Siempre que mis pies me encaminan hacia la tienda de campaña instalada en solidaridad con Hana Shalabi, mis ojos se posan en un trozo de papel pegado en una inmensa pancarta junto a la cual los Shalabi acogen con una sonrisa a todos los que llegan para desear la rápida liberación de su hija. En ese pequeño trozo de papel blanco puede leerse hoy “20” [*].
La batalla de los estómagos vacíos prosigue adelante. Un estómago vacío contra todo un sistema criminal; una joven contra soldados armados para quienes las órdenes están por encima de cualquier tipo de conciencia que pudieran albergar. Shalabi es una “terrorista”, ¿cómo os atrevéis a defenderla?
Para los retorcidos estándares de Israel, yo también soy terrorista. Quizá mantenerme al lado de una “terrorista” degrada mi condición de estudiante, activista, hija, amiga, lo que pueda ser, al nivel de terrorista. Quizá todos los que apoyamos la causa de Shalabi somos terroristas, incluso aquellos israelíes que están claramente en contra de la detención administrativa y que la han descrito como una de las leyes más antidemocráticas de Israel.
También dirán que son terroristas los niños con los que hoy me reúno. ¿Qué diferencia hay? Siempre les han tratado también como una amenaza, como terroristas que quizá acaben asesinados.
Quince niños huérfanos
Me sorprendió ver hoy a primera hora en la tienda a quince niños huérfanos pertenecientes a la Asociación de Huérfanos al-Amal. Esta asociación es bien conocida por los servicios que proporciona a los niños huérfanos de Gaza. Huérfanos sin hogar encuentran en la asociación casa, colegio y una familia que les cuida.
“Muchos de los huérfanos que viven en las viviendas de la asociación son hijos e hijas de las familias que murieron asesinadas durante la Operación Plomo Fundido”, dijo Rayi Shenaino, miembro de la junta de dirección de al-Amal.
Los niños habían ido para expresar sus sentimientos compasivos en una inmensa tela colocada sobre un muro justo enfrente de la tienda de campaña en solidaridad de Hana Shalabi. Cada niño llevó pincel y acuarelas y pintó algo sobre la tela. Los niños pintaron palomas, ramas de olivo, banderas palestinas, soles dentro de los cuales escribieron el nombre de Hana, y frases como “Estoy con Hama Shalabi”, “Sí a la libertad, no a la opresión” y cosas como “Estamos con Khader Adnan y Hana Shalabi”.
Le pregunté a una de las huérfanas, Nur Yasin, de once años, por qué había ido hasta allí. “Por la libertad”, dijo, dejando asomar una tímida sonrisa en su rostro. “¿La libertad de quién, habibti?”, añadí tratando de sonsacar palabras de la pequeña boca. “De Hana”, “confío en que vuelva”.
Donya Felfel, de ocho años, me dijo que estaba en la tienda para “visitar” a Hana y que confiaba en que “saliera de la prisión para jugar con sus hermanas y su madre”.
“Quiero que Hana sepa que no la olvidamos y que estamos a su lado. Quiero decirle que la detención administrativa se acabará”, dijo Yaser al-Nabulsi, de catorce años, también huérfano.
La forma en que esos niños expresaron su solidaridad con Hana Shalabi demuestra que todos los niños palestinos, no importa lo jóvenes que sean, no pueden escapar de la politización de sus vidas. Sin embargo, “no se les está enseñando a convertirse en suicidas-bomba”, un mito constantemente invocado por Israel y sus partidarios.
Un mensaje potente
A diferencia de la idea que probablemente se tenga de cómo es un huérfano, esos huérfanos son muy distintos.
“Queremos enviar un mensaje potente”, dijo Maram Humaid, una joven activista y organizadora de la pintura del mural, “de que a pesar del hecho de que los niños son huérfanos, no esperan que el mundo muestre su solidaridad con ellos; en cambio, son ellos los que defienden la solidaridad con otros; ese es un mensaje potente que el mundo debiera conocer, que los niños palestinos no son débiles”.
Censuras
Los dibujos y pinturas que los niños hicieron hoy me recordaron las pinturas censuradas por los grupos de lobbys pro Israel hace pocos meses en Estados Unidos.
Se me ocurrió preguntarme si también se prohibiría mostrar estas pinturas si alcanzaran a llegar a aquel país. Quizá es que, para los enfermizos criterios del Estado de apartheid y sus partidarios, las palomas son antisemitas e incitan a la violencia.
N. de la T.:
[*] Este artículo se publicó el 6 de marzo, en el momento de su publicación en Rebelión, Hana llevará 23 días en huelga de hambre. Actualmente lleva 33 días de huelga. Véanse informaciones anteriores en: http://www.rebelion.org/noticia.php?id=145518; http://www.rebelion.org/noticias/2012/3/145893.pdf
Autora: Rana Baker para The Electronic Intifada / Traducido del inglés para Rebelión por Sinfo Fernández. Rana Baker, de 20 años de edad, es estudiante de Administración de Empresas y miembro del comité organizador de la campaña por el Boicot, Desinversión y Sanciones a Israel con sede en Gaza.
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