Este primero de julio cuando López Obrador cumplió un año de su triunfo electoral y estaba a punto de celebrarlo en el Zócalo, desde Hidalgo, el gobernador Omar Fayad mandó una felicitación al Presidente del país y afirmó que su administración apoyará al Gobierno de México. Me llamó especialmente la atención que el mandatario hidalguense enfatizara que, en aquel día de 2018, «el pueblo de México votó por cambio que inició una nueva etapa política en nuestro país». Las loas del titular del Ejecutivo local hacia la transformación del régimen no son nuevas. Prácticamente desde su primera aparición pública tras la victoria de AMLO, Omar Fayad resaltó la importancia del acontecimiento para la vida pública del país y recordó sus coincidencias con el presidente mexicano. No está de más subrayar los beneficios que ya tiene para la entidad la muy cercana relación entre Fayad y Obrador, y podría decirse que Hidalgo ha sido el destino favorito del Presidente en estos seis primeros meses de gobierno con seis visitas consecutivas. ¿Qué si ambos pertenecen a distintos partidos políticos? Es cierto. Pero es una nueva etapa de la vida pública: si algo nos enseña la relación entre AMLO y Fayad, es que los intereses comunes deslavan las fronteras partidistas. No hay quien pierda en eso. Es una alianza que le conviene a todos y a todas.
