20.4 C
Hidalgo
viernes, julio 26, 2024

Carta a mi violador

¿Heridas? Quizá tu vista te está jugando un truco. La artista inglesa Eliza Bennett tejió hilos en su propia mano para visibilizar la segregación de las mujeres en el mundol. FOTO: http://www.elizabennett.co.uk/
¿Heridas? Quizá tu vista te está jugando un truco. La artista inglesa Eliza Bennett tejió hilos en su propia mano para visibilizar la segregación de las mujeres en el mundol. FOTO: http://www.elizabennett.co.uk/

ACTOPAN, HIDALGO. —La violencia hacia las mujeres no disminuye, al contrario se está normalizando; y la violencia sexual es uno de los problemas que más nos dañan. Esto se debe principalmente al machismo y a la ignorancia, ya que para la sociedad el cuerpo es un “objeto” del cual se puede abusar y utilizar de la forma en que la sociedad machista se le antoje, principalmente para satisfacer los deseos de aquella persona en condiciones favorables de poder.

Según cifras de Semáforo Delictivo, en Hidalgo se tienen registrados 36 violaciones, tan sólo, en el mes de agosto; sin embargo, las cifras son de quienes decidieron denunciar, pero, ¿qué pasa con aquellas personas que prefieren quedarse calladas, ya sea por miedo o por falta de conocimiento?

Del tema podríamos hablar escribir miles de textos; sin embargo, no hay mejor manera de dar a conocer esta situación que dándole voz de una mujer que atraviesa por una situación similar. En estos días tuve contacto con ella y ante la situación que vive, ella prefirió escribir la siguiente carta:

CARTA A MI VIOLADOR

Jamás te entregaré esta carta en tus manos, pero estoy segura que la leerás. Así que solo quiero hacerte una pregunta:

Cuando me drogaste y no supe más de mí, ni de lo que pude haber hecho, cuando viste mi cara de espanto al despertar, al abrir los ojos sin poder moverme, cuando jalaste mi cabello, cuando golpeaste mis costillas, cuando se burlaban tomando fotos de mi cuerpo sin voluntad, cuando apretabas mi cara hasta que no podía respirar, cuando me golpeabas las costillas… ¿Nunca viste en mi cara a las personas de tu vida, las personas a las que amas?

Soy una mujer no tan diferente a cualquier otra que se encuentre leyendo esta carta y por eso, no sólo me atacaste a mí, sino a cada una de las personas que han sufrido abuso sexual, consumado o no. A todas las personas que se sienten amenazadas por el poder o el dinero de alguien abusivo y creen que la única solución es callar.

Solía amar las fiestas tanto como estar con mi familia o leer un buen libro. Beber una copa con mis amigos o reír viendo una película infantil con mis hijas. Soy una mujer de edad media que tiene días buenos y malos, sueños, ilusiones, metas… Soy madre, soy hija, soy nieta, soy vecina, soy amiga, soy estudiante, soy una servidora pública que trastocó tus intereses al hacer mi trabajo honestamente.

Todas las personas que, de alguna forma, tienen relación conmigo, forman parte de mi comunidad y no se a cuanta de esa gente has lastimado.

No entendía como se sentía una víctima de violación aunque he trabajado mucho con ellas, he visto su dolor, su vergüenza, incluso la culpa en sus ojos. Pero hoy por fin lo entendí; al principio fue mucha rabia, ira, frustración, miedo del escarnio público. Me preguntaba: ¿Cómo alguien puede hacer lo que quiera con tu cuerpo sin tu consentimiento? ¿Por qué hay gente tan ruin? ¿Por qué a mí, si me pensaba inteligente y experimentada? ¿Por qué ahora?

Me callé por miedo al qué dirán, incluso por miedo a parecer culpable. Dejé de dormir, dejé de comer pensando… sólo pensando qué hacer. Llegué a contemplar irme del Estado, del país o incluso suicidarme como una salida, planear algo para que sufrieras lo mismo que yo. Pero algo me iluminó y llegué a una conclusión: Yo no tuve el control de lo que pasó porque tú decidiste mi destino ese día, ¡pero hoy decido yo!

Decido no hacerte lo mismo, no porque no te lo merezcas, sino porque entonces me convertiría en alguien igual a ti y somos muy diferentes. No me voy a suicidar porque entonces no solucionaría nada y por el contrario creerías que lograste tu objetivo, y no voy a vivir con miedo porque entonces te daría el poder sobre mí que, he decidido, no volverás a tener.

No me vas a chantajear con mostrar fotos de mi cuerpo desnudo porque eso hablaría más de ti y de tu bajeza que de mí. He decidido luchar para que otras mujeres no pasen por lo mismo. He decidido romper el silencio porque sé que no estoy sola. Detrás de mí hay familia, vecinos, amigos, compañeros de trabajo, personas que saludo todos los días aunque no tengamos una relación muy estrecha, gente que conforma mi comunidad. Una comunidad que ya está cansada de tanto abuso. Y quiero que sepas eso que pesa más que tu violencia, tu poder o tus millones.

Hoy vuelvo a mi lucha. Mi hermoso Actopan no se sentirá inseguro al salir a la calle, mi gente seguirá saliendo a trabajar, a divertirse; porque no inculcaré ni suscribiré la idea de peligro al actuar honestamente y ni este acto cobarde ni chantajes o amenazas lograrán que yo me rinda.

Tú, mi violador, no has mostrado ninguna debilidad mía. Al contrario: He decidido sacar lo mejor de mí, mi lado fuerte y con ello has despertado solidaridad en la gente que me rodea. Porque hoy todos sabemos que esto le pudo pasar a cualquiera.

Quiero decirte que, sin importar mi destino, mientras tú estés sentado leyendo esto, yo recupero el control de mi vida junto con mis sueños y los de mi familia. Hoy decido darle voz a muchas mujeres que han callado actos tan cobardes como este. En realidad quizá esta carta es para ellas, para que sepan que no están solas y no tienen porque luchar con un acto así en silencio cuando habemos muchas, muchos,  que estamos dispuestas, dispuestos, a apoyarlas en su lucha.

Una cosa he aprendido: Las cosas pasan, no porque las merezcas o no, sino que simplemente pasan. Puedes no tener total control en lo que te pasa, pero tú decides si quedarte en el suelo como una víctima a merced de alguien más o te levantas y luchas para que eso cambie.

Somos más la gente buena.

Related Articles

Últimas