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viernes, julio 26, 2024

El feminicidio de Adriana Sarmiento

Adriana Sarmiento Enríquez fue una niña asesinada con impunidad como las más de 700 mujeres que en similares circunstancias han caído desde hace 20 años en Ciudad Juárez, 30 de las cuales han sucedido en el mismo lugar, casi a la misma hora y en la misma forma en lo que va de 2012 

 

 por Tania Meza Escorza

Adriana tenía 15 años cuando fue secuestrada en el centro de Ciudad Juárez, el 18 de enero de 2008. “Ella desaparece un viernes. Su mamá Ernestina pone la denuncia 48 horas después y a los tres días la conocí personalmente. Y vi que el perfil de esa niña encajaba perfectamente con el de las niñas en la década de los noventas. Sus circunstancias eran muy claras porque salió de la preparatoria y ahí desapareció. No llevaba ni ropa, ni dinero ni documentación; es decir, todo hacía indicar que no era una huida voluntaria”.

El periodista español Javier Juárez pasó tres años buscando con vida a la niña Adriana Sarmiento Enríquez. Junto a Ernestina Enríquez, mamá de la desaparecida, recorrieron cinco estados de México buscándola entre antros y centros donde tiene lugar la trata de personas. Un trienio después descubrieron que el cadáver de la niña había llegado a la morgue de Ciudad Juárez ¡16 días después de la fecha de su desaparición! pero las autoridades no les habían informado.

Luego de la desgarradora travesía junto a la mamá de Adriana, el periodista ibérico escribió el libro “Desaparecidas de Ciudad Juárez”, documentando este y otros casos similares, en donde se aborda la desaparición de niñas como una terrible vertiente del feminicidio en esa ciudad. Para presentar esta investigación, Javier Juárez estuvo ayer en Pachuca en donde señaló que su libro “es un reconocimiento a las madres que en Juárez, como en México y en todo el mundo han puesto en riesgo sus vidas buscando a sus hijas”.

Cuando el libro se presentó en el Distrito Federal, el autor señaló en entrevista con la agencia estadounidense “Los Ángeles Press” que él tardó un año en ganarse la confianza de la mamá de la niña, porque una estrategia que utilizan las autoridades de Ciudad Juárez, es decirles a las mamás que no hagan público el caso, ya que los periodistas sólo quieren lucrar con el dolor.

Otra actitud sinvergüenza que las autoridades tuvieron en este y otros casos, fue que le dieron a la madre pistas falsas sobre la investigación del caso de Adriana. Le dijeron que según sus averiguaciones, la niña había sido secuestrada por una red de trata, así que doña Ernestina y el periodista español se fueron a recorrer cinco diferentes estados del centro del país buscando a la niña, invirtiendo en ello tres años y mucho dinero que no tenían: “Hemos recorrido más de 15 mil kilómetros, hemos estado en sitios, suburbios, antros que ni en las películas se reflejan; donde hay niñas de apenas 13 ó 14 años ofreciendo servicios sexuales, siendo vigiladas por sus lenones, pero las niñas que buscábamos de Ciudad Juárez no estaban en esos sitios donde nos habían dicho”.

Tres años después se da una trágica coincidencia: Guadalupe Lizárraga, periodista directora de la agencia estadounidense “Los Ángeles Press”, investigaba los casos de las niñas asesinadas en Ciudad Juárez, y se topó con el periodista español, quien le comentó que él investigaba los casos de las niñas vivas, desaparecidas, pero vivas en aquella ciudad.

Entre la información que Lizárraga le presentó a Javier Juárez estaba el caso de una de tantas niñas, cuyo cadáver llevaba años sin ser reclamado en la morgue y estaba registrado con el nombre de Adriana Sarmiento. “Guadalupe descubrió y denunció que las autoridades de Ciudad Juárez estaban ocultando decenas de cuerpos de niñas tomadas como desaparecidas. Y que entre los cuerpos de esas niñas asesinadas ocultas por la propia autoridad, estaba el de una niña de 15 años llamada Adriana Sarmiento Enriquez. Yo sentí un impacto brutal. Traté de buscar excusas. Yo le decía a Guadalupe ‘no puede ser, tiene que haber un error, esta niña tiene que estar viva’, pero ella me fue dando datos, pruebas y en efecto, era Adriana la que estaba ahí’”.

Lo que siguió fue lo usual en el caso del feminicidio en Juárez: las autoridades intentando desprestigiar a ambos periodistas, diciendo que mentían y que buscaban lucrar con el dolor ajeno. Después, una buena persona dentro de la procuraduría llama anónimamente a la familia de Adriana y les dice que no sólo es cierto que el cuerpo está ahí desde hace años, sino que al ser descubiertas, las autoridades están intentando desaparecer el cadáver. Periodistas, activistas y familiares se movilizan y dan a conocer públicamente el caso. “La presión fue tal por parte de organizaciones civiles como ‘Nuestras Hijas de Regreso a Casa’ y de las propias familias, ante la incertidumbre que había más cuerpos de niñas, que las autoridades acabaron por llamar a la mamá y admitirle que el cuerpo de Adriana estaba en la morgue.”

Adriana Sarmiento Enríquez fue una niña asesinada con impunidad como las más de 700 mujeres que en similares circunstancias han caído desde hace 20 años en Ciudad Juárez, 30 de las cuales han sucedido en el mismo lugar (el centro de la ciudad), casi a la misma hora y en la misma forma en lo que va de 2012. Pero en el caso de Adriana, a las terribles vejaciones que probablemente sufrió en sus últimas horas de vida, se sumaron tres años de martirio para su madre, quien estuvo a punto de perderla viva y muerta.

La conclusión del periodista español resume la problemática del feminicidio en Chihuahua: “La situación de hoy en Juárez, resulta duro decirlo, pero es más atroz que en la década de los noventas o de los dos mil, cuando fue visualizado internacionalmente. Estamos hablando de un genocidio. Un feminicidio bestial. Se les mata por ser mujeres, por ser pobres, porque no pasa nada”.

@taniamezcor
FB: Tania Mezcor

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