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viernes, octubre 11, 2024

El liderazgo tiene nombre: Alejandra Salazar

Durante 3 años, la escuela primaria “Licenciado Lauro G. Caloca” de la Ciudad de México, tuvo a una mujer transgénero como presidenta de la Asociación de Madres y Padres de Familia, elegida democráticamente, reconocida con respeto por la dirección del plantel y querida por niñas y niños que estudiaban ahí.

Para Alejandra Salazar Fortanel, haber estado al frente de la asociación que unía y representaba a las madres y los padres de estudiantes menores de 12 años de edad, es una de las experiencias más queridas tanto en su vida personal como en la de su propia familia.

“Siempre me respetaron, no les importaba que fuera una mujer transgénero; de hecho, nadie jamás me hizo un comentario sobre mi condición. En las juntas de madres y padres para tomar decisiones o analizar problemas siempre todos y todas se referían a mí como Señora Alejandra. Las maestras y la dirección también me trataron siempre de señora”.

En 2010, un año antes, la hermana trans de la mamá de la pequeña Mildrett fue registrada oficialmente como la tutora responsable de la niña ante la dirección de la escuela primaria, cuando se presentó a realizar todos los trámites académicos y administrativos de su sobrina.

Durante todos los días de ese año, las mamás de las compañeritas y amigas de Mildrett convivían con Alejandra en las mañanas, cuando la acompañaba a entrar a la escuela, y por las tardes a la hora de la salida, al pasar por su sobrina para llevarla de regreso a su casa.

Fueron precisamente esas tardes esperando la salida de su sobrina, cuando comenzó a socializar con las mamás y los papás de las niñas y niños que estudiaban en la escuela, logrando construir amistades que hasta la fecha continúan.

“Las maestras eran muy amables, nunca me hicieron preguntas indiscretas, ni trataron de manera distinta a Mildrett por tener una tía transgénero, o por convivir con una persona trans en su familia. Ellas sabían que yo le revisaba la tarea, que me sentaba a estudiar con ella y que trabajaba muy duro para comprarle todos sus útiles”.

Cuando se realizaron las elecciones para renovar la mesa directiva de la Asociación de Madres y Padres de Familia de la escuela primaria, fue propuesta por las mamás de las compañeras y amigas de su sobrina, pero también por las mamás de las niñas y niños de otros grados con quienes platicaba en las mañanas y en las tardes mientras esperaban la salida de sus hijas e hijos.

Así, Alejandra Salazar Fortanel inicio un periodo de tres años en los que encabezó el dialogo entre madres y padres con la dirección de la escuela, llevando las negociaciones sobre las mejoras que se requerían en el plantel, solucionando conflictos ocasionales entre maestras, profesores, estudiantes y personal administrativo.

“Fue una responsabilidad que recuerdo con cariño, pero no significó mucho sacrificio, ya me había acostumbrado a levantarme temprano a llevar a la niña. Quizás lo único que cambió fueron los temas de plática, que ahora eran sobre problemas escolares o sobre consejos, pero seguía siendo la señora Alejandra o la tía de Mildrett”.

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Pero las nuevas responsabilidades su generaron nuevas dinámicas en su vida personal y profesional, que tuvieron que reacomodarse en horarios.

Como la mayor parte de las mujeres transgénero de la Ciudad de México y de todo el país, Alejandra Salazar Fortanel ha pasado su vida sin seguridad laboral ni prestaciones, lo que la ha llevado al auto-empleo en el estilismo.

Al asumir la presidencia de la Asociación, la estilista tuvo que suspender y hasta cancelar trabajos vespertinos para asistir a reuniones de las que no sabía a qué horas podría salir y regresar a casa.

“Mi mamá y mi familia me apoyaron mucho, me tuvieron paciencia, sabían que no trabajaba tanto como quería, pero que era muy importante para Mildrett, para mí y para la misma escuela lo que hacíamos en la Asociación”.

En 2014, señora Alejandra culminó su periodo al frente de la Asociación de Madres y Padres de la escuela “Licenciado Lauro G. Caloca” en una celebración muy emotiva de la que recuerda con cariño cuando le dijeron maestras, mamas y papas, e incluso amigas y compañeros de su sobrina, que les gustaría que se quedara otros tres años al frente.

Los dos años siguientes al término de su gestión fueron decisivos para la vida de la activista.

Se vinculó con toda su convicción en el trabajo vecinal, que la llevó a integrarse en 2016 a un proyecto de inclusión de la Diversidad Sexual la administración de la delegación Gustavo A. Madero, y en el activismo transgénero, participando en diversas organizaciones y proceso como la reforma para la rectificación del acta de nacimiento para personas trans, aprobada por la Asamblea Legislativa del Distrito Federal en 2014.

Y con toda esa agenda, aún sigue levantándose a las 5 de la mañana de lunes a viernes, para llevar a Mildrett  a la escuela.

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