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jueves, noviembre 21, 2024

Joshua Guerrero: El destino cabe en seis letras

PACHUCA, Hidalgo. —Trece hombres conforman una sociedad especial en el estado de Hidalgo. Aunque no son un secreto, sí forman parte de un selecto grupo masculino que realiza análisis sociales y tiene dinámicas que no son comunes para aquellos que forman parte de una masculinidad heterosexual u homosexual socialmente normalizada con ritos y practicas machistas o patriarcales.

Entre esos 13 hombres transgénero que realizan ciberactivismo, intercambian información sobre derechos humanos, procesos hormonales y análisis de comportamientos de masculinidades hegemónicas frente a nuevos discursos del ser hombre, se encuentra un estudiante de psicología próximo a egresar, y cuya inquietud principal es el análisis de los procesos educativos.

Joshua Guerrero tiene 22 años. Carga consigo una historia de lucha familiar y académica, y el orgullo de haber logrado realizar su corrección de acta de nacimiento a tiempo para que su título de psicólogo educativo se expida con su nombre masculino, con todas y cada una de esas seis letras que definen no solo su género, sino también su destino: Hombre.

“Estoy ya a unos meses de terminar la carrera y pues considero que en estos momentos me enfoco más en lo que es estudiar, hacer trabajos, mi tesis que en cualquier otra cosa. También obtener mi título, crecer a nivel profesional tener un buen trabajo y en algún momento ayudar a personas de la comunidad LGBT en lo que me sea posible”.

La titulación de Josh como psicólogo es uno de los sueños de alguien que a los tres años de edad se dio cuenta que no pertenecía a ese ambiente de muñecas, vestidos, juegos a la casita y otros ritos del mundo pintado de rosa a donde la sociedad pone como requisito a las niñas.

La rebelión de Josh, lo llevó a recomponer la relación con su madre, su principal apoyo, una relación que se ha mantenido cambiante en muchos aspectos, pero firme en dos puntos especiales: la información y el amor.

joshua

“Pues más que nada a la información que yo mismo le he dado, al tiempo, a su disposición pero también obvio al amor que hay entre nosotros. Desde que yo le dije que soy un hombre trans a la fecha pasaron 4 años pero ella lo acepto desde el primer año”.

Pero ese amor de madre e hijo ha abierto distancias muy fuertes con otras personas de su familia, en especial con su padre, lo que, como hombre, ha sido uno de los aspectos más duros de su proceso de construcción de identidad al interior de su núcleo familiar.

—¿Y el resto de tu familia?

—Pues no lo sé, (quizás) sea una forma de negación, pero son muy indiferentes con el tema

—¿Pero no te agreden?

—Mi papá sí,  al principio, pero fue poco tiempo, después ya no dijo nada.

Así, la relación entre padre e hijo, que es simbólicamente muy importante en la sociedad patriarcal occidental, resulta imposible entre Josh y su progenitor, debido a los modelos de masculinidad socialmente heterocentrista y por lo tanto transfóbica.

«Pues la relación es muy muy distante bueno de por si él siempre estuvo ausente y bueno en realidad no me afecta pues en si nunca estuvo para mí, es como algo cotidiano.»

Esos modelos de una masculinidad paterna rigida, fría y distante, carente de emociones, son los que impiden a un padre conocer a un hijo estudioso y deportista, cuyos intereses abarcan desde los deportes de contacto hasta el estudio, pasando por el anime japonés y por los sueños del futuro. Los sueños de un hombre, de un guerrero que, a sus 22 años está a punto de ser el primer psicólogo transgénero del estado de Hidalgo.

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