Fueron cuarenta y ocho estudiantes, de un total de sesenta y cuatro personas, a quienes la policía de Mineral del Monte, bajo las órdenes del alcalde, Alejandro Sierra Tello, detuvo, golpeó y torturó el pasado sábado 13 de agosto, cuando se desarrollaba una fiesta por el inicio de cursos del Instituto de Artes de la Universidad Autónoma del Estado de Hidalgo, ubicada en ese municipio, a menos de 15 kilómetros de la capital, Pachuca.
De acuerdo con los testimonios, los agentes hicieron una razia contra los estudiantes, contra quienes el alcalde Sierra Tello mantiene una actitud de estigmatización y violencia. Se trata del mismo presidente municipal que mandó a los efectivos a reprimir una protesta de activistas medioambientales y periodistas en enero de este año.
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Sí, es el mismo alcalde señalado por los estudiantes del Instituto de Artes de ser, al menos, omiso en la investigación del caso de Fernando Daniel Solís, de 21 años de edad, alumno de esa escuela, quien murió en condiciones extrañas y con indicios de violencia dentro del cuarto que rentaba en el municipio.
Por eso salieron a las calles de Pachuca, sede de los poderes estatales, para exigir justicia ante el abuso policiaco y el asesinato de su compañero de escuela. Exigieron la remoción del alcalde Alejandro Sierra Tello. Exigieron «¡Justicia!» y seguridad para quienes sólo quieren cumplir sus sueños.
Tomaron las calles con protestas, pero también con arte; ataviando su cuerpo con el rojo sangre de la represión. Llegaron hasta el palacio de gobierno del Estado, donde entregaron un pliego petitorio con una exigencia central: la destitución del presidente municipal de Mineral del Monte, Alejandro Sierra Tello, «¡criminal!».
