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viernes, julio 26, 2024

Murió el ‘RULFO’ de Pachuca, nuestro querido FÉLIX CASTILLO GARCÍA

PACHUCA — Digo que fue nuestro «Juan Rulfo» porque sus letras están encarnadas en el lenguaje de nuestra ciudad. Félix Castillo García escribía con la memoria de su cuerpo de minero; sus relatos eran la historia de una época, el testimonio de una forma de vivir y de entender el mundo. El famoso «Gato seco» (que sí, era famoso) nos deja un legado cultural tan importante que, más pronto que tarde, su nombre se inscribirá entre los ilustres de Hidalgo.

Castillo García, ante todo, fue minero. A partir de ahí, construyó su obra. Primero, fue animado por el gestor cultural Arturo Herrera Cabañas a escribir sus historias. Se cuenta que el «Gato seco» encantaba a quienes laboraban en el Archivo Histórico del Estado de Hidalgo con sus relatos de humor y tragedia. Pronto, estas memorias se convirtieron en palabras, impresas en dos grandes obras literarias: «Un infierno bonito» y «Personajes de barrio». Al igual que Juan Rulfo, a Don Félix le bastó una gesta mínima para conquistar las letras locales. Nadie escribió con él, con esa frescura, con esa veracidad, con esa voz. Ningún escritor hidalguense fraguó el lenguaje popular en una narrativa exquisita; algo que muchos no logramos ni devorando diccionarios de retórica y libros de estilismo, a él no le costó más que descansar los dedos sobre el teclado para, entonces, evocar.

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Luego, se hizo locutor; y nunca antes mejor dicho que «se hizo» pues construyó una popularidad irrepetible a partir de su talento, su carisma y, claro, sus historias. En colaboración con Tania Meza, impulsó las «Leyendas hidalguenses», mítica sección de su programa «Desde el Real y minas de Pachuca». Los cuentos de diablos, aparecidos y fantasmas que por años formaron el imaginario minero, asaltaron las tardes del pueblo pachuqueño en voz del Gato seco y su colaboradora. A pesar de que esas legendarias narraciones dejaron de producirse hace casi veinte años, en las calles de la ciudad seguían reconociendo a Félix Castillo: «¿Es usted el del radio, el de las leyendas?», le reconocían a diario, por donde fuera, sobre todo, en los barrios «altos» donde siempre vivió.

Por eso nos duele mucho su partida. La silicosis, enfermedad que persiguió a todo aquel que desgastó su juventud adentro de una mina, apagó su linterna. Pero resta su luz entre quienes lo conocimos, así, alegre como el que más; ingenioso, alpinista, rey del albur, maestro de la palabra, padre, abuelo, amigo amable y americanista de hueso colorado. Le sobrevive su descendencia y familiares. Pero también quienes lo extrañaremos, por mucho o poco tiempo que le hayamos conocido; quienes siempre recordaremos que Hidalgo tiene una deuda con él y que un día, el pueblo habrá de saldarla inscribiendo su nombre en la historia.

Luis Rodríguez Ángeles
Luis Rodríguez Ángeleshttp://wixorodriguez.com/
Periodista y escritor. Premio Nacional de Periodismo en derechos humanos "Gilberto Rincón Gallardo" 2009. Doctorante en Investigación y Creación Literaria por Casa Lamm.

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