De acuerdo con el Sistema de Información Cultural del Gobierno de México, en Hidalgo existen 120 fondos editoriales. La gran mayoría de estos corresponden a Pachuca, con 144 y los demás se reparten entre Acatlán, con tres, y Huautla, San Agustín Metzquititlán y San Salvador, con uno, cada cual. Esto es: son todas las colecciones que han sido editadas por el Ejecutivo hidalguense, por lo menos, desde que se fundó el Consejo Estatal para la Cultura y las Artes de Hidalgo en el año de 1994. Es claro que, tales cifras, tan pequeñas, no corresponden a la grandeza literaria, intelectual y académica de nuestra entidad.
Recuerdo bien que en junio de 2024, el escritor y editor, ganador del premio estatal de poesía «Efrén Rebolledo», Jovany Cruz, demandó la creación de un fondo editorial estatal, ante diputadas y diputados del Congreso local . Dijo que en Hidalgo abunda la creación literaria, pero «hacen falta espacios»; es decir, hace falta presupuesto y voluntad para formar una bolsa que financie, difunda y apoye la edición de libros, revistas y otras publicaciones que den voz a las muchas y notables voces literarias que tenemos en el estado.
El presupuesto para la Secretaría de Cultura estatal es poco y casi no hay dinero para la edición de libros, salvo los correspondientes a los premios anuales de cuento y de poesía. Me queda claro que, año con año, la dependencia hace lo que puede con lo poco que tiene. Por eso urge que se destine dinero al florecimiento de las letras hidalguenses.
Este fin de semana, un grupo de activistas de la literatura pusieron el ejemplo. En un local de la ciudad de Pachuca, realizaron un encuentro de editoriales independientes, reuniendo a más de dieciséis sellos, más personas autoras, libreras y artistas. Fue toda una jornada dedicada a libros que han sido escritos, editados, publicados y difundidos con recursos propios. Una hazaña si se consideran los altos costos que tienen la edición, impresión y distribución de obras. Se trata de hidalguenses que se abren camino con bastante esfuerzo entre imprentas, ferias y librerías para difundir sus creaciones. Y muy pocas veces se les apoya. Una de esas veces ocurrió, por ejemplo, en el año 2023, cuando tuvieron un stand propio para venta y presentaciones durante la Feria Estatal del Libro Infantil y Juvenil, además de que la Red de Editoriales Independientes estuvo presente en todos los eventos multi-artísticos organizados por la Secretaría de Cultura.
Pero hace falta más, mucho más. Y no basta con la buena voluntad de una funcionaria en turno. Se necesita una política pública profunda que apoye la producción editorial. Y sí, a quién no le gustan las ferias de la barbacoa. Ya en Hidalgo se hacen tres o más. Y sí, se ven muy bonitos los ajedreces gigantes, aunque estén mal colocados. Pero nuestro patrimonio no es de plástico y dura más que un paste. Si algo del dinero que se destina a tales menesteres, se dedicara a publicar a más libros, no solamente crecerían las letras hidalguenses, sino que se impulsaría todavía más todo el magnífico potencial cultural de nuestro estado.