Carlos Hernández Vanegas, mejor conocido por los promotores de espectáculos como “El Greñas”, tiene dos años sin cobrar su salario semanal de 800 pesos a pesar de que hasta el viernes pasado fungía como velador, cuidador, promotor, contratista y operador del Poliforo Juan Gabriel.
“Álvaro Navarro (el concesionario del Poliforo) no me ha pagado desde hace dos años. Vivo de las chambas que hay fuera en la pinta de casas y de asear banquetas, además de que gano extras por la renta de un mobiliario, de mi propiedad, que se utiliza en los conciertos para cercar el escenario. Es un aro común alrededor de la parte baja del foro. Algunos promotores me dan una comisión en cada evento por facilitarles las cosas, por conseguirles los elementos para sus eventos como luz y agua, por cortar los boletos en la taquilla. Me pagan también por vigilar su mobiliario antes y después de los eventos. De eso vivo porque a la fecha no me han pagado el salario de dos años de servicio”, relató.
Carlos Hernández detalla que ya no puede ingresar al Poliforo desde que la Dirección de Obras Públicas del Municipio inició el desmantelamiento de la infraestructura interior el pasado viernes tras suspender la concesión al ex diputado local y ex director de Promoción Económica y Financiera del Ayuntamiento, Álvaro Navarro Gárate.
Señala que junto al ex funcionario, el Poliforo era administrado por uno de sus empleados identificado como Óscar González, quien no pagó desde al menos hace cuatro años los recibos a la Junta Municipal de Agua y Saneamiento, lo que dejó al inmueble sin el líquido desde el año pasado por un adeudo, dice, de más de 400 mil pesos.
“La luz la cortaron casi al mismo tiempo por un adeudo de 53 mil pesos, deuda que creció y que pertenecía a un segundo contrato que firmaron con la Comisión Federal de Electricidad a nombre de Óscar. Los últimos eventos se realizaban con plantas de energía a diesel y con pipas de agua para llenar las cisternas que alimentaban los baños. Rentaban el Poliforo a los promotores, decían ellos, en 20 mil pesos para cada espectáculo, pero cada evento les dejaba miles de dólares. Tampoco pagaban, al parecer, los permisos al Ayuntamiento, por eso nos desalojaron, pero de eso sé poco”, indicó.
Carlos Hernández llegó a laborar al Poliforo luego de que falleciera su hermano mayor, quien hacía las funciones que él adoptó desde el 2007.
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