por Pablo Vargas González / DESDE ABAJO
Nuevamente los hidalguenses muy pronto vamos a sumergirnos en un proceso electoral más. El domingo 3 de julio de este 2011, toca el turno a la renovación de los 84 ayuntamientos del estado de Hidalgo. Lo nuevo, es que las elecciones darán lugar a gobiernos que tendrán un marco legal con mayores facultades, puesto que en 2010 se emitió una renovada Ley Orgánica Municipal, sin embargo debe conocerse para aprovecharse al máximo.
Desde los años noventa existe una revalorización de los gobiernos locales, prácticamente en la mayor parte de regiones geográficas del mundo. En pleno auge de la internacionalización y la globalización, “lo local” se abrió paso reforzando sus poderes e instituciones políticas para generar una articulación local-global. En Europa y Latinoamérica también se dio un nuevo impulso a los gobiernos locales, como “un laboratorio de experimentación política”, como un elemento clave en el desarrollo de la participación ciudadana en la democratización y la descentralización política.
En México, el proceso de transición a la democracia generada principalmente a partir de 1978 con la aprobación de la “reforma política” que dio lugar a la incorporación de partidos, que fueron considerados “entidades de interés público” así como una nueva ley electoral federal, fue concretada parcialmente con el triunfo de un partido opositor (PAN) en 1989 que obtuvo el gobierno de Baja California. A partir de entonces se inicia, con mayor evidencia, la pluralización partidaria en los poderes locales, y en pocos años se fue abriendo la alternancia tanto en gubernaturas y municipios, generando una tendencia de la “periferia al centro” y de “abajo hacia arriba”, y no a la inversa, que derivó en el proceso de alternancia en la presidencia de la república en el 2000.
Las demandas sociales de apertura política y pluralismo se vieron coronados en la oportunidad de los partidos políticos a la conformación de gobiernos locales (gubernaturas y municipios). Sin embargo, la instalación y relevo de nuevos gobiernos, en sus dos vertientes –dirección política y administrativa- no ha sido fácil. Desde que se inició la alternancia local hay un cúmulo de elecciones, experiencias y enseñanzas que son pertinentes aprovechar.
En el gobierno municipal hay una amplia gama de lecturas. En primer lugar cobra fuerza el enfoque “gerencia pública” que se empieza a aplicar en los gobiernos municipales, seleccionando y evaluando una serie de variables en las agencias de gobierno local: eficiencia, eficacia y legitimidad.
Estudia la “nueva gestión municipal”, a partir de entender el cambio como un proceso innovador, que es constituido por cambios administrativos y técnicos tanto en el desempeño organizacional como de gobierno, y crean nuevas configuraciones funcionales, normativas, relacionales y comportamentales, capaces de crear reconfiguraciones y resultados que impacten la gestión pública.
Por otra parte, hay una fuerte corriente que pondera el tema de la gobernabilidad, como una variable explicativa, en el que la eficacia, eficiencia y rendición de cuentas se estudian desde la óptica de la capacidad para gobernar y generar consenso; se consideran el diseño institucional, poniendo el acento en la representación y articulación de los poderes locales con los otros ámbitos de gobierno y con la apertura de canales de participación ciudadana, en un proceso de transito hacia reglas y procedimientos democráticos, en donde los “ajustes administrativos” no entran disociados en la construcción de un nuevo “orden institucional municipal”.
Paralelo a lo anterior, resaltan los estudios “institucionalistas”, una nueva vertiente que aborda la democracia cotidiana, en donde se pone mayor atención a las formas de participación, a las organizaciones de la sociedad civil y a las resistencias de los protagonistas locales que enfrentan los problemas, dificultades y conflictos de una manera participativa, con respuestas surgidas desde el ámbito de las acciones de gobierno, y que no están necesariamente vinculados a la democracia representativa (elecciones y votos) sino más bien a los cambios de la cultura política.
Las elecciones municipales en Hidalgo despiertan grandes expectativas, y participación en torno a las candidaturas, ya que se trata de un gobierno cercano a los ciudadanos, dado que se relaciona directamente con los problemas que viven las comunidades urbanas y rurales. Desde ahora hay que ver los perfiles de los y las candidatos/as que mejor propuestas tienen para producir un Buen Gobierno.
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