Las siguientes horas son cruciales para el avance de las mujeres. Ya se verá qué partidos políticos en verdad valorarán el voto del 52 por ciento del electorado, y cuáles serán tan cínicos como para impugnar ante el Tribunal Electoral, con tal de evitar a toda costa que el machismo y la misoginia de sus partidos salga dañada. Las activistas estamos pendientes.
por Tania Meza Escorza / DESDEABAJO
Así comenzó la celebérrima Olympe de Gouges la redacción de “La declaración de los derechos de la mujer y la ciudadana”, texto en el que exigía igualdad de derechos para las mujeres que para los hombres, y por el cual fue llevada a la guillotina por los revolucionarios franceses en 1793.
La premisa básica de Olympe era: Si las mujeres podemos subir al cadalso, entonces también tenemos derechos. Desde aquellos años de la Revolución Francesa, de Gouges escribió: “Para el mantenimiento de la fuerza pública y para los gastos de administración, las contribuciones de la mujer y del hombre son las mismas; ella participa en todas las prestaciones personales, en todas las tareas penosas, por lo tanto, debe participar en la distribución de los puestos, empleos, cargos, dignidades y otras actividades”.
La mentalidad misógina de aquella época no ha cambiado en la clase política de hoy. Así como Robespierre y su séquito consideraron incorrectos los planteamientos de Olympe de Gouges sobre la participación política de las mujeres, hoy nuestros machines políticos mexicanos se resisten a las cuotas de género.
Tal como ha señalado Antonio Aguilar Rivera, académico del Centro de Investigación y Docencia Económicas (CIDE), las cuotas de género instauradas en México son parte de un proceso más amplio de reformulación normativa e institucional en marcha en buena parte del mundo. Al igual que otras reformas, las cuotas de género no son parte del legado histórico de la democracia liberal, sino una adición más bien reciente. Son una prueba de que los debates normativos e institucionales en torno a la democracia liberal se encuentran lejos de estar cerrados.
Ahora que el Instituto Federal Electoral ha dado a los partidos políticos que incumplieron las cuotas de género, un plazo de 48 horas para enmendar la falla, se sabe con exactitud que en el caso de los diputados federales el PAN postuló 28 por ciento de mujeres, el PRI, sólo 18.81 por ciento, en coalición con el PVEM el 26.13 por ciento y el Movimiento Progresista el 30.66 por ciento. En el caso de los senadores, el PAN sólo postuló el 26.5 por ciento de mujeres y Compromiso con México el 20 por ciento.
Sara Lovera, reconocida periodista especializada en equidad de género, compendió una serie de declaraciones que las dirigencias de los partidos políticos a nivel nacional han emitido en los últimos días, en donde justifican su resistencia a cumplir con las cuotas de género, con pretextos salidos de la pre-modernidad:
“El PAN no está obligado a lo imposible ni a postular candidatas en aquellos distritos o elecciones donde no exista interés manifiesto. Los derechos políticos son derechos y no obligaciones políticas (…) y en tanto no exista una manifestación clara de interés, este instituto está imposibilitado por el momento para registrar candidatas mujeres”.
“El PRI expone argumentos similares, así como de la imposibilidad de ejecutar ciertas sentencias del tribunal electoral. Por ejemplo, señala, aun cuando se presentaron 93 solicitudes de registro de diputados por el principio de mayoría relativa, en 35 no fue posible otorgar el registro por incumplimiento de requisitos. En el caso de los diputados, añade, al PRI le fue imposible lograr la meta, porque únicamente se inscribieron 93 mujeres para competir en 80 distritos”.
Lo mismo ocurrió al Partido Verde Ecologista de México, coaligado al PRI en 199 distritos. Su representante en el IFE, Sara Castellanos, explicó esta dificultad: “Una cosa es que sean militantes y otra que quieran ser candidatas. Se habla mucho de género, pero ya dentro de los partidos políticos es difícil. Cuando fundamos el partido la prioridad era apoyar a la mujer; entonces, la estructura era de 80 por ciento de mujeres. Sin embargo, cuando intentamos postular a las indígenas tuvimos una fuerte experiencia, porque en algunas entidades las mujeres se quedaban afuera de los consejos partidistas vendiendo sus artesanías. No les interesaba participar. Las militantes no quieren ser candidatas”, dijo Sara Castellanos, del Verde Ecologista.
Por su parte, la coalición de izquierda que asegura cumplió, fue desmentida por el Movimiento de Mujeres Progresistas que incluye al Partido de la Revolución Democrática (PRD), al Partido del Trabajo (PT) y al Partido Movimiento Ciudadano, más las mujeres de Morena, quienes anunciarán el comienzo de una jornada por la legalidad y los derechos que las asisten. Sólo en el frente Progresista había más de mil precandidatas interesadas y ahora resulta que sólo han incluido a 95 y no a 120 como exige la ley y tramposamente entre 25 y no 26 candidaturas al Senado, sólo una mujer tiene posibilidades reales de ganar.
Las siguientes horas son cruciales para el avance de las mujeres. Ya se verá qué partidos políticos en verdad valorarán el voto del 52 por ciento del electorado, y cuáles serán tan cínicos como para impugnar ante el Tribunal Electoral, con tal de evitar a toda costa que el machismo y la misoginia de sus partidos salga dañada. Las activistas estamos pendientes.
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