El SME hidalguense se fracciona entre las y los trabajadores rasos, y sus líderes. Entre quienes a siete meses de quedarse sin trabajo siguen sufriendo los estragos de la pobreza económica, sobreviviendo del oficio que aprendieron, de taxistas o de los pequeños negocios de comida o venta varia que sus esposas o hijos han emprendido para paliar el desamparo de sus familias, y algunos de sus líderes que sin la menor vergüenza siguen comiendo en restaurantes y costeando sus viajes como si fuera el mismo cargo de su acostumbrado “gasto de representación”. Esta gran diferencia detona el bizarro y desmemoriado respaldo que su dirigente en Pachuca, Luis Espinoza, da a Francisco Olvera, candidato del PRI a la gubernatura. En tanto, la pregunta sobre sendo comportamiento sigue siendo ¿Qué hay detrás? Algo que al tiempo se sabrá, pero que yace en la conciencia de un líder sindical que aprovecha el hambre de sus correligionarios para rajar políticamente y, al mismo tiempo, cavar su tumba moral.