiera ser común pero para sorpresa de algunos lo que sucedió unas horas después nos dejó perplejos. De manera inmediata, se anunció la liberación de la afectada y la desmantelación de una banda de secuestradores que operaba en el estado de México y que era rastreada a través de un sofisticado aparato de inteligencia desde hace tiempo.
Aquí es donde el hecho cobra dimensiones de fantasía. Por un lado, deja de manifiesto que el operador político que trabaja en Bucareli no permitirá que nada ni nadie ponga en duda sus capacidades. Esto es, si él decide actuar las cosas se solucionan en el momento. Bajo el esquema de no dejar cabos sueltos, Osorio manda el mensaje de que resuelve en inmediato los asuntos. Cual más, si tiene como testigos a diversos medios de comunicación que verifiquen esas acciones.
Pero este caso, con matices totalmente mediáticos, podría ser un buen botón de muestra para entender el nuevo modus operandi de Osorio Chong.
Al Secretario le importa mucho la imagen de hombre que enfrenta y resuelve de inmediato. Al menos esa enseñanza le dejaron los casos de Ayotzinapa y Nochixtlán donde la autoridad no tuvo una buena capacidad de respuesta. Por eso, ahora el ex gobernador de Hidalgo, quiere que se le reconozca como un político que resuelve. Eso está muy bien. Pero el método me deja muchas dudas. Hay veces que la celeridad en la respuesta no es la fórmula más adecuada para solucionar los conflictos. Al menos en el caso que nos ocupa, la resolución parece un montaje prefabricado al viejo estilo priísta. De aquellos donde con un par de llamadas telefónicas el hombre que tiene el poder da instrucciones a su equipo y en automático todo regresa a la normalidad.
Ese modo de hacer las cosas está en desuso.
Quizá en este secuestro el Secretario tuvo la fortuna de tener una respuesta inmediata. Pero en lo posterior los asuntos no le serán tan sencillos.
La carga de pendientes sin resolver es muy pesada y las facturas están a punto de llegar a las oficinas de Gobernación. Donde, desde hace mucho tiempo, se pide con cierta exigencia una resolución al conflicto magisterial, una explicación razonable sobre lo ocurrido en Ayotzinapa (esta semana hubo una declaración de la Candidata del Partido Demócrata, Hillary Clinton, al respecto) una postura sobre el caso de la denominada “casa blanca” donde a través de las disculpas del presidente se pretendió dar por terminado ese tema, entre muchos casos más que no tienen una respuesta adecuada.
En suma, es gratificante que una mujer secuestrada haya sido liberada y que esta noche duerma en casa. Eso es lo mejor. Pero lo peor es que el Secretario pretenda que este caso aislado modifique la percepción de las personas sobre un gobierno inoperante en los grandes asuntos nacionales. A Osorio, le gusta resolver pero sólo cuando los resultados se le adjudican a él. No le gusta compartir los méritos. Por tanto, el mensaje que envía (equivocado a mi parecer) es que los afectados por la ineficiencia de las instituciones lo busquen, le supliquen y le imploren personalmente. Para que horas después, él aparezca como el hombre fuerte del gobierno que resuelve con inmediatez y eficiencia.
@2010_enrique
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