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domingo, diciembre 22, 2024

La corrupción de autoridades electorales, el problema de México

El problema ya no es Televisa, pues. Va más allá de la corrupción de una entidad privada que manipula burdamente la información al servicio de estos criminales. El problema es la desobediencia institucional que el IFE y la FEPADE están llevando en completa impunidad y desfachatez contra el pueblo de México. El problema es la complicidad de magistrados del Tribunal Electoral del Poder Judicial, quienes actúan sometidos por completo a esta mafia, y no han sido capaces de hacer justicia electoral, ni en casos pasados.

por Guadalupe Lizárraga

El economista Alfredo Jalife nos sugiere tomar Televisa. Sin embargo, su propuesta desvía la atención de lo que significa la tarea propiamente de resistencia civil pacífica. Tomar Televisa, además, no es tarea que corresponda a los ciudadanos, porque no es nuestro propósito expropiarla. Nuestro propósito es informar sobre la crisis política que vive México y en todo caso lo que correspondería a los ciudadanos transformados en clientes es hacer un boicot económico a esa televisora y a los demás medios.

Doy los argumentos:

En primer lugar, la toma de Televisa siempre sería simbólica. Y si llegamos a cambiar la táctica y hacer una toma real, exponemos a los manifestantes a un arresto o a ser hostigados por las policías, puesto que se trata de un inmueble privado. No se justifica la intervención directa y violenta de los ciudadanos en esta entidad privada, pese al impacto público que ella tuviera.

En segundo lugar, desviamos la atención de las instancias jurídicamente públicas que sí son de competencia de los ciudadanos y que son directamente las responsables de la crisis política que vive México: el IFE, el Tribunal Electoral, la FEPADE y el PRI. Todos estos organismos públicos, incluyendo al partido político, operan con recursos públicos y sus facultades están sustentadas en la Constitución mexicana. No se mandan solos, para decirlo coloquialmente, y si lo hacen están incurriendo en desobediencia institucional. Su deber es cumplir cabalmente con las tareas encomendadas, y en el momento en que traicionen para lo cual fueron creados como organismos públicos, deben ser sometidos a juicio y ser sancionados penalmente. No es un juego delinquir, y si es necesario llegar a instancias internacionales para preservar los derechos políticos y fundamentales de los mexicanos, tendrá que hacerse.

Un tercer punto, es que no se trata sólo de Televisa y TV Azteca. Los demás medios de comunicación, incluso, los más asociados a la Izquierda como la La Jornada o Contralínea o SDP Noticias han sido parciales en la cobertura de la información. Han manipulado y en algunos casos claramente han favorecido al mismo PRI, desde el escamoteo de temas sensibles hasta la saturación ofensiva de propaganda priista, Seguridad Pública y Policía Federal. Los medios cuando se ven cuestionados por su cobertura a medias, hacen una breve crítica de lo que muchos usuarios de las redes sociales quieren escuchar. Pero basta echar una mirada a los medios el 1 de julio para darnos cuenta de quiénes participaron del anuncio apresurado del supuesto triunfo de Peña Nieto para saber su posición.

En el caso del PRI, se trata de un partido que ha dejado de cumplir sus tareas más básicas y se ha convertido en una organización criminal. El lavado de dinero en el que sus elites han participado y promovido, la represión a electores, la compra y coacción del voto, la corrupción gubernamental y los asesinatos que los mexicanos han querido ignorar, como en los que Carlos Salinas de Gortari está claramente implicado, son propios de una mafia, no de una entidad política que promueve democracia.

Dejemos de usar eufemismos para estos criminales. Y nombrémoslos con apellidos, porque también han tendido sus redes hasta los magistrados del Poder Judicial, de tal forma que la esperanza de justicia nacional se ha corrompido. El congreso, desde hace tiempo, ha sido una meretriz para el PRI, con sus contadas excepciones como Gerardo Fernández Noroña. El resto, podría decirse mal que bien, que han servido y se han servido de las relaciones de los criminales como Fidel Herrera, Humberto Moreira, Elba Esther Gordillo, Carlos Salinas de Gortari, Raúl Salinas de Gortari, Enrique Peña Nieto, Eruviel Avila, y la larga lista ya la concocemos, con toda la inclusión de los panistas como Felipe Calderón y Vicente Fox.

El problema ya no es Televisa, pues. Va más allá de la corrupción de una entidad privada que manipula burdamente la información al servicio de estos criminales. El problema es la desobediencia institucional que el IFE y la FEPADE están llevando en completa impunidad y desfachatez contra el pueblo de México. El problema es la complicidad de magistrados del Tribunal Electoral del Poder Judicial, quienes actúan sometidos por completo a esta mafia, y no han sido capaces de hacer justicia electoral, ni en casos pasados. Son ellos que están quebrando las instituciones y corrompiéndolas abiertamente frente a nuestras miradas.

Comos señala Manuel Guerrero, activo militante del PRD, “… los Consejeros y Magistrados del IFE y del TEPJF, desde sus trincheras plenas de confort, tranquilidad económica y descomunal ventaja respecto de la sociedad mexicana, en cuanto a la utilización en su beneficio de todo tipo de recursos económicos, tecnológicos, humanos y jurídicos, desestiman todo tipo de pruebas y convincentes argumentos que demuestran que en el proceso de la elección del pasado 01 de julio, sucedieron ilícitos de tal magnitud que justifican plenamente la anulación de la elección”.

La propuesta de Taibo

La propuesta de Paco Ignacio Taibo parecería ser el camino de un pueblo que se une contra la mafia que lo hunde. Taibo habla de las brigadas contra la imposición, de contar neustras experiencias del fraude, de informarlas cuadra por cuadra, municipio por municipio, hacer pintas en barda por barda, en eco de Andrés Manuel López Obrador en su Plan de defensa por la dignidad y democracia. Pero esta tarea cívica va más allá de informar. Tiene un significado superior al de enterar a todo México de la crisis política que vive.

El significado político de la defensa de la democracia es principalmente el de crear comunidad. Algo que ha sido impedido por las mafias de narcotraficantes y los políticos corruptos que han seguido al pie de la letra lo de “divide y vencerás” en logro de su propia impunidad.

La comunidad, como sentimiento, como emoción compartida de dignidad y fuerza, es lo que representan las brigadas intensas de información y conciencia contra la imposición de Enrique Peña Nieto como presidente del país. Las redes sociales, los medios alternativos, las megamarchas, los estudiantes y las manifestaciones de honesta solidaridad en la construcción de la democracia es comunidad. Y esta comunidad es lo que le da un sustento real, vivo, de pertenencia a nuestra nación y desnuda la simulación con la se ha vestido el IFE todos estos años.

La comunidad que hace valer sus propias instituciones, resarciéndolas de la corrupción de los políticos, y que se enfrenta con exitosa dignidad a su destino, podemos llamarla entonces democracia. No antes. Y son estos peldaños los que nos invita Taibo a escalar.

LOS ÁNGELES PRESS

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