. Eso es lo que las autoridades hidalguenses no comprenden, que el o la titular de la Comisión Estatal de Derechos Humanos de Hidalgo no nada más debe saber derecho, debe tener la capacidad de ponerse no en el lugar, no en los zapatos, sino en el cuerpo del otro y de la otra, para alcanzar a comprender cuánto duele la discriminación por atreverse a construir la identidad que se elige, por encima de la que se nos pretende imponer.
Por Tania Meza Escorza / Desde Abajo
“No se preocupen, no se preocupen”, nos repetía velozmente un muy nervioso Gerardo González Espínola, cuando integrantes de diversas Organizaciones de la Sociedad Civil le preguntamos cuándo sería emitida la convocatoria para las propuestas de candidaturas para integrar la terna de la cual se elegiría el próximo titular del a Comisión Estatal de Derechos Humanos de Hidalgo (CDHEH).
“No se preocupen”, nos decía cuando le informamos que el plazo estaba por vencerse, mientras nos miraba intentando comprender de qué le hablábamos. “No se preocupen, lo voy a ver con el presidente de la Comisión”. “Pero si es al ejecutivo a quien le corresponde emitirla” le dijimos. “Sí, sí, sí. No se preocupen”.
Aunque no sabíamos exactamente por qué no quería que nos preocupáramos, ya se vislumbraba el motivo que hoy, contrario a los deseos del secretario de gobierno, sí resulta preocupante: Miguel Osorio desea que el próximo titular de la CDHEH sea Raúl Arroyo.
Cero sensibilidad, tal cual ha sido el rasgo de este sexenio en materia de derechos humanos (¿Derechos quééé?)
Ése es el problema con Miguel Osorio, con Gerardo González y con su candidato oficial, que alcanzan perfectamente a comprender qué es el derecho, pero les falta sensibilidad para entender cuál es el derecho a ser humano.
Dos botones de muestra:
Hace 22 años, la noche del 14 de septiembre de 1987, Carmen Rincón, presidenta y fundadora “Cíhuatl” (la más antigua agrupación feminista de nuestro estado), iba a parir por primera vez. De acuerdo con los estereotipos sociales, se suponía que esa noche sería la más feliz de su vida, pero el sueño se convirtió en pesadilla.
En el quirófano del hospital “Beneficencia Española”, Carmen sufrió una brutal violación a sus derechos reproductivos por parte del ginecólogo Jorge García Ávila, quien asesinó por negligencia a su bebita y estuvo a punto de matarla a ella también. Aunque no murió por parto, el médico le causó un daño tan profundo que las secuelas continúan hasta hoy.
Tras un largo juicio, Carmen Rincón consiguió lo que nunca nadie había logrado en todo el país: ganó una demanda por violación a derechos reproductivos. El médico debió pagar cuatro pesos de multa (sí, cuatro pesos) y dejar de trabajar durante seis meses. Aunque el castigo fue una burla, Carmen lo sintió como una victoria, ya que a partir de ese hecho lamentable surgió “Cíhuatl”, que entre muchos otros logros a lo largo de estos veintidós años, consiguió que Carmen Rincón llevara la voz del estado de Hidalgo al Foro de Población de Cairo, Egipto, en el mismo escenario en el que estuvieron figuras internacionales de la talla de Hilary Clinton.
Hace doce años, la noche del 15 de septiembre de 1997, después de varios años de soportar cada vez mayores agresiones y actos violentos por parte de las autoridades estatales y municipales, Karen Quintero, trabajadora sexual transgenérica, sufrió junto con sus compañeras la humillación que les hizo tocar fondo: La policía no sólo las “levantó”, golpeó y extorsionó como solía hacerlo, sino que, tras la golpiza, los agentes policíacos se orinaron en ellas. En ese momento, decidieron que tal situación no volvería a repetirse nunca.
En estos doce años, “Transgénero Hidalgo” ha logrado no sólo que la sociedad, sino las autoridades hablen y actúen en favor del respeto por la diversidad sexual. La labor de las trabajadoras sexuales transgenéricas les ha proporcionado muchos triunfos, el más significativo de ellos es llevar la voz hidalguense al Congreso de la Unión, a través del trabajo para la Ley de Identidad de Género.
Evidentemente, ni la constitución formal de “Cíhuatl”, ni la de “Transgénero Hidalgo” tuvieron lugar las noches de las respectivas tragedias, pero ambas presidentas decidieron conmemorar sus aniversarios a partir de los hechos violentos, para evitar que ambos se olvidaran y repitieran.
Con el derecho Carmen ganó cuatro pesos y Karen, nada. Pero con los derechos humanos han logrado más. En estos 22 años de feminismo y doce de diversidad sexual en Hidalgo, Carmen y Karen han peleado no sólo por estar incluidas en el derecho, sino por su derecho a ser humanas.
Eso es lo que las autoridades hidalguenses no comprenden, que el o la titular de la Comisión Estatal de Derechos Humanos de Hidalgo no nada más debe saber derecho, debe tener la capacidad de ponerse no en el lugar, no en los zapatos, sino en el cuerpo del otro y de la otra, para alcanzar a comprender cuánto duele la discriminación por atreverse a construir la identidad que se elige, por encima de la que se nos pretende imponer.
PAREN LAS PRENSAS: “Dejar hacer, dejar pasar” es la filosofía de trabajo que han adoptado en la Procuraduría del Estado ante el caso de la niña indígena violada tumultuariamente en Cuautepec. Leeento, muy leeeento han caminado los dictámenes periciales sobre esta menor para, finalmente, obtener un resultado favorable a los violadores, quienes se vanaglorian por todo Cuautepec no sólo de su indignante acción, sino del influyentismo con que cuentan en la Procuraduría. Todo parece indicar que, a pesar de que incluso existe un video de los hechos, los violadores resultarán ser unas blancas palomas, gracias a sus buenas relaciones políticas.