Desde la portada censurada del disco «The Man Who Sold The World» de David Bowie y la actuación de Mick Jagger en «Performance» (Roeg 1968) hasta la provocación de Jobriath en su actuación para su tema «Imaman» se despliega una raíz del origen del movimiento No Binario que ha sido decantada por la homonorma.
El discurso británico de rompimiento con la masculinidad de la guerra fría, sumado a las posturas desafiantes del escritor Quentin Crisp y la contracultura hippie, sumadas también al rock como elemento de rebeldía sexual produjeron el movimiento Glam o Glitter que logró lo que las operadoras del fascismo genitalista de ultraderecha llamadas TERFS combaten: El borrado de los géneros.
Bowie –y en especial Marc Bolan con T. Rex– se dedicó a destruir a golpes de lipstick la masculinidad ultraderechista nixoniana de los 60’s obsesionada con «matar amarillos’ en Vietnam, y del rock hipertestosteronizado de un Elvis Presley en decadencia.
Ese discurso que fluía entre una bisexualidad producida por Bowie y que alcanzaba a Jagger y a Iggy Pop, retratada con metáforas ácidas en «Velvet Goldmine» (Haynes 1998) sentó también las bases para un cuestionamiento de la heteronorma machista en la heterosexualidad afeminada de los músicos.
Los cuatro integrantes de The Sweet y en especial el vocalista Brian Connolly y el bajista Steve Priest, que tocaban con maquillaje de mujer, shorts y medias, aparecían en las portadas de revistas para adolescentes, y tenían clubes de fanáticas que consideraban su androginia más atractiva, que la seca e higiénicamente melosa heterosexualidad del ex beatle Paul Mccartney.
Robert Plant de Led Zeppelin, Kevin Ayers de Soft Machine, David Coverdale de Deep Purple y Whitesnake, e incluso Peter Gabriel de Génesis desmontaron en sus actitudes el patriarcado heteronormado y el machismo homonormado hipermasculino.
Y sin saberlo, fueron provocadores del primer desgarre del machismo con una desarticulación del binarismo de género mucho antes de los abordajes de teoricxs Queer como Judith Butler, David Halperin y en especial, imperdiblemente Leslie Feinberg.
El Movimiento No Binario, como una urgente necesidad de reinterpretar desde la posmodernidad el derecho de la persona a construir su identidad, representa en si un desafío para el Feminismo.
Pues por un lado responde a las demandas del feminismo radical de la segunda ola por desmontar el opresor sistema de Género Hombre – Mujer, y por otro lado da la oportunidad para nuevos análisis de inclusión de Disidencias a los patriarcados.
Quizás sea por eso que, en práctica contradicción, la feminista terf Camille Paglia entrevistó al David Bowie más andrógino, para su libro Sexual Persona.
La pesadilla No Binaria de TERFs trumpianas y su fascismo genitalista radica en el nuevo discurso del no binarismo de género, esta vez de parte de LP, quien cuestiona la lesbonormatividad.
LP (Laura Pergolizzi), más cerca visualmente al Bob Dylan joven, ha borrado características sexuales secundarias atribuidas a Mujeres como a Hombres, desplazándose entre las fronteras de la transexualidad y del No binarismo de género, como lo demuestra en el vídeo de su tema «Lost On You».
Lo más molesto de LP para el terfismo trumpiano lesbonormado, debe ser el tema «Recovery», en el que recrea una ruptura con una mujer, en un claro mensaje sobre las posibilidades amorosas entre mujeres, Personas Transgénero y Personas No Binarias.
Y así, mientras las TERFs exhiben de nueva cuenta sus ridículos como cirugía plástica de la era Trump al atacar la Deconstrucción de los géneros que promueve el Movimiento No Binario, este tiene ya un día en el onomástico mundial.
Bowie, Bolan, Connolly, Jobriath han muerto ya.
La vuelta de tuerca de su desafío al binarismo sexual y de género, comienza a ser cotidianizado en las universidades y en cirtuitos LGBTTTI.
Buena razón para recorrerlos al atardecer, por ese lado salvaje por el que caminaba Lou Reed en «Walk In The Wild SIDE» y rememorando a Candy Darling y a las estrellas TTTRANS de Warhol..