PACHUCA — Las encuestas en casi todos los Estados donde habrá elecciones gubernamentales este año indican que las personas prefieren que una mujer esté al frente del Ejecutivo. Al interior de Morena, por ejemplo, el el 47.4 por ciento de las personas consultadas prefería a una mujer liderando el Gobierno de Hidalgo. Pero Regeneración Nacional optó por un hombre para abanderar su causa electoral. Por su parte, la alianza Va X Hidalgo, lleva a Carolina Viggiano Austria como candidata.
Si los votos le dan el triunfo, Viggiano Austria se convertiría en la primera mujer en gobernar Hidalgo. Esto sería histórico en sí mismo; pero no debería bastar para marcar una diferencia. Por el contrario, las expectativas aumentarían. Porque ha de saldarse lo expresado por la ensayista mexicana Marta Lamas: «cuerpo de mujer no garantiza pensamiento feminista», y ha de ser la eventual primera mandataria no menos que una gobernadora feminista para honrar su lugar en la historia.
Si Carolina Viggiano fuera gobernadora debería cumplir a cabalidad con el gabinete paritario y, con ese propósito, incorporar a su Gobierno a los mejores cuadros del feminismo hidalguense o, de menos, de su Partido, el PRI. Y ha de ser del priísmo, donde sí hay mujeres destacadas, porque, entre sus aliados, el PAN y el PRD, no sólo no hay feministas sino, al contrario: abundan enemigos de las mujeres.
De modo que Carolina Viggiano tiene ante sí un doble reto: primero, demostrar por qué el PRI merece otra oportunidad; y, segundo, por qué sería bueno tener a una mujer gobernando el Estado. A ella le toca, en esta circunstancia, abanderar el largo anhelo de las mujeres hidalguenses de acceder al poder real y, de lograrlo, gobernar con perspectiva feminista. Hacerlo diferente; es decir, no a la manera en que los hombres lo han hecho por casi un siglo. Marcar un hito. De eso se trata inscribirse en la historia.