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viernes, marzo 29, 2024

Ximena Do Santos: La voz (y la mirada) de una generación

CIUDAD DE MÉXICO — En 2001 la adolescente Ximena Dos Santos comenzó a asistir al entonces Centro Cultural de la Diversidad Sexual donde se reunían grupos de personas transgénero

En esa época –considerada ahora el punto de arranque del activismo trans de la Ciudad de México–, el CCDS era el lugar donde se congregaba la organización Travestis México y donde tocaba el grupo de música trans “Queen Ass”.

Todos los viernes y los sábados a partir de las 7 de la noche, la vieja casona ubicada en Colima 267 casi esquina con Insurgentes se llenaba de personas trans; desde profesionistas travestis heterosexuales casados hasta jóvenes que comenzaban a rebelarse y definir una vida fuera del closet.

La rutina era simple: llegar temprano, usar uno de los salones del primer piso para cambiarse la ropa, arreglarse, maquillarse y regresar ya como mujer a la planta baja a la cafetería, donde se podía cenar, tomar alguna cerveza, y platicar… sobre todo platicar.

No eran mujeres trans como las que ahora salen a la calle: desafiantes, seguras de que la policía no las puede detener, o que es posible entrar a restaurantes y a otros negocios sin problemas de discriminación. En aquella época, el CCDS era una especie de fortaleza donde la metamorfosis era posible, pero solo dentro de sus paredes. Si alguien tenía que salir mínimo a su automóvil, debía hacerlo corriendo o volver a cambiarse, para evitar algún problema en la calle.

Ximena Do Santos: Una mujer plena
Ximena Do Santos: Una mujer plena. FOTO: Fernando Escobar Mayorga / DESDE ABAJO

Aquellas imágenes de personas trans tensas refugiadas en un centro cultural, pasaron durante años por las pupilas de Ximena mientras crecía. Historias que vivió con sus amistades travestis con esposas, hijas o hijos, y junto con aquellas que comenzaban a tomar hormonas por su cuenta, e incluso inyectarse aceites.

Y Ximena se volvió consejera y confidente.

Cuando vino la crisis del Centro Cultural de la Diversidad Sexual, provocada por una nueva administración de un joven gay que prohibía el travestismo dentro del negocio, muchas emigraron a un segundo centro de reunión, la “Casa Vieja de Bea”, dirigida y administrada por una mujer trans: Bea Jimcas.

Y allá fue Ximena, ya una joven adulta convertida en confidente de muchas, la amiga, la que aconsejaba, la que acompañaba.

Diez años después, la entonces soñadora ya es oficialmente Ximena; una mujer transgénero adulta, que realizó estudios de psicología, sexología, estilismo y modelaje, y quien sigue siendo consejera de muchas, pero ahora de manera profesional.

 

Ximena Dos Santos es una videobloguera que produce cápsulas dirigidas a personas trans con problemas para llevar a cabo sus transiciones o sus vivencias; sobre todo en el caso  de travestis, la población transgénero mas rechazada e incomprendida del espectro trans.

“Soy una mujer plena, orgullosa de ser amiga, asesora de muchas; de poder valorar lo que he vivido, y de poder ayudar a otras personas trans en sus procesos como yo he vivido los míos, como el tener ya el respeto de mi familia, que anteriormente no entendían qué pasaba,  y que ahora me ven y aceptan como Ximena”.

Entrevistada una tarde en la glorieta del Metro Insurgentes, a cinco cuadras del entonces Centro Cultural de la Diversidad Sexual, la activista trans, quien es una de las voces jóvenes de su generación, ve los contrastes entre dos realidades diametralmente opuestas y separadas por una escasa década y media.

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“Hay tantos cambios, ahora podemos salir a cualquier hora del día, entrar a donde queramos, incluso a escuelas, yo pude estudiar como mujer, podemos hacer cosas que antes solo soñábamos dentro de un Centro Cultural, tanta lucha que dieron muchas de las activistas maduras ha dado resultado.

Tal aseveración contrasta con algunas de las críticas de activistas transgénero jóvenes y en algún caso universitarias, de la llamada “generación millenial”, que han buscado un “Dialogo intergeneracional” basado en gran parte con la demanda del retiro de activistas de las generaciones anteriores, a quienes llaman “adultocentricas”.

“Es absurdo, yo siempre he dicho que formamos parte de un movimiento que tiene vínculos y debe respeto a las activistas trans que pasaron antes que nosotras e hicieron la parte de la historia que les tocó. Más que pedirles que se retiren, debemos ver nuevas formas de integración, de valorar esa experiencia, no solo se trata de reconocer a las activistas anteriores a nosotras, se trata de seguir caminando juntas, con su experiencia y nuestras nuevas ideas”.

Ximena Dos Santos tiene esa visión en gran parte por haberse independizado de su familia poco después de salir de la adolescencia, cuando estudio estilismo y trabajó en diversas estéticas de la colonia Roma, consiguiendo los recursos y la independencia para realizar otros estudios en psicología y sexología.

“Madure más rápido, la vida te lo exige así cuando vuelas por ti misma… y aprendes a conocerte mejor».

Consultora y consejera, mujer transgenero, estilista, escort, actriz, videoblogger, bisexual, son algunas de las palabras que definirían a Ximena Dos Santos, quien, para referirse a sí misma solo ocupa una mirada picara, y una sonrisa de satisfacción.

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