Desde que la Presidencia Municipal de Pachuca, al mando de Jorge Alberto Reyes Hernández, destruyó a principios de septiembre su pequeño refugio sobre la calle Benito Juárez, a un costado de la Plaza Bella, Don Armando Cabrera se debate entre la vida y la muerte.
Tiene 65 años y es hipertenso. Cada día que pasa desde entonces, su estado de salud se agrava. Duerme bajo unas cobijas, expuesto al clima. Así atravesó las lluvias incesantes de mediados de octubre, provocadas por el huracán Priscila y la vaguada monzónica que devastó el norte de Hidalgo e inundó varias zonas de Pachuca. Y ahí siguió Don Armando, medio refugiado bajo la lámina de un puesto callejero de tortas.
El día en el cual la Secretaría de Obras Públicas municipal, a cargo de Francisco Lugo Espinosa, destruyó su refugio, Don Armando aún podía sostenerse en pie. Esa tarde alcanzó a preguntar a los funcionarios sobre el motivo de la destrucción; alcanzó a rogarles, con la voz pasada sobre piedras, que le dejaran al menos unos tubos para levantar sus lonas en otro lugar; alcanzó a mirar de frente a quien lo amenazó con que no podía estar ahí porque iban a realizar la pavimentación de la calle. Aunque, esa supuesta obra, nunca ocurrió.
Desde entonces han pasado trece días, y sólo ese breve lapso de tiempo bastó para que, entre lluvias y heladas, la salud de Don Armando empeorara. Aquel fatídico día aún pudo recoger algo de la chocita de metro y medio hecha de lonas y tubos que los comerciantes de la zona le construyeron, pero que la alcaldía le demolió. Hoy, ya no es capaz de levantarse por sí mismo del suelo, donde le quema el sol y le congela la noche, sin un techo.

Su temperatura promedio es de 26 grados. Su presión: de 210-135. Tiene deshidratación constante y requiere cuidados paliativos. La brigada de la Asociación por la Inclusión y los Derechos Humanos todos los días acuden a limpiarlo, le cambian pañales, le alimentan con sueros. Pero requiere mucho, mucho más para evitar que su vida termine así.
Mientras tanto, la secretaria de Desarrollo Humano y Social del Ayuntamiento de Pachuca, Isabel Vite Cruz, afirma que el Ayuntamiento de Pachuca no cuenta con una política pública específica para atender a las poblaciones callejeras.
Y sobre el caso de Don Armando y el de tantas personas sin hogar más a quienes el personal de la presidencia municipal les ha destruido sus refugios, Vite Cruz afirma no tener información. Esto contrasta con una cifra escalofriante: al momento, se han registrado doce desapariciones y dieciocho muertes de poblaciones callejeras en Pachuca, relacionadas con la destrucción de hasta 97 refugios.