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martes, febrero 4, 2025

El súper héroe de Bucareli

En 1968 ocurrieron en México una serie de acontecimientos que todavía hoy no podemos explicar. Uno de ellos – el más emblemático – fue la matanza de estudiantes en la plaza de las tres culturas en Tlatelolco. De ese día tenemos versiones diversas; pero ninguna de ellas nos brinda la certeza suficiente para pensar que conocemos la verdad sobre esa fatídica tarde del 02 de octubre.

Una de las versiones sobre lo ocurrido en Tlatelolco la conocí en un libro de Jorge G. Castañeda titulado: «La herencia, arqueología de la sucesión presidencial en México, 1999». Lo que se asegura ahí – tengo que confesar – me pareció de entrada un despropósito. Pero el tiempo me dice que no se debe de desechar nada cuando se desconoce la verdad.

Castañeda sugiere que Luis Echeverría Álvarez siendo el Secretario de Gobernación de Gustavo Díaz Ordaz Presidente de México, planeó el movimiento estudiantil, infiltró gente, infló el conflicto y propició las condiciones necesarias para acorralar al propio gobierno del cual formaba parte. ¿Para qué? Para después ser el único personaje capaz de resolver el conflicto. Con ello se ganaba la simpatía del presidente en turno y aseguraba la sucesión presidencial a su favor.

Entiendo bien que muchos desechan esta versión por su desmedida especulación pero ¿qué tal si fuera cierta? ¿Qué tal si Echeverría desde una perspectiva maquiavélica pensó conveniente sacrificar a unos estudiantes con tal de asegurar su camino hacia los pinos? Quizá nunca sepamos la verdad. Pero en la arqueología de la sucesión – como dice Castañeda – se valía de todo con tal de afianzar la permanencia en el poder.

Permítanme ahora hacer una especulación actual utilizando la misma línea argumentativa.

Atravesamos un conflicto muy complejo con los maestros que se oponen a la Reforma Educativa recientemente implementada por el gobierno. Un grupo numeroso que pertenece a la CNTE (Coordinadora Nacional de trabajadores de la Educación) han radicalizado su postura y se manifiestan en algunos estados. Especialmente los maestros de la sección 22 de Oaxaca donde la semana pasada se suscitaron hechos violentos que dejaron un saldo de ocho muertos y cientos de heridos.

Tras la matanza de Nochixtlán, Oaxaca, el secretario de Gobernación, Miguel Ángel Osorio Chong se reunió con miembros de la CNTE para entablar un diálogo. FOTO: Proceso
Tras la matanza de Nochixtlán, Oaxaca, el secretario de Gobernación, Miguel Ángel Osorio Chong se reunió con miembros de la CNTE para entablar un diálogo. FOTO: Proceso

Bajo este escenario, el Secretario de Gobernación Miguel Ángel Osorio Chong, no reaccionó con el oficio político que le conocemos. Al contrario, pareció ser una figura ausente en los días más complicados. Su pasividad, quizá se entiende como parte de la misma estrategia que utilizó Echeverría hace más de 50 años. Es decir, se hizo el disimulado mientras la figura que más se desgastó fue el Secretario de Educación Pública y posible candidato a la presidencia de México en 2018, Aurelio Nuño Mayer.

Bajo esta lógica, Osorio aparece al otro día de los lamentables hechos en Nochixtlán, Oaxaca como un mesías. Única figura capaz de entablar un diálogo para solucionar el conflicto magisterial. Mostrando serenidad ofrece una versión de los acontecimientos en aquel sureño estado de la república; pero en el fondo, lo único que le interesa es que su camino a la candidatura presidencial por el PRI está más firme que nunca. Sabe que dejó atrás a una figura advenediza como el joven Nuño Mayer y que ahora, sin Manlio Flavio Beltrones en el CEN del PRI, nadie lo puede parar.

Por tal motivo es probable que los buenos oficios de Osorio rindan frutos en los próximos días y los maestros se sienten a negociar en la misma mesa del próximo candidato presidencial. Resuelto este conflicto el encargado de la política nacional aparecerá a os ojos de los mexicanos como un salvador. Figura inmaculada que hace posible lo imposible. Que fue capaz de tranquilizar un conflicto de altas magnitudes políticas y que dejará allanado su camino hacia los pinos.

Parece descabellado pero como decía con anterioridad; a falta de elementos para entender la realidad la especulación se desata. Dicho en otras palabras, en política la historia nos dice que no debemos descartar nada.

@2010_enrique
uam_lore04@hotmail.com

Enrique Lopez Rivera
Enrique Lopez Rivera
Politólogo hidalguense, doctor en Estudios Sociales. Autor de la tesis "En busca del ciudadano perdido, participación y abstencionismo en una provincia mexicana" (España) y coautor del libro "La reconfiguración de la hegemonía priísta, una lectura desde al ámbito local" (Plaza y Valdés, México). Columnista.

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