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jueves, noviembre 21, 2024

Mario Ferrán, la rebeldía de un hombre trans en Pachuca

PACHUCA, HIDALGO. —Sentado frente al reloj de Pachuca, Ferran Salvatore se siente en su casa.

El estudiante de Ciencias de la Comunicación y principal fuerza activista del grupo de hombres transgénero del estado de Hidalgo, sorprende por la tranquilidad y madurez que contrastan con la imagen de hiperactividad e impulsividad de la juventud menor de 25 años.

Y con la conocida invisibilidad de los hombres transgénero, que comienza a ser equilibrada con nuevos discursos de activismo público y de cuestionamientos a las normas machistas y agresivas de la masculinidad imperante en el país.
Ferrán es uno de los principales líderes en México, de un movimiento visibilizador de la primer generación de hombres transgenero, que han renunciado a los privilegios de la invisibilidad que dan los procesos hormonales, y de la inserción a un sistema de jerarquías de género en el que el ser un hombre heterosexual, blanco y estudiante, representa un lugar cómodo en la sociedad.

Con una mirada en ocasiones desafiante atrás de unos anteojos de pasta, Ferrán responde con fluidez y con una voz de matices cambiantes.

—¿Crees que las recientes inclusiones de personas trans en series de televisivo, y revistas ayuden al movimiento trans?

—Así es por la visibilidad y que la gente poco a poco va viendo que no somos nada del otro mundo. Como en todo. Y más por qué los medios de comunicación ni siquiera tiene una idea de cómo somos las personas trans

—Ese es el punto. ¿Crees que se esté generando una visión transnormativa a través del estereotipo?

—Pues si, por eso yo que estudio comunicación intento cambiar un poco la visión con un granito de arena entre mis colegas

—¿Has vivido en tu escuela esos efectos del estereotipo?

—Al principio Más bien fue comenzar desde cero. Nadie sabía lo que era un hombre trans para su mundo solo existirían las mujeres trans. Vine un poco a revolucionar eso en la escuela, con alumnos y maestros

—¿En qué escuela estudias?

—En el Centro Hidalguense de Estudios Superiores,  CENHIES.

—¿Realizaste tu transición dentro de tu carrera?

—Así es. La realicé cuando iba en tercer semestre

ferran

Ferrán despliega dos fotografías juntas de una misma persona, el lado izquierdo muestra a una imagen femenina, en un vestido con un desafiante color purpura (común en los activismos transgénero y feministas) y con una mirada fuerte hacia la cámara. En la foto de la derecha se ve el rostro de un hombre que sonríe con una media sonrisa de seguridad. También la mirada directa al frente. Más que un cliché del “Antes y Después”, las fotos reflejan el sueño arquetípico de C.G. Jung: El balance de Ánima y Animus.

—¿Cuál fue la reacción de maestros, maestras, compañeros y compañeras?¿Fue más fácil que la aceptación familiar?

—Algunos lo tomaron de la mejor manera otros todo el tiempo eran curiosos preguntándome muchas cosas…
Y otros simplemente se alejaron.

—¿Cómo reaccionaste a todo eso?

—De algunas personas me sorprendió la reacción, más que nada con la naturalidad que lo tomaron a pesar de no estar informadas de lo que es una persona trans Mientras que las otras que se alejaron. Se siente raro al principio pero luego me di cuenta que era lo mejor, no merecían estar en este gran cambio.

—¿Crees que tu visibilidad marcara tu vida?

—Siempre me gusta esta frase y la repito cada que tengo ocasión: “Por un mundo donde seamos socialmente iguales humanamente diferentes y totalmente libres” de Rosa Luxemburgo. Yo creo que más que mi vida, marcaría la diferencia, quitando etiquetas y tabúes sobre nosotros como personas Trans.

—¿Cómo crees que será tu vida?

—No lo sé aún. Esperaré lo que  me depara el destino, no me gusta adelantarme a las cosas. Soy feliz con lo que me toco, también creo que por algo pasan las cosas. No tengo nada que reclamarle a nadie, sino trabajar y mejorar con lo que ya tengo… siendo un hombre trans.

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