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martes, abril 16, 2024

Destaca CNN a mujeres hidalguenses que son mandos policiacos

A pesar de la violencia que se vive en México, con asesinatos de mandos policiales en diferentes puntos del país, dos mujeres se atrevieron a tomar el control de la seguridad en Tlaxcoapan y Mineral del Chico, en Hidalgo, ubicado en el centro del país, y vecino de Tamaulipas y Veracruz, entidades con un gran número de enfrentamientos armados.

México, DF (CNN MÉXICO).– Desde pequeñas, ambas idealizaban pertenecer a un cuerpo de seguridad en un México de antaño, donde las cifras por asesinatos del crimen organizado y el narcotráfico eran casi nulas.

Actualmente, cuando el número de víctimas en el país alcanzó el año pasado los 15,273 decesos, estas dos mujeres son conscientes de ello y se enfrentan al reto de controlar dos de los 84 municipios de Hidalgo, entidad donde la presencia del narcotráfico se recrudece año tras año.

Mineral El Chico: la antesala de la Secretaría de Seguridad de Hidalgo

Con 27 años y soltera, Anayeli Altamirano Hernández, abogada de profesión, se desempeña como directora de la policía de Mineral del Chico, a 30 minutos de la capital hidalguense, y lugar considerado como una de las zonas turísticas más importantes del estado.

A su corta edad, dirigir una corporación de seguridad le supone un reto, pero se trata de una de las metas que se trazó desde que egresó de la universidad.

Desde los 22 años, Anayeli desempeña cargos en Ministerios Públicos y jefaturas de seguridad. El 1 de marzo de 2010, las autoridades hidalguenses le confiaron la seguridad de 6,000 habitantes en Mineral del Chico.

Cinco meses después de tomar el cargo, se acerca su primer encuentro con la rudeza y saña de integrantes del crimen organizado. En agosto de 2010, la policía estatal localizó los cuerpos de siete asesinados dentro de viejas minas con una profundidad de 80 metros en dicha localidad. El hallazgo se sumó a cuatro cuerpos más en Pachuca, capital de Hidalgo. Todos estaban relacionados con grupos delictivos.

«Si tú quieres tomar este puesto evidentemente tienes un riesgo, en el área de la delincuencia organizada y del narcotráfico estamos expuestos, como cualquier otra persona, aunque el peligro para nosotros es mayor», admite en entrevista a CNNMéxico la directora de seguridad en sus oficinas rodeadas por un paisaje montañoso.

Tras el hallazgo de los cuerpos en descomposición en las minas, la Procuraduría General de Justicia de Hidalgo (PGJH) informó que al menos un policía hidalguense estaba relacionado con el caso. Anayeli, en este sentido, dice que apuesta por la profesionalización de los elementos de seguridad para que no sean tentados por la delincuencia.

«Siempre llevamos en la espalda el que digan ‘el oficial es el malo, el que roba, corrupto’, creo que debemos trabajar ahí por lo que debe haber cambios, por medio de la profesionalización y prevención del delito para comenzar a notar cambios en los oficiales, para que podamos hacer un mejor trabajo», señaló.

Con 18 elementos policiales a su cargo, además de tres patrullas, una ambulancia y dos cuatrimotos, la jefa de seguridad no se siente satisfecha, porque considera que hace falta más personal en su corporación, de acuerdo con la Organización de las Naciones Unidas (ONU).

«Si yo me sintiera satisfecha como servidora pública, estaría muy mal y no debería de estar en este lugar, por eso hay que incrementar el trabajo», expresó la mujer.

A pesar de que todos sus elementos son hombres que rebasan su edad, Anayeli, con mano firme y don de mando, mantiene el control de la corporación y de sus uniformados.

Mientras que sus metas se han cumplido prematuramente, la jefa de seguridad de Mineral del Chico ya piensa en un puesto de mayor responsabilidad: estar al frente de la Secretaría de Seguridad Pública de Hidalgo (SSPH) y erradicar a los cárteles de la droga que logran ganar mayor terreno en la entidad

Tlaxcoapan: madre soltera con sueños de justicia

A 83 kilómetros de distancia de Mineral del Chico y a 65 kilómetros de Pachuca, se encuentra el municipio de Tlaxcoapan, ubicado en la región del Valle del Mezquital. Allí, otra hidalguense tiene la encomienda de erradicar a las células del crimen organizado que operan en la zona.

Denia Díaz Cerón, madre soltera con un hijo de 17 años, tomó las riendas de la corporación en la localidad de Tlaxcoapan el 1 de diciembre del año pasado. A pesar de sólo tener un año de experiencia como policía, su sencillez contrasta con un carácter fuerte, que le ha permitido tener buenos resultados.

La directora de seguridad cuenta a CNNMéxico que en 2006 se retira de su oficio como estilista profesional para dedicarse a la política con el cargo de regidora de seguridad. Este mandato le abrió las puertas para lograr una de sus metas: portar un uniforme de policía y una placa que la acreditara como tal.

«De más pequeña yo quería ser policía, pero mi familia no me dejó por lo peligroso del oficio. Mi mamá siempre me dijo que trabajara en otra cosa», declara la jefa de policía de 34 años.

Desde una oficina pequeña, junto a su computadora o en rondines por las comunidades más peligrosas, Denia se esfuerza por brindar seguridad a cerca de 28,000 ciudadanos de Tlaxcoapan. Sin embargo, dice que es un oficio bastante delicado por el incremento de la población y el avance de las bandas criminales.

Denia cumple este martes 69 días como mando policial, los mismos que tenía Hermila García Quiñones, jefa de la policía local del poblado de Meoqui, en el centro de Chihuahua, cuando fue asesinada por sujetos armados el 29 de noviembre de 2010 al salir de su casa en el rancho Los García, en la entidad fronteriza con Estados Unidos.

Y a pesar de que Tlaxcoapan es uno de los municipios con menor incidencia delictiva en Hidalgo, la jefa de seguridad de dicha localidad reconoce que nadie está exento de un atentado.

«Sabemos que no estamos exentos de una situación como el crimen organizado. Es muy cruel la delincuencia organizada, porque muere mucha gente inocente, inclusive compañeros nuestros que son policías, es un tema bastante complicado», dice Denia.

La percepción que tienen los policías de su jefa es de una persona dura, de carácter fuerte y con un alto sentido de liderazgo, cuestión que la ha llevado a ganarse el respeto de los 26 uniformados a su mando y el de su hijo, que cursa el tercer año de la preparatoria.

«Los hombres no están acostumbrados a que una mujer los mande. Pero cuando llegué a la corporación no demostraron ningún rechazo contra mí», asevera la directora de religión mormona.

Todos los días, su hijo la despide con un beso en la mejilla y le pide que se cuide por lo peligroso del oficio, pues el asentamiento de grupos armados y la disputa por el territorio local por el trasiego, venta y distribución de drogas en las principales plazas de la entidad (Pachuca, Tula, Tulancingo y Huejutla) ha provocado serios enfrentamientos en los últimos años.

El 6 de agosto de 2009, tres policías estatales de Hidalgo, entre ellos un comandante, fallecieron en un enfrentamiento con sicarios en el municipio de Mineral de la Reforma. En la refriega, nueve asesinos a sueldo que portaban chalecos de la Agencia Federal de Investigaciones (AFI) fueron abatidos por las balas de los uniformados.

Al sin fin de asesinatos de mandos policiales a manos de la delincuencia organizada en Ciudad Juárez, Morelia, Michoacán, Guerrero, entre otros puntos del país, se le suma el de dos jefes de la policía en el municipio de Actopan, Hidalgo.

Refugio Apatiga, director de la policía municipal de Actopan, y su subsecretario, Isaías Pérez, fueron emboscados la noche del 3 de julio de 2010 por un grupo de sujetos armados no identificados en la comunidad La Estancia, a las afueras de la demarcación.

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