El triunfo de Julio Menchaca Salazar cambiará el sistema político hidalguense y es imprescindible que su partido, Morena, esté preparado. La sesión de consejo en el cual se renovó su dirigencia estatal es el primer paso hacia ello.
El gobernador electo es un político de forma y fondo. Él sabe que mandar implica equilibrar las fuerzas que avivan al poder. Y que no existe otra herramienta para lograrlo más que la democracia. Pero esto no significa ceder por ceder.
Sí, Morena, es un partido-movimiento donde han de respetarse todas las voces, pero, a diferencia de otros, tiene un propósito fundacional: la cuarta transformación de la vida pública de México cuyo líder en Hidalgo es Julio Menchaca.
Estando las cosas tan claras, disentir de ello es un despropósito y, francamente, un acto cercano a la traición.
La militancia de Morena parece entenderlo. Por eso, Marco Antonio Rico Mercado fue electo presidente estatal de ese Partido.
Hombre anclado a los ideales del gobernador electo, de larga trayectoria en la izquierda, Rico Mercado será un fuerte para Julio Menchaca en el ideal de lograr la cuarta transformación en Hidalgo mientras se mantienen en equilibrio las fuerzas políticas, dentro y fuera de Regeneración Nacional.
Junto a Marco Antonio Rico Mercado en la presidencia, los aliados al liderazgo de Menchaca, consiguieron las carteras de Formación Política, Finanzas y Comunicación. En total, cuatro de siete posiciones del Comité Directivo Estatal.
Es cierto que un frente faccioso cooptado por La Sosa Nostra (cuyos días en Morena deberían terminar) compró con espejitos la pequeña moral política de algunos personajes que, oponiéndose la mayoritaria voluntad de cambio democrático de la militancia morenista, pretendían cobrarle derecho de piso al gobernador electo.
Ilusiones de viejos (y nuevos) caciques que por eso perdieron la presidencia ante Marco Antonio Rico Mercado, proponiendo en contraparte al exdiputado federal Gustavo Callejas, quien por someterse a las órdenes del preso por corrupción y lavado de dinero, Gerardo Sosa Castelán, perdió toda credibilidad y presencia entre el morenismo.
De tal modo, La Sosa Nostra y sus tristes aliados, tuvieron que conformarse con raptar la secretaría general y la presidencia del Consejo Estatal de Morena, a la sazón, posiciones sin relevancia histórica en la toma de decisiones dentro de ese Partido.
Ahora, Morena está listo para acompañar a su líder indiscutible, Julio Menchaca Salazar, en el arduo empeño de rescatar a Hidalgo de más de 90 años de atraso y saqueo. Era fundamental que así fuera. El gobernador electo requería tener a su Partido junto a él y, al conseguirlo, se han fincado los instrumentos de la gobernanza para el próximo sexenio.
