. Instalaciones asaltadas, documentos y mobiliario hurtado, puertas de altruismo cerradas y campañas públicas de desprestigio, fueron el resultado de un intenso proceso en contra de la Organización de la Sociedad Civil refugio “Mi ángel”, que durante tres años albergó a casi 40 familias que huían de la violencia.
Por Tania Meza Escorza / Desde Abajo
“Si se porta mal, nada más me avisa para regañarla” es la indicación que las trabajadoras sociales dan al personal que convive con las usuarias del refugio para mujeres que sufren violencia familiar, de acuerdo con el testimonio periodístico que me dio una mujer, quien llegó al albergue del estado tras sufrir violencia familiar, pero que abandonó el refugio debido al ambiente de violencia que en él se vivía.
A diferencia de otros estados de la república mexicana, el refugio de Hidalgo es dirigido por la Organización de la Sociedad Civil denominada “en familia rompamos el silencio” la cual recibe financiamiento estatal y federal. El ejecutivo estatal, a través de la Secretaría de Desarrollo Social y del Instituto Hidalguense de las Mujeres, designa y capacita al personal que labora en el refugio.
De acuerdo con el testimonio obtenido, cualquier ruptura del orden, por mínima que sea, es severamente sancionada no nada más por las trabajadoras sociales, sino inclusive por personal que labora en el lugar, quienes, a decir de la testiga, se sienten con autoridad sobre las mujeres refugiadas y sus hijos.
No sólo eso, el refugio para mujeres violentadas del gobierno del estado tiene un origen oscuro. Para crearlo debieron aniquilar a un proyecto ciudadano similar.
Instalaciones asaltadas, documentos y mobiliario hurtado, puertas de altruismo cerradas y campañas públicas de desprestigio, fueron el resultado de un intenso proceso en contra de la Organización de la Sociedad Civil refugio “Mi ángel”, que durante tres años albergó a casi 40 familias que huían de la violencia.
La asociación civil “Mi ángel” surge en 2002, por iniciativa de Olivia Orozco y Julieta Hernández. Durante tres años brindó apoyo psicológico, emocional, educativo y de capacitación para el trabajo con las casi cuarenta familias que albergó en diferentes momentos, sin recursos gubernamentales de Hidalgo.
“Mi ángel” presentaba cada vez mayor demanda, cuando el gobierno federal anunció recursos económicos adicionales a los gobiernos estatales que apoyaran a los refugios de mujeres. En ese momento, Orozco y Hernández pensaron que esta vez sí podrían contar con el respaldo del gobierno hidalguense, pero se equivocaron, porque lo que las autoridades pretendían era establecer un nuevo refugio, operado por una asociación civil “a modo”.
Sin hacer público el fundamento, un “comité gubernamental estatal” determinó que “Mi Ángel” malversaba fondos. A partir de ese momento el gobierno estatal no dio los apoyos prometidos, algunos de los donantes locales cancelaron sus aportaciones y de repente salió una nota periodística en donde se decía que Julieta y Olivia eran prófugas por fraude. Ambas acudieron al periódico a pedir la documentación sustentante pero no pudieron mostrarles nada, sin embargo de esa nota se valieron las autoridades estatales para respaldar que en “Mi ángel” había malversación.
Días después, el gobierno del estado anuncia la creación de su refugio para mujeres violentadas, pero como para acceder a los recursos federales éstos requerían ser manejados por una OSC, las autoridades estatales crearon una asociación civil “a modo” integrada principalmente por las mujeres que habían determinado la inoperabilidad del refugio “Mi ángel”.
Orozco y Hernández continuaron con su refugio, pero por esos días sufrieron un robo en las instalaciones del albergue. Todos sus muebles, sus pertenencias personales y su documentación desaparecieron sin que hasta ahora se haya dado con los culpables. En diciembre de 2005 el refugio “Mi ángel” cerró sus puertas.
Tras el aniquilamiento de este albergue, la entonces directora de Red Nacional de Refugios, Margarita
Guillé, solicitó una audiencia con el gobernador para que les explicara la situación, pero el gobierno estatal nunca contestó.
Así nació el refugio para mujeres violentadas operado por “En familia rompamos el silencio”: Con violencia surgió y con violencia siguió operando. En enero de 2007, la agencia internacional CIMAC (Comunicación e Información de la Mujer AC), documentó el trato violento que sufrían las mujeres albergadas en Hidalgo.
Este próximo 20 de junio es el Día Mundial de los Refugiados. Las personas refugiadas son a menudo confundidas injustamente con los migrantes económicos, pero los refugiados se van de su lugar de origen no con fines monetarios, sino porque huyen de la persecución, de la amenaza del encarcelamiento e incluso de las amenazas contra sus vidas. Necesitan un lugar seguro donde puedan recuperarse de los traumas mentales y físicos, y reconstruir sus esperanzas de un futuro mejor.
Ésa es la meta fundamental de todo refugio, la reconstrucción personal y no sólo el victimizar a las poooobrecitas mujeres albergadas y entretenerlas en lo que el marido violentador va a buscarlas de nuevo.
Tal como lo han señalado las integrantes del grupo feminista “Cíhuatl AC”, desde que “en familia…” tomó las riendas del albergue: si este proyecto se basa en la labor asistencialista, las autoridades deberían reconocerlo así, y no presumir que es un refugio con perspectiva de género, que evidentemente no tiene, porque esta labor debe ir mucho más allá de poner curitas y capacitar para el trabajo.
Es verdad, ningún esfuerzo sirve si los resultados no son tangibles. El principal objetivo del refugio es empoderar a las mujeres para que rompan el círculo de violencia en el que viven y no sólo darles un lugar en donde estar en lo que se les quitan los moretones.
Comentarios: taniamezcor@hotmail.com
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