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viernes, julio 26, 2024

[OPINIÓN] El Chantajista de Los Pinos

. A Calderón se le nota desesperado, y es prácticamente todos los sectores de la sociedad mexicana han rechazado el nuevo impuesto de 2 por ciento y que sus fondos, presuntamente, sean destinados a los pobres por medio de Oportunidades.

Por Cristobal Rojas Millán / Desde Abajo

El presidente Felipe Calderón advirtió el lunes pasado que no se vale oponerse a que haya más recaudación y, en cambio, pedir más presupuesto para mi estado o para mi programa.

El jefe del Ejecutivo federal lanzó tal reclamo a los gobernadores, sin mencionarlos directamente. Reconoció que su propuesta de paquete fiscal es difícil, pero argumentó que no se va a escudar en la difícil situación económica del país para abandonar a los más pobres a su suerte.

El Presidente volvió a la carga, volvió a defender su paquete presupuestal.

Tales advertencias, las lanzó contra aquellos gobernadores que están planeando unirse para solicitar en bloque más recursos para sus depauperadas entidades.

A Calderón se le nota desesperado, y es prácticamente todos los sectores de la sociedad mexicana han rechazado el nuevo impuesto de 2 por ciento y que sus fondos, presuntamente, sean destinados a los pobres por medio de Oportunidades.

Al Primer Mandatario de nada le han servido asegurar que éste es un programa alejado de prácticas asistenciales o paternalistas. Dice que no se trata de regalar dinero y mucho menos a cambio de apoyo electoral, a pesar de que a la Sedesol federal se le ha denunciado precisamente por eso.

En este autismo político en donde el hombre del poder ignora a los detractores de su abusivo plan, parece no darse cuenta que prácticamente toda la oposición califica de erróneo su plan para sacar al país de la crisis. La mayoría de especialistas han dicho que el plan del Presidente Calderón está de cabeza: que lo que se debe hacer es bajar y no subir impuestos; que el plan calderonista lo único que haría sería profundizar la recesión.

PRI, PRD, PT, Convergencia, premios Nobel de Economía que estuvieron en México recientemente, gobernadores, al igual que ex secretarios de Hacienda, cámaras empresariales, casas de análisis e instituciones como la UNAM, el ITAM, el ITESO y el Politécnico Nacional, han opinado en el mismo sentido.

Extrañamente, no por sus opiniones en el mismo sentido, sino porque son compañeros de partido, y que también han criticado el plan calderonista, han sido sido Diego Fernández de Cevallos y el mismísimo expresidente Vicente Fox.

En resumen es una inmensa mayoría la que dice NO al aumento de impuestos (y el 2{9e1ff1bee482479b0e6a5b7d2dbfa2de64375fcf440968ef30dd3faadb220ffd}) propuesto por Felipe Calderón.

Todos ellos según quien vive en Los Pinos están equivocados… Él, y sólo él… es poseedor de la verdad absoluta.

En esa su terquedad ignora la propuesta de su principal enemigo político, quien, para financiar el gasto público en 2010 propone eliminar los regímenes especiales en el pago de impuestos que benefician a los grandes empresarios. Andrés Manuel López Obrador también sugiere una reducción de gastos muy variada (menos salarios a la alta burocracia, eliminación de puestos innecesarios creados en los gobiernos panistas desde el año 2000), Con éstas y otras medidas se lograría tapar el boquete fiscal que a las finanzas públicas ha dejado la baja en los precios del petróleo, de remesas, y la crisis que (dicen) vino del extranjero.

A este respecto, “la crisis que vino de fuera”, valdría recordar que al gobierno federal se le estuvo advirtiendo desde 2008, cuando el advenimiento de la crisis era evidente, a que tomara previsiones.

Sin embargo, Cuando fue visible la desaceleración de la economía de Estados Unidos, el secretario Carstens aseguró que se afectaría a México pero no tanto… Dijo que nuestra economía estaba “blindada”

Recuerden su frase célebre de que allá les daría pulmonía pero aquí sólo catarrito.

Sin embargo, pocos meses después, ya con la crisis encima y sin saber cómo enfrentarla, dijo lo contrario: “La mejoría de México depende de Estados Unidos”.

En abril de 2009 afirmaba que nuestro estado económico era “sólido y estable”. Pero un mes después el 8 de mayo anunció que “México estaba en recesión”.

En esta especie de política “chimoltrufezca”, que así una cosa dice la otra, una semana después, dijo que el país “había superado la peor parte” y “empezaba la recuperación”.

Tres meses después, en agosto, dijo que estábamos en “shock financiero”. Y no sólo eso, sino que éramos uno de los países con mayor daño económico.

Aún así, estos chicuelos derechistas dijeron que no había de que preocuparse, ya que el gobierno federal tenía un guardadito de 100 mil millones para enfrentar “escenarios complicados”, y Carstens hasta se adornó: “Tuvimos la inteligencia de ahorrar para épocas de vacas flacas”.

Después la cosa cambió y anunciaron a México: “Tenemos un hoyo de 300 mil millones de pesos y ya no tenemos recursos para los programas anticrisis”.

¿Cuáles fueron esos programas? Nadie lo sabe, porque el secretario de Economía dijo que “el gobierno no considera aplicar una estrategia para evitar el impacto de la crisis financiera porque sería anticiparnos a algo que todavía no pasa”.

En inconexión total, unos días después de tales declaraciones el Presidente habló de su “plan oportuno contra la crisis” y Carstens de “acciones muy importantes para mitigar las fuerzas recesionistas”. Esa vez, anunciaron resultados muy pronto… que no se han visto.

Cuanta ineficiencia. Insisto, pareciera que nos gobiernan los peores enemigos de México.

Esto pareció ser corroborado por la calificadora Moodys: “México falló en la política monetaria y fiscal para enfrentar la crisis. Tenía una situación macroeconómica saludable pero la desaprovechó”.

Es así como, frente a la incompetencia evidente, a Carstens se le ocurrió señalar: “Urgen reformas estructurales”.

Hoy lo vemos claro, las reformas estructurales a que refiere el ineficiente gordito que trabaja en Hacienda son “más impuestos y endeudamiento”.

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