Este 18 de febrero, el presidente Andrés Manuel López Obrador respondió a los cuestionamientos acerca de la inminente candidatura de Félix Salgado Macedonio al gobierno de Guerrero por el partido Morena. Dicha respuesta fue, por decirlo ligera y elegantemente, muy desafortunada: “Ya chole”.
No es la primera vez que el presidente parece demostrar apatía, lejanía y desinterés por la lucha feminista. Por supuesto, dichas posturas han recibido un reclamo justificado y enérgico tanto dentro como fuera de su administración, y por parte de movimientos feministas sin distinciones partidistas; pero, desgraciadamente, también ha servido para alimentar a una oposición conservadora (política y mediática) que, descarada y desvergonzadamente, ahora se cuelga la etiqueta feminista, aun cuando, en su tiempo en el poder, tampoco fue capaz de hacer algo al respecto (y, sin desvirtuar, lo cierto es que es justamente es a esta falta de autoridad moral a lo que AMLO se refería con su hartazgo, no a las protestas).
Pero, a pesar de esta evidente falta de autoridad moral por parte del ala opositora, lo cierto es que es innegable que López Obrador les ha dado a sus contrincantes una declaración y argumento para seguirle atacando, y le ha hecho pasar a sus simpatizantes momentos difíciles para poder explicar su postura.
Pero entonces, en medio de la polémica, es necesario cuestionarnos: ¿es realmente AMLO un apático al movimiento feminista? Y la respuesta reside en la propia ideología política del mandatario:
(Lo siguiente NO ES UNA JUSTIFICACIÓN de las declaraciones y NO es justificación a la candidatura de Salgado Macedonio… es una EXPLICACIÓN de la postura política del mandatario:)
Vamos a hablar un poquito de teoría: Dentro de las corrientes de pensamiento político, económico y social que imperan dentro de la izquierda occidental, una de las más recurrentes, es el denominado Marxismo – Leninismo… si bien este pensamiento político es amplio, teórica y prácticamente aplicado y sustentado, y bien merecería un análisis profundo, de manera sencilla y general, podemos plantear que esta corriente es básicamente la aplicación en la práctica del modelo económico marxista de distribución de la riqueza, y tiene como base del desarrollo económico, el trabajo y progreso de las clases obreras, es decir, del proletariado… Lenin, basado en Marx, estableció que, para lograr el crecimiento del proletariado, y para acabar con el “colonialismo” y el “imperialismo” (reflejados como «la injusta distribución de la riqueza entre solo unas cuantas manos») era necesario el derrocamiento de éstos dos últimos.*
* (y, por si alguien está queriendo caer en reduccionismos burdos, aclaro que el plantear un proyecto político / económico / social bajo esta premisa, NO quiere decir que "¡ah, entonces AMLO es comunista!"; quiere decir que tiene un pensamiento de izquierda basado en el crecimiento de la clase obrera, al menos, desde una formación teórica / académica de las ciencias políticas; justo como prácticamente cualquier gobierno liberal alrededor del mundo).
Al final, lo que el Marxismo – Leninismo plantea, es que, priorizando el bienestar y crecimiento de la clase trabajadora y resolviendo las desigualdades económicas, se resuelven TODAS las desigualdades sociales.
AMLO cree firmemente esto. Por eso, es que su postura siempre ha sido la de «No desviar la atención al gran problema (la desigualdad social y económica, y acabar con la corrupción)»; no es que “no le interesen dichos asuntos”, es que confía en que estos son derivaciones de un solo problema unificado; arrancarlo de raíz y acabar de esa forma con todas las demás problemáticas… López Obrador y los pensadores de dicho enfoque, creen que la lucha No debe desviarse del gran enemigo, pues su triunfo sobre esto, resolverá las desigualdades y, después de ello, solo habrá que “apuntalar el resto”.
Si bien es cierto (y a diferencia de lo que algunos politólogos conservadores se niegan a ver), históricamente, muchos proyectos de nación basados en el Marxismo – Leninismo sí han presentado buenos resultados resolviendo muchas desigualdades sociales universales, lo cierto es que, la aplicación en el siglo XXI de esta corriente – y la de prácticamente todas las corrientes filosóficas, políticas, sociales económicas, antropológicas, etc. – parece olvidar la ruptura social de los grandes discursos que profesaban una sociedad única; la visión de “un gran problema”, deja de lado la necesidad de los grupos sociales diversos que, en plena anomia social, fueron olvidados, rechazados y simplemente dejados atrás, tanto por la derecha como por la izquierda política…
El feminismo, la diversidad sexual, o la no discriminación; e inclusive, otros como el ambientalismo, la movilidad y sustentabilidad, o la contracultura, tienen hoy en día agendas y necesidades cada vez más específicas y urgentes para una sociedad cada vez más diversificada, las cuales simplemente NO pueden esperar a una resolución económica para comenzar a atender sus problemáticas sociales; éstas requieren agendas complementarias y en congruencia con la gran transformación política económica que, al mismo tiempo, atiendan sus necesidades y escuchen sus demandas.
López Obrador No es un antifeminista, tiene la convicción de que su proyecto está incluyendo todos los discursos y todas las necesidades… pero lo cierto es que su agenda política (suya como la de cualquier gobierno que funcione bajo prácticamente cualquier otra corriente dentro de las ciencias políticas fundadas en el siglo XX), sí cae en una visión anacrónica de “sociedad única” que, hoy en día (con o sin intención, con o sin resultados en otros ámbitos), sí caerá en la misoginia, si no es capaz de diversificar la atención a las necesidades alternativas de la sociedad mexicana.
…
Finalmente, es también muy importante señalar algo más:
Aun cuando la visión política del presidente no sea capaz de flexibilizar su discurso, muchos otros hombres, pero, sobre todo, muchísimas otras mujeres dentro de la misma Cuarta Transformación, sí tienen una visión más sensible en los temas de diversidad social, y son esas mismas voces al interior las que comenzaron las críticas contra Salgado Macedonio; personas dentro del proyecto político actual que, pase lo que pase en Guerrero, están creando una agenda social más igualitaria, incluyente y progresista en el país…
Es responsabilidad de López Obrador comenzar una agenda más incluyente, cierto… y es responsabilidad de las Organizaciones de la Sociedad Civil sin interés político, quienes deben criticar, exigir y movilizarse al respecto…
Pero sobre todo, es responsabilidad de estos movimientos legítimos, el No permitir que voces sinvergüenzas, hipócritas, conservadoras con disfraz, y llenas de bajeza, se sumen y cuelguen de su causa con el solo fin del golpeteo político.