Su nombre es Carlos y vive en Ecatepec. En la semana me escribió para decirme lo siguiente sobre Eruviel Ávila:
“Mi querido Beto, como ecatepetense te puedo decir sin tapujos que Eruviel es un tranza y rata de primer mundo, y su gabinete se enriquece con el dinero del pueblo. Te lo digo porque lo he visto”.
Luego, en un segundo mensaje, agregó: “La gente de Ecatepec sabe que el Estado de México entraría en un caos de violencia, más de la que ya hay con el gobierno del chulo (Enrique Peña Nieto). Pero ni modos somos el pueblo del que no tranza no avanza”.
Y así, la opinión general.
Yo no sé cómo algunas encuestas de algunos medios aún tienen la suficiente vergüenza como para afirmar que Eruviel, no sólo va arriba en las encuestas –entendidas como preferencias abiertas de un foco poblacional dentro de un periodo de inmediato de tiempo-, sino que difícilmente perdería la elección. Vaya, siguen creyendo que tanto el elector como el televidente es, o se hace, pendejo. Y que, en el caso, absorben como esponja vegetal todo aquello que les quieren inyectar como aguja hipodérmica. Y bueno sí, existen ciertas notorias excepciones de seres humanos que han decidido vivir sólo en el mínimo espacio que les dota su sillón; pero, somos muchos más los trabajadores y trabajadoras que al apagar la tele, la vida y su cruda realidad vuelven con un solo pie en la calle. Somos esos, los que sabemos que el PRI no la tiene ganada en estas elecciones. Sino que, por lo contrario, se asoma la era de transición.
Le creo a Carlos, primero, porque lo conozco. Jugamos fútbol cuando niños y, así como defensa, en la vida es también un tipo sin merodeos. Barría como nadie; era valiente y duro como perro de presa. Ahora toca la batería y es un tenaz trabajador. Su experiencia como persona y vecino de Ecatapec le dan la razón: con Eruviel como gobernador, nos iría del carajo. Valga su entusiasmo que pretende hacer olvidar a la gente que si no pudo con la ciudad, de la cual ya había sido secretario municipal a principios de los 90’s, como gobernador… Dios y los mil infiernos se apiaden.
Afortunadamente la película pinta distinto. La verdad reluce frente a su asquerosa representación. Y eso que Eruviel era el menos peor entre el PRI. Así de jodidos nos tienen y nos quieren seguir teniendo.
Mira, yo escribo y casi todo el tiempo estoy pensando en mi próxima cerveza, pero hasta un tipo al filo de la misantropía como yo puede notar cuando la mierda ya no cabe en el balde. Entonces es tiempo de tirarla. Juntar la mierda con la otra mierda y darle flush… Adiós Eruviel.
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