por Néstor García Iturbe
De acuerdo con las estadísticas del propio gobierno de Estados Unidos, anualmente casi un millón de niños sufren maltrato por parte de personas allegadas o que están encargadas de cuidarlos. De estos mueren cerca de dos mil.
Este es un problema nacional de una sociedad que se proclama campeona de las libertades y que se otorga el derecho de juzgar como otros países tratan a sus niños. Como dice el refrán, “ven la paja en el ojo ajeno y no ven el ladrillo en el suyo.”
El Buró Infantil del Departamento de Salud y Servicios Humanos de la Ciudad de Miami, ha informado que la mayoría de los niños que sufren abuso afrontan maltrato físico, sexual y emocional. En más de la mitad de los casos los que abusan de estos niños son personas en quienes confían, que por lo regular son sus propios padres, familiares, personas encargadas de su cuidado, maestros o entrenadores.
El abuso infantil no discrimina y trasciende género y raza. De acuerdo con el Sistema de Datos Nacionales de Abuso y Maltrato Infantil, cuatro niños mueren diariamente a consecuencia del maltrato. De los que no sufren lesiones fatales por parte de quienes los maltratan, muchos crecen y a su vez llegan ellos a maltratar a otros. La violencia genera violencia. Es un ciclo que muchos conocen en Estados Unidos.
Según el Consejo de Maltrato y Descuido Infantil de Estados Unidos, el 41 por ciento de las muertes infantiles a causa del maltrato o el descuido, son de niños menores de un ano. El 75 por ciento son de menores de cuatro anos. Estos niños no tienen forma de escapar de quienes los maltratan. No pueden llamar a la policía, pedir una orden de restricción o huir de sus casas.
En Estados Unidos, cada semana las agencias de protección infantil reciben más de cincuenta mil denuncias de sospechas de maltrato infantil. Las agencias de protección infantil, como el Departamento de Niños y Familias de la Florida, nos dicen que más de las dos terceras partes de esas denuncias dan causas suficientes para una investigación, que casi nunca se realiza por no contar con el presupuesto necesario para eso.
Por lo regular padres, maestros y vecinos que observan una comportamiento raro en los niños, o alguna señal de que han abusado de él, hacen caso omiso al asunto o no investigan lo suficiente como para realizar una acción que proteja al niño.
No se toman en consideración cambios notables en la personalidad del niño, falta de concentración, agresividad, golpes, marcas, interés en actividades sexuales no apropiadas para su edad y otras formas de comportamiento que pudieran estar originadas por una situación de maltrato hacia el mismo.
Los estudios realizados en relación con este fenómeno y su manifestación en Estados Unidos, han permitido saber la falta de sensibilidad con que el mismo se enfrenta, se origina debido a que la mayoría de los casos de maltrato infantil se localizan en familias donde existe abuso del alcohol y las drogas, que tienen dificultades para controlar la ira o la tensión, que no dispensan el cuidado necesario a la nutrición, estudio y seguridad de los niños. Esto se manifiesta en familias de un bajo nivel económico y cultural, que se sienten golpeadas por la sociedad en que viven debido a la falta de recursos económicos suficientes para resolver todos sus problemas.
Cuando se profundiza en este fenómeno los resultados indican que son los niños negros y latinos los que más lo sufren. Dentro de eso las niñas en especial, son las que reciben el mayor maltrato. A las violaciones sexuales, tanto de niñas como de niños, puede sumarse la producción de pornografía infantil, en algunos casos prostitución infantil y hasta casos de niños, principalmente latinos, que son vendidos como esclavos para utilizarlos en labores domésticas, fabricas y labores agrícolas. Si algún niño intenta escapar, es fuertemente maltratado, lo que en algunos casos le ha provocado la muerte.
Este es un evidente y bochornoso caso de violación de los Derechos Humanos, en especial los de los niños, que deben ser cuidados y respetados, algo que la sociedad estadounidense no atiende adecuadamente y que pudiera solucionar con solamente rebajar en un cinco por ciento el presupuesto del Pentágono.
Fuente: El Heraldo
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