[Advertencia: El contenido de este artículo puede contener spoilers]
Hoy es el Día de la Salud Mental y mi querida amiga y colega Ana Lara, abogada, me pidió compartir este escrito donde reflexiona en torno a la película del Joker y el caso de nuestra tercera integrante en la Colectiva que el mes pasado mató a su hijo en condición de autismo. Espero que su texto llegue a las instancias procuradoras de justicia y a la sociedad en general. Adelante.
Dos de las frases que tiene el Joker anotadas en su libreta son: «La peor parte de tener una enfermedad mental es que la gente actúa como si no la tuvieras¨ y «Espero que mi muerte tenga más sentido que mi vida».
Recientemente, una amiga mató a su hijo en condición de autismo, que también había sido diagnosticado con esquizofrenia y estaba en tratamiento con un medicamento antipsicótico.
Ambos habían padecido toda la problemática del rechazo social que implicaba la condición de autismo del adolescente, el cual, después de quince años de cuidados, creció hasta alcanzar una altura de 1.70 metros y una fuerza inusitada, y también desarrolló una esquizofrenia que se traducía en conductas violentas que descargaba sobre la madre, durante las cuales, ella se protegía como mejor podía hasta que paraban.
Una semana antes del trágico desenlace, el adolescente la agredió en los Portales y una patrulla y policías de seguridad pública llegaron y pretendieron detener al menor, ella no lo permitió. -¡Ya se a calmar, ya se va a calmar!––les dijo. Y aguantó y esperó a que se calmara.
En ese momento supo que había quedado rebasada para el cuidado y atención del chico y acudió al único hospital psiquiátrico que hay en Hidalgo para intentar que fuera recibido.
Lo revisaron y le dijeron que no lo podían ingresar. A ella no la evaluaron, estaba en un estado que se llama “colapso del cuidador primario”, enfermedad reconocida por la Organización Mundial de la Salud y el Sistema de Salud en México, es decir, al límite de sus fuerzas para poder seguir atendiéndolo.
Un crimen que pudo evitarse si las instituciones hubieran actuado, pero efectivamente, como se muestra en un diálogo de la película en donde le avisan al Joker que cierran el centro de ayuda social, las personas como el hijo de mi amiga que tienen “condiciones mentales” no les importan, y tampoco las de quienes los cuidan, que en su mayoría son mujeres y madres.
¿Saben que únicamente existen 33 hospitales psiquiátricos de acuerdo al Informe de Salud Mental en México? En Hidalgo solo hay uno y está rebasado, al igual que su personal.
La escuela a la que asistía el chico le avisó que ya no podía llevarlo porque sus conductas agresivas ponían en riesgo a los niños y niñas más pequeños.
¿Recuerdan todas las escenas de violencia en la película?
En el trabajo la corrieron porque faltaba mucho, las crisis se agudizaron y ella se quedó para atenderlo cada vez que se presentaron.
Recuerdo un día en que le llegó un video de la escuela; el adolescente, si no mal recuerdo, pudo con dificultad y frente a una imagen de una ardilla decir “Es una ardilla, vive en un árbol y come avellanas”. Ella se soltó a llorar, lo había preparado durante meses para esa clase final.
También recuerdo que hace cerca de un año me dijo que no podría trabajar más con la Colectiva, porque las crisis del hijo iban en aumento y ya no podía llevarlo a la escuela.
Ella ha sido etiquetada y enjuiciada socialmente y por los medios de comunicación como mala madre.
La última crisis fue muy severa. Mi amiga fue imputada por homicidio calificado agravado por instituciones que no saben de perspectiva de género y de infancias en condiciones de trastorno mental, las que nunca le auxiliaron en la atención del adolescente y le negaron la ayuda en el momento más crítico, en lugar de apoyarla.
Mi amiga y su hijo fueron víctimas propiciatorias de un sistema y una sociedad que tiene mucho que aprender sobre empatía y enfermedades mentales y su manejo, y que sin importar esta deficiencia, acusan, juzgan y condenan.
Solo deseo que el juez o jueza que vaya a dictaminar su caso, haya visto la película de “El Joker” y entienda las frases que tenía apuntadas en su libreta a la hora de sentenciar, que aplique la perspectiva de género y sepa lo mínimo sobre condiciones mentales. La única instancia que aplicó la perspectiva de género al caso, de manera temporal, fue la Procuraduría General de Justicia de Hidalgo.
Ella quedó atrapada por el sistema entre un diagnóstico que dice “Síndrome no es enfermedad. Un colapso de cuidador primario ¿qué?”