El trabajo de OMAR FAYAD como defensor del Estado ante el coronavirus DEBE DESTACARSE en todo el país. Su experiencia como vencedor del virus ofrece una perspectiva carnal sobre las implicaciones de la pandemia, por tanto, entiende las necesidades de quienes sufren este maldito bicho y el trauma que supone para los familiares. Ni bien se curó, el gobernador estaba en la Huasteca supervisando obras y habilitando el Hospital de Respuesta Inmediata en la región. Eso significa que el mandatario no tiene interés en aquietarse luego de haber padecido el virus; por el contrario, se ha mantenido ACTIVO, aun confinado. La IMPORTANCIA de esta actitud reviste en estos tiempos de crisis cuando el carácter de los LIDERAZGOS POLÍTICOS está haciendo la diferencia. En entidades como Jalisco, por ejemplo, donde el vergonzante afán de protagonismo de Enrique Alfaro tiene a la sociedad jalisciense en vilo con pruebas pagadas con dinero público que no funcionan y un talante retador contra todo aquel que evidencia su torpeza, incluido el Gobierno federal. En cambio, el gobernador hidalguense ha sostenido su MAGNÍFICA RELACIÓN con el presidente López Obrador –lo cual ha resultado crucial al momento de coordinar esfuerzos sanitarios y económicos–, y se ha COLOCADO AL FRENTE de su administración con diversos PROGRAMAS ESTRATÉGICOS para la solvencia de los efectos primarios y secundarios de la pandemia, tanto con infraestructura médica que resuelva la crisis epidemiológica, como con créditos y apoyos que mitiguen la inevitable recesión económica. Por tanto, en HIDALGO podemos tener la SEGURIDAD de que estamos en BUENAS MANOS y así podremos salir adelante en esta aciaga época.