A principios de julio de 2018, justo cuando Andrés Manuel López Obrador arrasó en las elecciones y se convirtió en presidente encabezando un proyecto que prometía un rumbo diferente a los llevados en México desde hacía décadas, el clasismo de una inmensa mayoría del país – uno de los tantos y principales males sociales que aquejan a esta nación – cobró una fuerza y visibilidad fundamental que encontró como principal objetivo, después de AMLO, a un diputado plurinominal de San Luis Potosí: Pedro Carrizales , mejor conocido como El Mijis:
Su influencia y orígenes sociales se encontraban al ser un expresidiario y pandillero que abandonó las drogas, y por medio de su asociación civil ayudaba a los jóvenes de su localidad a reformarse… en ello, muchas personas encontramos un ejemplo de inclusión y no discriminación, en una esperanza para que los errores del pasado dejaran de ser un argumento para prejuzgar la valía de alguien; una muestra de que podías venir de los lugares más humildes, y realmente poder transformar tu vida y la de tu comunidad.
Recuerdo las peleas con ese clasismo derechista enraizado, recuerdo las redes llenas de mentadas de madre entre quienes con aversión rayando en el asco tachaban a El Mijis como un “criminal en el congreso” y la mentadas de regreso de quienes defendíamos la capacidad de Carrizales para reformarse y lograr un verdadero cambio social y hacer un verdadero nuevo tipo de política.
Por semanas que se convirtieron en meses a partir de que las nuevas legislaturas tomaron posesión, El Mijis parecía demostrar que estábamos en lo correcto: se mostró sensible y centrado en los proyectos que apoyó, y en la críticas y análisis agudos que demostraban que su capacidad no tenía nada que ver con prejuicios sociales.
Sin embargo, hubo algo que cambió poco a poco en Carrizales y que es un mal común en las izquierdas divididas que pelean contra las derechas unificadas: el afán de protagonismo y la necesidad de reflectores, se volvieron cada vez más evidentes.
El Mijis se estaba convirtiendo en el clásico activista que cree que las causas giran en torno a él, que necesitan la foto, el drama, el protagonismo, la polémica, y el Trending Topic, y que, para alcanzarlo, usan cualquier lucha para lograrlo: la causa son ell@s, y no ell@s parte de la causa.
Carrizales comenzó con sus selfies, sus fotos, su necesidad de protagonismo (como cuando se iba marchar hasta adelante como “aliado feminista” en las potestas de 2019)… quienes tenemos una visión menos alineada, y que hemos llenado nuestras redes sociales (en sus dos acepciones) de personas que luchan, analizan, protestan y hacen activismo, conocemos perfectamente quiénes están ahí por sus propios egos, quiénes están ahí para la foto de Instagram, el tweet retuiteado y el post con más “me encanta” en Facebook (y seguramente tú que lees esto, conoces a más de una persona así)… pero, ey, mientras de verdad ayudaran a marcar una diferencia, el afán de protagonismo de tantas y tantas personas pseudoactivistas puede tolerarse…
Así era siempre con Carrizales… hasta el día de ayer:
La vida de Carrizales había ido desde tocar fondo hasta ser inspiración… el abandonar su puesto en el congreso local de SLP “para recorrer el país en bicicleta” solo demuestra una rebeldía adolescente por parte de un hombre de 41 años, y un egocentrismo hípster activista que diluye su influencia y el ejemplo del que había servido por muchos meses… hoy, quienes hace 2 años nos mentamos la madre contra el clasismo, nos quedamos sin argumentos, porque Carrizales solo está dando sustento (tal vez de raíz aún equivocado, pero argumento al fin y al cabo) a toda esa gente ultraconservadora que con ínfulas de grandeza, cree que “el vándalo les dio la razón”, que “no pudo con el paquete” que es un “irresponsable” y que “ahora con el dinero que obtuvo se va a vivir una vida bohemia en bicicleta” … no solo eso, sino que el abandono de El Mijis también da argumentos a una oposición que encuentra cualquier pretexto para afirmar que la 4T se desmorona porque sus “representantes” ya no creen en ella…
Carrizales abandonó un puesto duro, difícil, rodeado de gente corrupta, es verdad… pero que, al menos, mientras el sistema cambia, es una posición donde se puede hacer y marcar una verdadera diferencia, donde se pueden crear leyes más incluyentes, asistenciales y justas… pero lo botó todo para convertirse en influencer de la social media.
Ni modo… así como El Mijis, el activismo, las izquierdas, las visiones trasgresoras y progresistas, están llenas de egocentristas que solo usan las causas para alimentar su narcisismo… el congreso de SLP se quedó sin una voz crítica… pero no te preocupes Mijis: sin duda, muy pronto tendrás tu placa de un millón de followers, mientras salvas al México real, con tu bandita, zumbando por la 57 en tu baika…