Pablo Vargas González
El 10 de agosto se cumple el séptimo aniversario de la Academia Hidalguense de Educación y Derechos Humanos A. C. (ACADERH), fundada en 2006, como un nuevo organismo civil que nació con el propósito de contribuir al pleno ejercicio de los derechos ciudadanos, políticos, sociales, económicos y culturales en México y en el estado de Hidalgo. Hoy se encuentra en un proceso de restructuración interna resultado de un ciclo de altibajos pero permanece firme en el seguimiento de su causa fundamental.
En 2006 un grupo de profesionistas hidalguenses, de estudiantes de post grado en varias disciplinas, de profesores y ex profesores, que conforman un sustancial “capital humano”, dedicado a la academia, el sindicalismo, la comunicación, el feminismo y la realización de proyectos culturales resolvieron organizarse y unir esfuerzos para crear una agrupación de carácter ciudadano en nuestra entidad. Una de las causas fue el conjunto de arbitrariedades que se cometían en contra de profesores y estudiantes de la universidad local.
No obstante vimos esa situación concreta como parte de un todo, que había que transformar. De ahí que en nuestra propuesta consideramos como un valor fundamental de empoderamiento de la sociedad, el de la organización ciudadana y el asociacionismo, a través del cual los grupos sociales se conjuntan en asociaciones, defienden sus derechos y participan en los ámbitos públicos y privados.
El punto de partida se dio en el complejo contexto de inicios de siglo XXI, en un ambiente internacional dominado por el miedo y el terror, y las intervenciones militares de las potencias económicas que de manera unilateral declaran guerras desiguales e injustas donde se ha perdido el sentido del valor fundamental del proceso civilizatorio: el respeto a la vida humana y el progreso de los pueblos y naciones.
Esta asociación nace en pleno proceso de electoral de 2006, enrarecido por la incertidumbre en la consolidación de la democracia en México, de signos contradictorios en la preservación de los derechos fundamentales en nuestro país, de perdida de credibilidad en las instituciones políticas y del peligro de la descomposición social, por lo que planteamos que era necesario el fortalecimiento de la sociedad civil organizada.
En México aun se encuentran como asignaturas pendientes, el cabal cumplimiento de los derechos civiles, económicos sociales y políticos establecidos en la Constitución de 1917. Como país venimos arrastrando lastres que provienen de siglos anteriores, tales como: la discriminación, el racismo y las desigualdades sociales. Les tocaron los años de la violencia del último sexenio. No puede haber democracia verdadera si aun persisten en amplios conglomerados sociales, pobreza y sin ejercicio de derechos.
En siete años, la ACADERH, junto con una veintena de asociaciones, ha aportado en el posicionamiento de los derechos humanos en Hidalgo, mediante campañas, cursos, seminarios; y otro de los puntos en que se ha contribuido es en la necesidad de la visibilidad, el cabildeo y la incidencia en la toma de decisiones. En poco tiempo hemos realizado diversos foros desde una perspectiva ciudadana de intervención y participación en políticas públicas. Participamos en la discusión de diversas leyes y propuestas entre 2006 y 2013 que abordan los derechos y libertades ciudadanas. Y la intervención por democratizar los espacios de los organismos públicos sobre todo el IEEH, la Comisión de Derechos Humanos de Hidalgo, y el Instituto de Acceso a la Información y Protección de Datos.
En este contexto difícil pudo desarrollar el trabajo voluntario, que es lo que caracteriza a los organismos civiles: el gran esfuerzo de decenas de ciudadanos conscientes de la necesidad de cambios reales, a los que están comprometidos y dedican no solo su valioso tiempo sino también, frecuentemente, sus propios recursos. De este trabajo, a muy pocos les ha incomodado. Pertenecen al pasado y al viejo estilo, de “ver moros con tranchetes”. Otros inclusive han tratado de “acallar” y/o competir con las iniciativas ciudadanas.
No ha sido fácil se ha enfrentado a muchos obstáculos, desdén y menosprecio desde el poder, y desinformación y apatía de los grupos sociales. O bien “compañeros de viaje” y acomodaticios que buscan intereses de corto plazo, algunas veces ajenos a las causas sociales. En siete años se ha avanzado lento pero en forma efectiva. La restructuración interna es un paso necesario para sanear y restablecer condiciones que permitan avanzar en la defensa de los derechos ciudadanos. Felicidades a los y las activistas en derechos humanos.