Ileana, de 49 años, nació en Pachuca y se dedica a las relaciones sociales; Michelle tiene 31 años, nació en CDMX y organiza eventos sociales. Están juntas desde hace ocho años, pero llegar a este punto no fue un camino fácil, y es que Ileana y Michelle no son amigas, son pareja.
Reconocerse como lesbianas no fue sencillo debido a las personas a su alrededor. Comentan que ambas, cuando cursaban la primaria, se dieron cuenta de que sentían atracción por las niñas y no por los niños. En un principio esto no fue ningún problema, hasta que, en ambas casos, sus padres descubrieron cartas en las que ellas hacían explícitas sus preferencias.
Algunos psicólogos me decían que yo estaba mal.
En el caso de Ileana, su familia manifestó desacuerdo inmediatamente. Michelle comenta “A mí nunca me han dicho nada”. Ileana acudió con varios psicólogos a causa de la desaprobación de su familia. “Una de ellas me comentó que tenía que asimilar mis preferencias y eso ayudó a que el proceso fuera más fácil. Ella habló con mis papás y les comentó que tenían que aceptarme y respetarme, que así era yo, que no tenían que cambiarme”, relata. Pero ser aceptada por su familia ocurrió hasta sus 26 años de edad, entonces, en sus propias palabras, dejaron de molestarla.
Michelle también visitó varios psicoterapeutas impuestos por su familia, con la intención de hacerla cambiar sus preferencias. “Yo ya estaba más que segura. Algunos psicólogos me decían que yo estaba mal, hasta que uno habló con mi familia y les comentó que ellos eran los que necesitaban ir a terapia, no yo. Yo tomé la decisión de liberarme gracias a ese psicólogo y decidí animarme para poder estar con la persona que yo quisiera”.
Una se tenía que esconder porque generaba mucho rechazo.
Con casi 20 años de diferencia de edad, Ileana comenta que en su generación “las lesbianas y homosexuales eran vistos como algo malo. Una se tenía que esconder porque generaba mucho rechazo”. Por su parte, Michelle considera que, aunque se habla mucho más del tema, aún hay gente que no lo ve de buena manera.
Los principales obstáculos para ejercer sus preferencias libremente son la falta de aceptación. El que ambas sean mujeres y la diferencia de edad, es algo que aún causa rechazo. “Por eso tratamos de ser muy discretas”, enfatiza Ileana.
Me corrieron de la prepa.
Esa discreción es quizá algo que ha permitido que Ileana no sea violentada por sus preferencias o al menos afirma no recordarlo; sin embargo, Michelle sí ha sido violentada, al grado de negarle su derecho a la educación. “Me corrieron de la prepa, me observaban cada cinco minutos para ver qué hacía. Fue súper incómodo”.
Ambas se conocieron por un amigo en común que necesitaba llevar a Ileana a un evento y no tenía carro, así que le pidió el suyo a Michelle. “Lo acompañé y desde ahí nació una buena amistad entre nosotras. Meses después comenzamos a salir y ser más que amigas. Ya llevamos ocho años juntas”, relata.
A pesar del tiempo que llevan como pareja, Michelle comenta que aún tienen que limitarse. Supone sonriendo que, en el caso de Ileana, parece que tiene cierto pudor, quizá una cuestión generacional. “Tampoco es que andemos haciendo cosas malas, pero cosas básicas como tomarnos de la mano o abrazarnos, intentamos no hacerlo”, dice Michelle.
Para finalizar, envían un mensaje a las mujeres jóvenes que se sienten atraídas por otras mujeres: Vivan libres, pero sean comprensivas con la gente que aún no lo acepta. Cuídense y no tengan miedo. Puede ser un momento difícil con la familia en un principio, pero como en nuestro caso, al final puede haber aceptación, respeto y amor. Si necesitan ayuda, búsquenla. Amen sin miedo.