Abrió Claudia Sheinbaum su comentario sobre el acoso que enfrentó este martes 4 a las afueras de Palacio Nacional, cuestionando: Si eso le pasa a la presidenta, ¿qué le espera al resto de las mujeres? Y tiene razón. Porque lo que le pasó a ella, sirve de ejemplo maximizado de lo que ocurre todos los días, todo el tiempo, a las mexicanas de todas las edades. Y si ella denuncia lo que le hicieron, esas mexicanas podrían también hacerlo.
Y eso es crucial en un país que es inseguro para las mujeres, en todos sentidos. Son las más vulneradas por el sistema judicial; son a quienes más asesinan por motivos de odio; son las más empobrecidas a causa de la misoginia que les arrebata su derecho a la tierra, al salario justo, a la igualdad política. Y el hecho de tener a una mujer presidiendo el Ejecutivo, está claro, no es suficiente. Tampoco basta la propaganda feminista o reivindicar la historia de las mujeres en cada de una de las batallas por un mejor país. Es algo bueno, sí. Es necesario, por supuesto. Pero es insuficiente.
De modo que para avanzar con pasos agigantados, hace falta el ejemplo de la presidenta. Hace falta, como ahora ha ocurrido, una presidenta que denuncia a su agresor; pero no sólo eso: hace falta una presidenta que le declare una batalla a la misoginia en todos los espacios, comenzando por la administración pública federal. Que no exista acosador alguno en ningún poder del Estado. Y, aún más, que aquel que subsista, que sea denunciado y dispuesto a las leyes.
También en las escuelas públicas. Que los hombres alumnos, profesores o directivos con antecedentes y denuncias de acoso contra las mujeres y niñas, sean expulsados y procesados. Fuera los jueces y ministerios públicos que revictimizan a las denunciantes. O, por ejemplo, en la policía, ese cuerpo histórico de violencia feminicida, que debe ser depurado de misóginos. Y, claro, en las fuerzas armadas. Hace falta, pues, una cruzada nacional contra todos los tipos de violencia misógina, encabezada por la presidenta. Hace falta que su denuncia se convierta en un mar que limpie de acoso al país.


