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viernes, julio 26, 2024

Letras: La sensatez del desvarío

. Es en esta parte donde pretendo desarrollar el argumento de mi texto. Hay canciones cuyas estrofas, en su mayoría disparates, llegaron a sorprenderme. Entonces yo me veía obligado a reflexionar, o como dice la canción, a arroparme con la sensatez del desvarío. El género musical, así como el idioma, es lo que menos importa ahora, pues a cada tipo de oreja le entra una clase diferente de música.

Por Diego Castillo Quintero / Desde Abajo

El ser humano cuenta con cinco sentidos que le fueron dados para percibir, desenvolverse y disfrutar su entorno. Los bellos paisajes nos entran por los ojos; los buenos sabores por la boca; el tacto nos asegura el gozo de las suaves texturas, por ejemplo, las mejillas de una mujer; sin el olfato no cortaríamos las flores; el oído nos da el privilegio de escuchar el mejor invento que (a mi consideración) se ha desarrollado por el hombre para su propio deleite.

Es en esta parte donde pretendo desarrollar el argumento de mi texto. Hay canciones cuyas estrofas, en su mayoría disparates, llegaron a sorprenderme. Entonces yo me veía obligado a reflexionar, o como dice la canción, a arroparme con la sensatez del desvarío. El género musical, así como el idioma, es lo que menos importa ahora, pues a cada tipo de oreja le entra una clase diferente de música.

A continuación transcribo algunas frases que me resultan interesantes. No señalaré al demente que las profirió.

Un día, a alguien presumiblemente destrozado por el abandono de su compañera, se le ocurrió que para aclamar a la mujer de sus amores, en lugar de nombrarla Alicia, la llamaría: Malicia. Entonces la frase de la canción dice lo que sigue: Malicia, por una caricia me hubiera arrodillado. Con menos abogados te hubiera entregado todo mi ser.

En las siguientes expresiones no pude delimitar precisamente cuál de las dos era mi preferida. La primera está llena de esperanza, gracias al amor que se tienen él y su pareja: Hay coches de choque en las lágrimas, esas lágrimas que nunca caerán, y nuestro amor es el único ser que queda en este mundo destruido; la segunda trata de una tristeza que yo no he logrado concebir: He oído esta noche en la radio que ha habido inundaciones de lágrimas en la ciudad de tu corazón, y las víctimas son incontables.

Otro personaje, en su afán por mofarse de su religión, o tal vez sin este propósito, llegó a un argumento filosófico tremendo. La frase en el idioma original dice: But would I be a good Messiah with my low self-esteem? If I don’t believe in myself would that be blasphemy? Con el poco inglés que domino logré traducirla en lo siguiente: ¿Pero sería yo un buen Mesías con mi baja autoestima? ¿Si yo no creo en mí mismo sería eso blasfemia?

En una canción que existe en aras de la búsqueda interior, y que va desde la paz a la locura, se manifiesta lo siguiente: Encontré a mis demonios aguardándome en los caminos que usaba para no mirarlos. Luego pareciera que dibuja la realidad de algunos de nosotros: ¿Cuándo podrás detenerte, alegría? siquiera para mirarte por un día. Esa me parece una pregunta terrible.

Ahora retomo una afirmación que he asimilado como mía, como si yo la hubiera compuesto: ¿Por qué diré que me escondo, si nadie me quiere ver? ¿Será que no me preciso, y de paso me aviso, para ya no correr? Es con ésta que termino y defino mi postura.

En el mundo hay muchos locos, pero podría ser que sólo ellos saben realmente lo que dicen. Tal vez los dementes sean los únicos que tengan toda la razón.

puedovolarsoyelectrico@hotmail.com  

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